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Génesis - Capítulo 19:1 - 28

Publicado en Genesis

Nuestro autobús bíblico continúa hoy su recorrido por el libro de Génesis, y llegamos al capítulo 19. Tenemos aquí en este capítulo un marcado contraste en relación con el capítulo anterior. Encontramos aquí lo que podemos llamar una muestra de una vida cristiana arruinada. Encontramos también que los ángeles visitan a Lot y le amonestan a escaparse. Lot sale de Sodoma con su esposa y sus hijas, y luego las ciudades son destruidas. Luego, este capítulo nos cuenta del terrible pecado de Lot. Vamos leer hoy los versículos 1 al 3 del capítulo 19 de Génesis.

1Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo, 2y dijo: Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies; y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la calle nos quedaremos esta noche. 3Mas él porfió con ellos mucho, y fueron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció panes sin levadura, y comieron.  (Gén. 19:1-3)

Ahora, no olvidemos que este hombre Lot es un hombre justo. Parece increíble. Si sólo tuviéramos este relato, no creeríamos que fuera justo. El Apóstol Pedro, en su segunda carta, capítulo 2, versículos 7 y 8, nos habla de Lot y nos dice: Y libró – esto es, Dios – al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos).

Lot vivía en Sodoma pero realmente nunca fue feliz allí. Porque realmente fue un día trágico para Lot cuando se fue a vivir a Sodoma. Perdió a su familia. El hecho es que al observar el cuadro completo, notamos que perdió a todos. Fue una tragedia de veras.

Ahora, hay muchos hombres hoy en día que pueden ser salvos, pero por su vida y por donde van, y cómo viven, pierden a sus familiares. Tal hombre pierde su influencia y su testimonio ante su familia. Conocemos a cristianos que han procedido de esta forma. Un Pastor que conversaba en una ocasión con un joven, hijo de uno de los líderes de una iglesia, contaba que el joven le dijo que sólo esperaba que muriera su padre, para renunciar a todo. Que creía que todo era falso; dijo que sólo veía mucha hipocresía en la vida cristiana. Y procedió a revelar la vida de su hogar. ¡Qué falso debió haber sido su padre! Y por esa actitud, perdió a su hijo. Y perdió también su influencia en otros lugares. Por supuesto que este hombre todavía es cristiano; estamos seguros que confía en Cristo. Sin embargo, su vida fue algo falsa, de acuerdo con las declaraciones de este joven. Bueno, así le ocurrió al pobre Lot. Perdió su influencia, perdió su testimonio.

Ahora, estos hombres que llegaron a visitarle deben haber tenido los pies sucios después de caminar desde el valle de Mamre hasta Sodoma calzados solamente con sandalias. Necesitaban lavarse los pies. Pero, de nuevo es conveniente que recordemos la costumbre de aquel día, que era practicada por quienes extendían su hospitalidad a los extranjeros.

Fíjese usted que Lot se sentaba a la puerta de Sodoma. No podemos dejar de mencionar el hecho de que los que se sentaban a la puerta de una ciudad servían como jueces. Lot, pues, no sólo se fue a vivir a Sodoma, sino que también se metió en la política, y aquí lo vemos como un juez insignificante sentado a la puerta. Pero es un hombre hospitalario. Cuando llegaron los extranjeros, les convidó a su casa, y ellos entraron. Al principio, sin embargo, estaban algo reacios, reticentes a entrar. Pensaban mejor quedarse afuera para no incomodar a Lot. Por supuesto que hicieron esto a propósito.

Ahora, estos hombres disfrutan de otra comida. Comieron una con Abraham, y ahora comen otra con Lot.  Pero, notemos que antes de comer, sacaron a la luz un hecho cierto.  Habían dicho

que podrían quedarse en la calle, y dormir en la plaza, por decirlo así. Por tanto, Lot tuvo que decirles que no les sería posible hacer eso. En Sodoma, no. Sería demasiado peligroso. La vida de ellos no estaría segura si hicieran tal cosa.

