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Primer retrato: (P1) El Jesús gnóstico

Los documentos del Nuevo Testamento ofrecen una imagen muy clara de Jesús: él es el Hijo de Dios resucitado, que redimió a la humanidad a través de su muerte expiatoria en la cruz.

 Sin embargo, estos no son los únicos textos de historia antigua. Varios así llamados evangelios gnósticos desenterrados durante el siglo veinte, incluyendo el Evangelio de Tomás, representan a Jesús de un modo muy diferente. No tiene que ver con simplemente añadirle algunas nuevas pinceladas o algo de sombreado al retrato tradicional de Jesús; en lugar de ello, se trata de un lienzo totalmente distinto y de una nueva semblanza.

Aunque dentro del gnosticismo hay diversidad, el erudito en Nuevo Testamento N.T. Wright dice que los gnósticos históricamente han sostenido cuatro ideas básicas en común: el mundo es malo, este surgió como producto de un creador malvado, la salvación consiste en ser rescatado de él, y el rescate viene a través de un conocimiento secreto, o gnosis, en el griego. (Ver el libro de N. T Wright Judas and the Cospel of Jesus, Baker, Grand Rapids, 2006, pp.  31-34)

«Lo que se necesita» dice Wright, «es un "revelador" que venga de la esfera del más allá, del mundo espiritual alto y puro, para revelarle a los pocos escogidos el hecho de que tienen dentro de ellos mismos la chispa de la luz, una identidad divina  interior  escondida en lo profundo ...» (lbid., p 33)

Para muchos gnósticos, ese revelador es Jesús de Nazaret que, según su perspectiva, no es el salvador que murió por los pecados del mundo, sino más bien el que imparte una sabiduría secreta que difunde la verdad con respecto a la naturaleza divina que hay dentro de cada uno de nosotros.

El contraste entre el Jesús bíblico y elgnóstico resulta claro y evidente cuando se comparan los Evangelios de Juan y de Tomás.
«Juan dice que podemos experimentar a Dios solo a través de la luz divina encarnada en Jesús,» dice la profesora de religión de Princeton, Elaine Pagels. «Pero ciertos pasajes del Evangelio de Tomás nos conducen a una conclusión muy diferente: que la luz divina del Jesús encarnado es compartida por toda la humanidad, dado que todos fuimos hechos a la imagen de Dios.» (Elaine Pagels, Beyond Belief: The Secret Cospel of  Thomas, Vintage Books, Nueva York,  2004, pp. 40-41)

En tanto que Juan enfatiza la resurrección como evidencia de la divinidad de Jesús, «los escritores gnósticos tienden a visualizar... la resurrección y otros elementos de la historia de Jesús, no como acontecimientos literales e históricos, sino como claves simbólicas para una comprensión "superior'',» dice el escritor religioso Jay Tolson. (Jay Tolson, artículo «In Search of the Real Jesus: The Gospel Truth», U.S. News and World Report, 18 de diciembre de 2006)

Además, la salvación ofrecida en el Evangelio de Tomás entra en conflicto con los relatos bíblicos. Mientras que la Biblia enfatiza que el perdón y la vida eterna están disponibles gratuitamente para cualquiera que los reciba con arrepentimiento y fe, según la perspectiva gnóstica, «una persona tiene que ser digna de recibir la "sabiduría secreta" de Jesús,» dice Ben Witherington III, del Seminario Teológico Asbury. (Ben Witherington III, The Cospel Code, Inter Varsity, Downers Grave, Ill., 2004, p. 101)

Otra vez en contradicción con el Nuevo Testamento, Tomás cita a Jesús diciéndoles a sus discípulos: «Si ustedes ayunan, atraerán el pecado sobre ustedes, y si oran, serán condenados, y si dan limosna, dañaran sus espíritus.»

