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Tercer retrato: (P3) Es Él o nadie


Brown no había acabado aún.
-Yeshua dijo que él había venido para cumplir lo que estaba escrito en la Ley en los profetas. Predijo la destrucción del segundo templo. Ningún otro líder judío significativo lo había hecho -continuó diciendo-. Deuteronomio 18 dice que se debe prestar atención al profeta que se levante en cada generación. (Ver Deuteronomio 18:15-22) Yeshua es el último gran profeta que habla en Israel. Trae su palabra profética: El templo va a ser destruido, pero el cumplimiento de lo que está en las Escrituras apunta a él.

 -Resumiendo, Yeshua cumplió las profecías esenciales que estaban acotadas a un marco de tiempo definido y que deberían cumplirse antes de que el segundo templo fuera destruido. No se trata de una cuestión especulativa; es un hecho histórico. Y dado que cumplió con las profecías pasadas (venir como nuestro gran sumo sacerdote y hacer la expiación de nuestros pecados) podemos estar seguros de que cumplirá las profecías futuras, gobernando como rey mundial y trayendo paz a la tierra.

-En realidad, él ya reina y gobierna como rey sobre las vidas de incontables decenas de millones de personas de toda nación debajo del sol. Y ellos le han prometido su completa lealtad y fidelidad. Su reino es ya mucho más grande y de mayor influencia que el mismo reino de David. Y eso es solo el comienzo; él reinará sobre todos cuando regrese.

-Consideremos esto: Durante más de 1900 años los judíos tradicionales no han tenido un templo en funcionamiento. No ha existido un sacerdocio en funciones, ni sacrificios.

-¿Qué sucedió? Al leer la Torá, o sea los primeros cinco libros de la Biblia, encontramos reiteradas referencias a los sacrificios y ofrendas. (La palabra Torah, que significa «enseñanza, instrucción, ley», puede referirse a la primera división de la Tanakh (el Antiguo Testamento), o bien a la Torah oral, que se compone de todas las tradiciones rabínicas relacionadas con la Torah escrita y con diversos aspectos legales de la vida judía. Las tradiciones fueron en un principio transmitidas oralmente antes de ser escritas. Ver el libro de Michael L. Brown Answering Jewish Objections to Jesus, volumen 1: General and Historical Objections, pp.  255-256) ¿No resulta significativo que Isaías 53 diga que el siervo del Señor será el mismo una ofrenda por el pecado? (Ver Isaías 53:10)

-O Dios nos ha dejado completamente privados del principal sistema de expiación, de un sacerdocio en funciones y de un templo en funcionamiento o, de otro modo, todo lo que hemos estado hablando encontró su cumplimiento en Aquel que vino cuando tenía que venir.

-No hablamos acerca de cosas que Yeshua podría haber organizado. ¿Cómo podría organizar las cosas para volverse el judío más influyente que jamás haya vivido? ¿Qué arreglos se hacen para llevar a cientos de millones de personas a adorar a Dios? ¿Cómo organizar el ser rechazado por el propio pueblo y sin embargo ser aceptado por las naciones? ¿Cómo manejar las cosas para constituirse en el único candidato posible que cumple con las Escrituras, y cómo profetizar el fin de un sistema y luego hacer surgir un nuevo sistema?

-Y aquí encuentro algo fascinante: Existe una tradición rabínica preservada en el Talmud que dice que en el Día de la Expiación hay tres señales que indican que los sacrificios animales ofrecidos por el sumo sacerdote han sido aceptados por Dios y se ha hecho expiación por la nación. (Ver el Talmud de Babilonia, Yoma 39a) En los años en los que las señales resultaran negativas, el pueblo quedaría avergonzado y lloraría, debido a que Dios no había aceptado su sacrificio.

-Luego señala que durante los últimos cuarenta años antes de que el segundo templo sea destruido, estas tres señales resultaron negativas en cada ocasión. (Ibid.) Pensemos en ello: Jesús probablemente fuera crucificado en el año 30 d.C., y el templo fue destruido en el año 70 d.C. Así que desde el tiempo de su muerte al tiempo de la destrucción del templo (un período de cuarenta años) Dios señaló que él ya no aceptaba los sacrificios y ofrendas de los judíos. ¿Por qué?