Amigo oyente, muchas de nuestras grandes ciudades debieran cambiar su nombre por el de Sodoma. No se podría estar seguro si se durmiera en la calle. La verdad es que en muchas de nuestras ciudades, no hay seguridad ni siquiera para salir a la calle de noche. Muchas mujeres viven solas, y, en muchos casos, no asisten a un culto de noche por el peligro que eso representa. Trancan las puertas de noche, y no las abren hasta la mañana siguiente. Estamos en los días de Sodoma y Gomorra de nuevo, y es casi por la misma razón. Pues bien, estos hombres que habían llegado a la casa de Lot sacaron todo esto a luz en su conversación con él. Veamos ahora, la baja condición moral de Sodoma. Vamos a leer los versículos 4 y 5 de este capítulo 19 de Génesis, que dicen:

4Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. 5Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos.  (Gén. 19:4-5)

Esta es una escena verdaderamente sucia. Revela la degradación de esta ciudad de Sodoma. El nombre que se ha puesto a este pecado desde aquel día hasta hoy, es la sodomía. Ni siquiera habían hecho un intento de tener una iglesia para esta gente en la ciudad de Sodoma, donde se les predicara que eran buenos a pesar de que practicaban ese pecado. Amigo oyente, es conveniente enfatizar aquí que la Palabra de Dios es muy específica contra este pecado, y no puede modificarlo.  Es un pecado terrible, abominable ante los ojos de Dios.

Estamos seguros de que cuando Lot, primero se fue a la ciudad de Sodoma, no se dio cuenta de la clase de ciudad que era. Al llegar allí, encontró que la perversión era la práctica del día. Y crió a sus hijos en ese ambiente. Usted recordará que miró hacia Sodoma, y plantó su tienda hacia Sodoma.   Lo que vio allá fue las calles bonitas, las avenidas, las plazas, los edificios

públicos y la gente por fuera, pero no vio lo que ellos realmente eran.  Ahora, el pecado de esta ciudad es tan grande que Dios va a juzgar a esa ciudad. Dios va a destruir la ciudad.

Tracemos ahora una línea bien definida aquí. Se está observando un cambio drástico de actitud hacia el pecado en nuestros días. Aquello que antes censurábamos y condenábamos como malo y pecaminoso, el hombre de hoy lo mira con indiferencia, y hasta lo acepta, y lo incorpora a su forma de vida como algo natural y perfectamente normal. Lo peor es que aun dentro de la iglesia del Señor se nota esta tendencia. La iglesia de hoy, en muchos casos, ha rebajado tanto sus conceptos que hasta da lástima. Hace algún tiempo, la prensa informó que en el sur del estado de California en los Estados Unidos, se había constituido una iglesia compuesta por homosexuales, incluyendo al pastor, y todos ellos lo admiten abierta y desvergonzadamente.

Amigo oyente, la lección de Sodoma y Gomorra es una lección para esta generación. Dios no acepta ese tipo de iglesia. Parece que el concepto de hoy es que uno puede llegar a ser hijo de Dios y a la vez, continuar en el pecado. Dios dice que eso es imposible. No se puede hacer eso de ninguna manera; y esta ciudad de Sodoma es un ejemplo de eso, de que no se puede perseverar en el pecado. El apóstol Pablo, en el capítulo 6 de su epístola a los Romanos, versículos 1 y 2, hace esta pregunta: ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? Y la respuesta tajante es: En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?

Pablo dice que es ¡imposible! El concepto de hoy, de que uno puede ser  cristiano  y perseverar en el pecado, es una tremenda equivocación. No se puede hacer burla del pecado como estos hombres lo hacen. Eso es lo que hacían en Sodoma y Gomorra, y Dios destruyó a aquellas ciudades. No piense usted, amigo oyente, que ese es un concepto primitivo de Dios, y que tenemos un mejor concepto de Dios hoy día, porque después de todo, Jesús acogió a los pecadores. Claro que lo hizo, y Jesús acoge todavía al pecador, es cierto, pero cuando acaba con el pecador, cuando acaba Su obra en él, lo ha cambiado, lo ha transformado totalmente. La ramera que llegó a Jesús fue cambiada. Ya no fue más ramera. Cuando llegó a Dios, cambió su vida, la transformó de una manera total y radical.  Y eso es lo que sucedió a otros que llegaron a Jesús.  El publicano se llegó a Jesús, se levantó del banco de los públicos tributos, dejó su vida deshonesta y siguió a Jesús.