Y contrariamente a la descripción bíblica de Jesús elevando el estado desvalorizado de la mujer, Tomás lo cita enseñando que «toda mujer que se hace varón entrará al reino de los cielos». (Willis Barnstone y Marvin Meyer, The C1wstic Bible, New Seeds, Boston, 2006, pp.48 y 69)

Canadá ya ha visto el nacimiento de su primera iglesia gnóstica. (Jay Tolson, artículo «In Search of the Real Jesus: The Gospel Truth») En  los  Estados Unidos, «se está dando el crecimiento de un movimiento gnóstico, inconexo y sin organización», según dicen Richard Cimino y Don Lattin en su examen de la espiritualidad norteamericana. (Richard Cimino y Don Lattin, Shopping forFaith, Jossey-Bass, San Francisco, 1998, p. 19)

«El factor gnóstico puede encontrarse en el crecimiento de las enseñanzas y movimientos ocultistas y esotéricos, en los que el acceso a los secretos sobrenaturales está disponible a través de la iniciación individual y de la experiencia, más que a través de textos o doctrinas reveladas públicamente», dicen ellos. (lbid., pp. 19-20)

Entonces, ¿cuál de los retratos de Jesús es el verdadero? ¿Es el unigénito Hijo de Dios, o se trata de «una representación o de la voz de una superalma enviada para  enseñar  a los humanos a descubrir la chispa sagrada que tienen adentro»? (Jay Tolson, artículo «In Search of the Real Jesus: The Gospel Truth») En el mismo corazón de esta controversia está la confiabilidad de los evangelios gnósticos que han sido descubiertos  durante las últimas  seis décadas. ¿Cuentan ellos una historia más fidedigna de Jesús que el Nuevo Testamento?

Para obtener respuestas, volé a Nueva Escocia, Canadá, para entrevistar a un historiador del Nuevo Testamento que es respetado igualmente por los liberales y los conservadores. Craig A. Evans llegó a la Universidad Acadia en 2002, luego de pasar más de veinte años como profesor de la Universidad Trinity Western, donde fundó el Instituto de los Rollos del Mar Muerto. Obtuvo su doctorado en estudios bíblicos en la Universidad Claremont Graduate y ha escrito y editado más de cincuenta libros, entre los que se encuentra Fabricating Jesus: How Modern Scholars Distort the Gospels [Fabricando a Jesús: La manera en que los eruditos modernos distorsionan los evangelios]. (Todas las entrevistas han sido editadas para ceñirse al contenido y resultar más claras y concisas. Entrevistas condensadas del libro de Lee Strobel: The Case for the Real Jesus, Zondervan, Grand Rapids, 2007)

Una evaluación de los documentos antiguos

Le pedí a Evans que expusiera los criterios que utilizan los historiadores para determinar si un texto antiguo es confiable.

-La primera cuestión que se presenta es:
«¿Cuándo fue escrito?» -me dijo-. Si el documento trata acerca de Alejandro Magno, ¿fue escrito durante el transcurso de la vida de los que lo conocieron? Lo mismo con respecto al Nuevo Testamento. Existe una tremenda diferencia entre un evangelio escrito en el año 60 d.C. (unos treinta años luego del ministerio de Jesús) y otro documento escrito en el año 150 d.C.
-Si el Evangelio de Marcos fue escrito alrededor del año 60, entonces fue redactado dentro de los términos de la vida de numerosas personas que pueden haber conocido a Jesús y haberlo escuchado enseñar. Esto ya tiene un efecto correctivo. Pero si el documento fue escrito sesenta, ochenta o cien años después, entonces ya se ha cortado la cadena. Aunque no resulta imposible que un documento escrito mucho tiempo después pueda contener material auténtico, eso presenta muchos más problemas.

-Un segundo tema -continuó diciendo- tiene que ver con la conexión geográfica. Por ejemplo, un documento escrito en el Mediterráneo oriental resulta más prometedor que otro escrito en España o Francia a mitad del segundo siglo.