Su respuesta fue enfática:
-Porque la expiación final se había lle­ vado a cabo a través de Yeshua, tal como él lo había profetizado.
Brown dejó sus palabras flotando. Luego, aparentemente sintió la necesidad de elabo­ rarlas algo más, y dijo:

-Por favor, permítame explicarle de qué manera Yeshua cumplió con el sistema sacrificial judío.

-Sí, por favor, continúe -dije.
- Cuando uno revisa los primeros cinco libros de la Biblia, llamados la Torá Escrita, encuentra varios cientos de referencias a sacrificios animales y ofrendas -señaló Bown-. El concepto fundamental allí es vida por vida, como lo reconocen algunos de los comentarios rabínicos. ¿Por qué es eso tan importante? Obviamente, Dios buscaba transmitirnos algo: que el pecado requería una pena de muerte, y que Dios recibiría un substituto en lugar de la persona culpable. Cuando se mataba un inocente cordero y se derramaba su sangre, eso constituía una lección muy vívida.

-Recordemos que fue preanunciado que el Mesías sería una figura sacerdotal. ¿Qué hace un sacerdote? Se coloca entre la gente y Dios. Entra al lugar santísimo. Por su talla, posición y llamado, hace lo que nadie más puede hacer. Yeshua, como gran sumo sacerdote, ora por nosotros y luego literalmente carga nuestros pecados sobre sus hombros, como lo señala Pedro: «Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados». (1 Pedro 2:24: «El mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados») Toma la culpa,
el castigo y los sufrimientos que todos nosotros merecemos y los lleva él mismo.

-¿Qué sacrificio es lo suficientemente grande como para cubrir el pecado del mundo entero? ¿Quién es lo suficientemente puro? ¿Quién es perfecto por completo? Solo este, el gran Hijo de Dios, que carga el pecado y la culpa del mundo entero sobre sus hombros y muere por nuestros pecados, de manera que ahora nosotros  podamos recibir el perdón  la limpieza y la justicia. Según sabemos  por Juan 1:29, Yeshua fue llamado «el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo».

- Brown había estado sentado al borde de su asiento. Ahora que ha completado su presentación, se reclina hacia atrás.

-Así que sumemos todo -dijo-. Todas esas claves señalan hacia Yeshua y solo hacia Yeshua. Él cumple las profecías de la manera más increíble. Dado que el Mesías tenía que haber venido casi dos mil años atrás, de acuerdo con el testimonio de las escrituras judías, entonces, si Yeshua no es el Mesías, nunca habrá un Mesías. Es demasiado tarde para que algún otro lo sea. Si Yeshua no vino a hacer lo que debía ser hecho durante la primera fase de las cosas, cuando había una fecha límite bien definida, entonces no hay esperanza alguna de que la segunda fase jamás llegue, aquella en la que vendrá en las nubes de gloria para gobernar y reinar.

Se sonrió.
- Tenemos el depósito -me dijo-.Tenemos la entrega inicial. Podemos estar confiados en que él regresará para cumplir con lo que queda. Sin embargo, le señalé a Brown que el término segunda venida no aparecía en las escrituras hebreas.

-Tampoco la palabra trinidad es usada en ninguna parte en toda la Biblia, pero la evidencia está allí, apoyándola -me rebatió-. Las profecías requieren que sucedan ciertos acontecimientos como la expiación y la visita al templo, antes de que otros sucesos, como por ejemplo que el Mesías traiga paz a la tierra, tengan lugar. La primera acción precede a la segunda, y prepara el camino para esta. Primero llega la expiación, luego la paz sobre la tierra.

-¿La idea de la segunda venida no podría ser utilizada por algún falso Mesías que fallara en cuanto a cumplir con todas las profecías?

-Bueno, si Yeshua no hubiera hecho nada por cumplir todas las profecías y hubiera dicho que iba a hacer todo en el futuro, entonces yo estaría de acuerdo. Pero ese no es el caso -dijo Brown-. Él hizo lo que debía hacerse antes del año 70 d.C., así que tenemos confianza en que él hará lo que es necesario hacer en el futuro.

Como Brown lo ha establecido fehacientemente, Jesús, y no ninguna otra figura en toda la historia, se ha ajustado al retrato del Mesías. Es él... o nadie.

-Por eso dedico mi vida a hablarle al pueblo judío, con toda la compasión y exactitud que puedo, acerca de la realidad de Jesús el Mesías -concluyó Brown-. No puedo mantener oculto lo mejor que tiene Dios para los que él ama tanto.

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