Amigo oyente, si usted viene a Jesús en este día para recibir el perdón, también usted será profunda y totalmente transformado. El pecado todavía es pecado. Reconocemos que recibiremos cartas de personas que quizá tratarán de explicarnos que estamos viviendo en un día nuevo y que debemos despertarnos. Amigo oyente, no importa lo que diga esta generación. Estamos viviendo en un día nuevo, es cierto, pero sucede que es Sodoma y Gomorra de nuevo. Leamos ahora los versículos 6 y 7 de este capítulo 19 de Génesis:

6Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí, 7y dijo: Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad.  (Gén. 19:6-7)

Los hombres de Sodoma estaban afuera, pidiendo que se les entregara estas visitas. Y Lot llama a esto, maldad. Fíjese usted en la manera en que él lo mira. Ha vivido allí por largo tiempo, y no le parecía que esto fuera una nueva moralidad. Simplemente era pecado. Ahora, el versículo 8 dice:

8He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere; solamente que a estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado.  (Gén. 19:8)

Cuando un hombre hospedaba a una visita en aquel día, era responsable de aquella visita. Y aquí Lot está dispuesto a hacer este tipo de sacrificio, con tal de proteger a sus visitas. Note usted ahora, la respuesta de aquellos hombres. Leamos los versículos 9 al 11:

9Y ellos respondieron: Quita allá; y añadieron: Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que a ellos. Y hacían gran violencia al varón, a Lot, y se acercaron para romper la puerta. 10Entonces los varones alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la puerta. 11Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta.  (Gén. 19:9-11)

Si no hubieran hecho esto estos varones, los otros hubieran destruido a Lot. Continuemos la lectura ahora con el versículo 12 y leamos hasta el versículo 14 de este capítulo 19 de Génesis:

12Y dijeron los varones a Lot: ¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de este lugar; 13porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para destruirlo. 14Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir  esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba.  (Gén. 19:12-14)

Lot se encuentra aquí en una situación bastante crítica. Había pasado años en la ciudad de Sodoma. Había aprendido a tolerar este tipo de cosa aunque lo llamaba maldad. Vio crecer a sus hijos e hijas, y al parecer ellos se casaron con los de aquella ciudad. Ahora, cuando Lot recibió esta amonestación del Señor, de que saliera de la ciudad, se acerca a sus yernos y les dice: “Vámonos de aquí. Dios destruirá la ciudad”. Ellos, simplemente se ríen de él, y se mofan. Es probable que ellos se habían dado cuenta que solamente una semana antes, Lot había invertido en la propiedad raíz en la ciudad de Sodoma. Ellos dijeron: “Te conocemos, Lot. Estás demasiado prendado de la ciudad de Sodoma. Este es tu hogar y tú has aplaudido, y has aprobado estas cosas”. Porque, note usted que este hombre estaba fuera de la voluntad de Dios en este lugar, y por eso, no tuvo ningún testimonio efectivo para Dios. No ganó a nadie en esta ciudad. Amigo oyente, cuando se desciende hasta el nivel de los hombres de este mundo, no se puede ganar a nadie tampoco hoy en día. Y creemos que eso es muy notable en esta hora en la cual vivimos.

Ahora, puede ser que algunos de nosotros nos inclinemos a estar de acuerdo con Abraham, y pensar que este hombre Lot no era salvo. Pero, ya aprendimos que el Apóstol Pedro en su segunda carta, nos dice que Lot era un hombre justo. Por eso decimos que nunca disfrutó realmente de la vida allá en Sodoma. Ahora, él va a salir de la ciudad, y a las únicas que él puede

convencer para que se vayan con él, son su esposa y las dos hijas solteras.  Leamos ahora los versículos 15 y 16 de este capítulo 19 del libro de Génesis:

15Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. 16Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad.  (Gén. 19:15-16)

Podemos ver aquí que hay un hombre que es un hombre de Dios. Ahora, por la evidencia que encontramos en el libro de Génesis, pudiéramos llegar a la conclusión de que no era un hombre de Dios. Pero, el Apóstol Pedro lo llama un hombre justo. Llegó a ser justo al seguir a Abraham, al creer a Dios, y al ofrecer a Dios los sacrificios. Ahora, el Señor Dios es misericordioso para con él. Realmente extiende Su misericordia, y le saca de la ciudad. El versículo 17 dice:

17Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.  (Gén. 19:17)

Ahora, notemos que Lot no quería salir. Escuche lo que dicen los versículos 18 al 20 del capítulo 19:

18Pero Lot les dijo: No, yo os ruego, señores míos. 19He aquí ahora ha hallado vuestro siervo gracia en vuestros ojos, y habéis engrandecido vuestra misericordia que habéis hecho conmigo dándome la vida; mas yo no podré escapar al monte, no sea que me alcance el mal, y muera. 20He aquí ahora esta ciudad está cerca para huir allá, la cual es pequeña; dejadme escapar ahora allá (¿no es ella pequeña?), y salvaré mi vida. (Gén. 19:18-20)

Lot iba a salir de la ciudad, pero tenía miedo de no llegar al monte. Por eso, se escapa a un pueblito llamado Zoar. Lot estaba saliendo de Sodoma, pero no quería salir definitivamente. Por eso, todavía se hallará en muchos apuros.