-Una tercera cuestión tiene que ver con la exactitud cultural del documento, en términos de sus alusiones  a la política y a los acontecimientos contemporáneos. Esto  pone en evidencia a los documentos falsificados que declaran haber sido escritos en una etapa más temprana que aquella en la que realmente fueron redactados. Cuando nos encontramos con un escritor del segundo o tercer siglo que pretende narrar algo de lo que Jesús hizo, a menudo sucede que muestra desconocer los detalles correctos del suceso.

-Luego están las cuestiones referidas  a la motivación. ¿El escritor tiene algún interés particular o personal en el asunto? Cuando consideramos los documentos del Nuevo Testamento, encontramos que siguen una agenda: reafirman que Jesús es al Mesías, el Hijo de Dios. Pero también realizan todo tipo de  afirmaciones  que  pueden  ser  evaluadas.

¿Muestran exactitud cultural? ¿Son fieles a lo que nosotros ya conocemos a partir de otras fuentes históricas? ¿Fueron escritos en un tiempo y lugar que guardaba cierta proximidad con la vida de Jesús? La respuesta es que sí.

-Cuando consideramos otros  evangelios, las respuestas a estas preguntas son casi siempre un no. Fueron escritos en un período posterior; son demasiado tardíos para ser confiables desde un punto de vista histórico. Fueron redactados en otros lugares dentro de contextos extraños y ajenos. Descubrimos inexactitudes en puntos clave. Notamos que derivan de otras fuentes más tempranas. A veces encontramos que lo que se buscaba promover era una filosofía, como la del gnosticismo.

Cristianismo o cristianismos

-Algunos eruditos proponen para estos otros evangelios fechas de origen  muy  tempranas -le dije-. Eso apoya su afirmación de que el cristianismo del primer siglo presentaba una amplia gama de doctrinas diferentes (todas igualmente legítimas) y que el ala ortodoxa, más poderosa, aplastó a los otros movimientos cristianos también válidos. ¿Es verdad que el cristianismo primitivo constituía un crisol fluido de diferentes perspectivas con respecto a Jesús?

-Eso no tiene nada de cierto -afirmó Evans-. Es producto de una agenda moderna; una agenda multicultural y políticamente correcta, motivada por el hecho de mostrar simpatía a los grupos marginales. La cuestión que surge es esta: ¿Qué sucedió realmente durante el primer siglo? ¿Cuáles son los hechos?

Ahí irrumpí yo.
-¿Y cuáles son los hechos?  -pregunté.
- Bueno, el movimiento cristiano primitivo ciertamente tuvo desacuerdos sobre esto y aquello. Pero no se trataba de distintos «cristianismos». No había un cristianismo que creía que Jesús era el Mesías y otro cristianismo que no; un cristianismo que pensaba que él era divino y otro que estaba en desacuerdo con eso; un cristianismo que creía que él había muerto en la cruz en pago por el pecado y otro que se burlaba de ello. Esa es una tontería.

-Sin embargo, notamos que el Nuevo Testamento habla sobre controversias durante el primer siglo -objeté.
-Sí, y el Nuevo Testamento analizó esos desacuerdos con toda franqueza cuando ocurrieron, y son temas como la circuncisión, la cuestión de si los cristianos pueden comer carne sacrificada a los ídolos, tensiones como estos -admitió-. Pero no se trata de cosas como aquellas sobre las que hacen afirmaciones los eruditos. Están  tratando  de introducir de contrabando una comprensión mística, gnóstica de Dios y de la vida cristiana dentro del primer siglo, siendo que los cristianos del primer siglo ni siquiera habían escuchado acerca de estas cosas.

-Entonces el mensaje central del cristia­ nismo afirmaba...
-Que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios, el que cumplió las Escrituras, el que murió en la cruz y de ese modo salvó a la humanidad, el que se levantó de los muertos: esas eran las cuestiones centrales que no estaban sujetas a discusión -me dijo.

La mención hecha por Evans al gnosticismo resulta apta para abrirnos paso a la consideración del texto alternativo más mentado: el Evangelio de Tomás.

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