Ahora, Dios destruyó la ciudad de Sodoma. La historia sigue contándonos dos cosas aquí. Una de esas cosas tiene que ver con la esposa de Lot; y la otra, con respecto a sus dos hijas. Su esposa miró hacia atrás, a espaldas de él y se convirtió en estatua de sal. Opinamos que este incidente ha sido mal entendido. ¿Por qué se volvería y miraría atrás la esposa de Lot? Bueno, creemos que hay dos razones. Se volvió y miró hacia atrás, en primer lugar, porque no quería salir de Sodoma. Ella amaba a Sodoma. Amaba a Lot también, pero era al Lot de Sodoma a quien ella amaba; no quería salir. Quizá era miembro del club y de otros grupos. Bueno la verdad es que no había club en Sodoma, del cual ella pudiera ser miembro. Pero, amaba aquellas tertulias en las tardes. Había el club religioso también, y al reunirse estudiaban las religiones. Ella estaba bien metida en la vida social de Sodoma, amigo oyente, y no deseaba salir. Su corazón, pues, se quedó en Sodoma. Su cuerpo salió, verdad, pero dejó allá en Sodoma su corazón.

Y esto contiene una gran lección para nosotros hoy. Oímos decir a muchos cristianos hoy en día que desean que el Señor venga pronto, pero la verdad es que no viven como si le esperaran de veras. Los domingos por la mañana es difícil conseguir que salgan de sus casas cómodas; los domingos por la noche, pues no están dispuestos a salir tampoco, porque aman la televisión y como la tienen a colores, pues no quieren perder los programas. Y hay los programas buenos, y prefieren no ir a la iglesia. Amigo oyente, cuando venga el Señor, vamos a tener que dejar la televisión, la casa linda y cómoda, y todo lo que tenemos. Permítame una pregunta: ¿Le dará dolor a usted dejar todo esto aquí?

Yo mismo tengo que hacerme esta pregunta muchas veces. Claro que no estoy tan ansioso de irme de la tierra, para ser honesto.  Quisiera quedarme.  Tengo a mis amados, mis seres queridos y claro que deseo estar con ellos. Tengo también amigos, y deseo estar con ellos también. Tenemos este programa de estudio bíblico, y deseamos continuar con el estudio. Esperamos que el Señor nos permita quedarnos acá por un tiempo más.  Pero, también es menester darnos cuenta

que cuando nos llame, no debemos tener ninguna cosa aquí en la tierra que nos cause dolor dejar; ni siquiera una. Quizá usted también tiene una casa y podrá decir también: “Me dará igual salir y dejarla”. Bueno, es preciso darse cuenta que es necesario adoptar esta actitud. Pero, la esposa de Lot se volvió y miró hacia atrás.

Ahora, en segundo lugar, la señora de Lot no creyó a Dios. Dios había dicho que debían salir de la ciudad, y no mirar atrás. Lot no miró atrás porque creyó a Dios. Pero, desafortunadamente, la señora de Lot no creyó a Dios. No era creyente, y por eso, no salió de la ciudad de veras, no salió del todo.  Y se convirtió en estatua de sal.

Ahora, no vamos a entrar en los detalles de la historia de las dos hijas de Lot, y el repugnante y degradante pecado que cometieron. Pero, francamente, Lot no ganó mucho al mudarse a la ciudad de Sodoma. Perdió todo menos su propia alma. Amigo oyente, esta es una imagen de muchísimas personas hoy día, que no quieren juzgar el pecado en sus vidas. Son salvos, pero simplemente “así como por fuego”. El Señor ha dicho de una manera muy definida, que cuando los hombres rehusan juzgar el pecado en sus vidas, Dios lo juzgará. Y al parecer, ese fue el caso en la historia de Lot.

Bien, amigo oyente nuestro tiempo ha tocado a su fin en esta oportunidad. Concluiremos nuestro estudio del capítulo 19 de Génesis, en nuestro próximo programa. Recuerde escribirnos solicitando las notas y bosquejos que estamos ofreciendo para que usted pueda continuar este estudio sistemático con nosotros.  Será pues, hasta nuestro próximo programa, es nuestra oración
¡que Dios le bendiga!

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