Imprimir esta página

María: Reina del cielo

Tratar de negar por parte de alguien, diferente a los católicos, que María es la reina del cielo, sería bastante ignorante. De hecho, así lo declara la teología romanista:

  • “Es Reina del Cielo y de la Tierra, gloriosa y digna Reina del Universo, a quien podemos invocar día y noche, no sólo con el dulce nombre de Madre, sino también con el de Reina, como la saludan en el cielo con alegría y amor los ángeles y todos los santos”. (http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=1594)
  • “¡Y Dios la hace Reina del Cielo, y de la tierra también! Allí se esconde el misterio de María como la nueva Arca que nos llevará nuevamente al Palacio, a adorar el Trono del Dios Trino”. http://www.angeldelaguarda.com.ar/la_virgen_maria_reina_del_cielo.htm
  • Reina de los Cielos es un título dado a la Virgen María, la madre de Jesucristo, por los cristianos, sobre todo por la Iglesia Católica Romana, y también, en cierta medida, en la anglicana, luterana y la Iglesia ortodoxa, a los que el título es una consecuencia (en disputa) del Concilio de Éfeso, del siglo V, donde la Virgen María fue proclamada "Theotokos", es decir, "Madre de Dios". (http://es.wikipedia.org/wiki/Reina_de_los_Cielos)

Pero, ¿de dónde tomaron los líderes del catolicismo romano esta teología? ¿Existe algún trasfondo histórico que nos ayude a encontrar el origen de la adoración a la reina del cielo? ¿Podríamos establecer –históricamente– que este culto a esta reina del cielo no es contemporáneo con la iglesia católica y mucho menos tiene que ver con María, madre del Salvador?
Sabemos que lo que llevó a los israelitas a que se cumplieran en ellos todas las maldiciones que aparecen en la Toráh, fue precisamente su incredulidad hacia Dios. Y en esta incredulidad, los israelitas también pecaron por causa de la idolatría. Indudablemente que un verdadero creyente, cree solamente lo que Dios dice y ejecuta. Por eso, cualquiera que se diga creyente o cristiano y no cree en la Palabra de Dios en su totalidad, sino parcialmente, y de acuerdo a la teología que le han enseñado, no puede considerarse un cristiano. Por lo menos, como lo describe la Escritura.
A los católicos romanos se les ha enseñado que el culto a la reina del cielo, María, fue establecido por la teología de Roma, y que es inspiración divina el haberla establecido como reina del cielo. Y aunque no es nuestra intención argumentar la forma como la teología romana ha engañado a millones de personas, sí vale la pena anotar que este título para María –aunque sin base bíblica– fue tomado de una cultura totalmente pagana, maquillada con tinte “espiritual” y entregada como alimento divino a los católicos romanos.
Y es que con el cuento de la tradición sagrada, de sus papas, concilios, etc. han tejido una red tan sofisticada y tupida en la mente de sus adherentes, que además, igualan a María con Cristo:

  • María reina “sobre todos los hombres y los ángeles”, y es quien vence a Satanás:
    • “Si bien todos reinaremos con Cristo, María Santísima participa de Su reinado de una forma singular y preeminente. Esto significa que Dios le ha otorgado Su poder para reinar sobre todos los hombres y los ángeles, y para vencer a Satanás”. (http://www.corazones.org/maria/reina_maria.htm)
  • Cristo no fue suficiente en Su obra salvífica; necesitó de María (CIC – Párrafo 964 – LG [Lumen Gentium] 57).
  • Reina del universo y con su intercesión es la que salva de la muerte las almas de los católicos romanos (CIC – Párrafo 966).
  • Restablece, por encima de Dios, la vida sobrenatural de los hombres (CIC – Párrafo 968).
  • Los católicos romanos le confían a ella todos sus cuidados y peticiones (CIC – Párrafo 2677).
  • La misión de María fue la de salvadora tanto en la tierra como lo es ahora en el cielo. Además, se le invoca con los siguientes títulos:
    • “Por eso la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora” (CIC – Párrafo 969).
  • María “es la imagen y comienzo de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro” (CIC – Párrafo 972 – LG [Lumen Gentium] 68).

Y no contentos con esto, también le dieron el título de reina del cielo y del universo. O sea, que como los mormones, María fue elevada a diosa; de ser finita a ser infinita; de ser una simple mortal a ser un ser como Dios: inmortal, omnipresente, omnisciente, todopoderosa, etc.

Pero, ¿es esto cierto? No. No lo es. ¿Quién es entonces la reina del cielo que se menciona en Jeremías? ¿Cuál es la advertencia que Dios nos hace, precisamente contra el ejército del cielo incluyendo a su reina? ¿Por qué los católicos consideran la reina del cielo, mencionada en Jeremías, como la misma María, madre de Jesús y señora de José? Si Dios, llevó a Israel a la esclavitud por causa de su idolatría, ¿creerán los católicos romanos que se saldrán con la de ellos? Y si Dios, es tan fuerte condenando a Su pueblo escogido en contra de la veneración, adoración o idolatría que practicaban hacia la reina del cielo, ¿creerán los católicos romanos que ellos sí están adorando a la verdadera reina del cielo y que el pueblo de Dios adoraba a otra diosa diferente a María?
Respondamos estas preguntas y aprendamos a entender lo que Dios nos quiere decir.

La reina del cielo en Jeremías
Muchos siglos antes de que se estableciera, por parte de la teología romana, la adoración o veneración hacia la reina del cielo, los israelitas ya veneraban a una reina del cielo, la cual, otras naciones paganas adoraban siglos antes de que se estableciera la nación de Israel. Inclusive, como hacen los católicos romanos con María, le ofrecían incienso, le tributaban culto, se inclinaban ante ella y le ofrecían votos. Cualquier semejanza con la realidad, es simple coincidencia.


Origen verdadero de la Reina del Cielo

  • “La adoración a la Madre y al Hijo se estableció en distintas culturas, y cada uno de ellos tomaron nombres propios de cada región. Entre los Chinos se la llama ‘Shigmoo’ y es representada con un niño en brazos. Los Germanos adoran a la ‘Virgen Hertha’; los Escandinavos a ‘Disa’ y los Etruscos a ‘Nutria’. En la India, adoran a ‘Indrani’ y a su ‘hijo’; los Druidas a la ‘Virgo Panitura’ y los Griegos a ‘Afrodita’ ó ‘Ceres’. También encontramos que los Sumerios adoran a la diosa ‘Nana’, mientras que los antiguos Romanos hacían lo propio con ‘Venus’ ó ‘Fortuna’ la diosa de la fertilidad y a su hijo llamado ‘Júpiter’. Los judíos la conocieron como Astarot ó Reina del Cielo y Baal y en Egipto se los llamó ‘Isis’ y su hijo ‘horus’. En Efeso se la conocía como Diana y se la veneraba como diosa de la virginidad y la maternidad. Se decía de ella, que tenia los poderes generadores de la naturaleza, por lo cual se la representaba con muchos senos. En su cabeza tenia como adorno una torre de Babel y su templo fue una de las 7 maravillas del mundo. En la religión Babilónica, la madre llegó a ser más adorada que el Hijo”. (NOTA: Este párrafo no se editó.)

¿Qué dice el contexto de Jeremías?
NOTA: A menos que se diga lo contrario, las citas son tomadas de la Biblia Dios Habla Hoy.

  • Jeremías 7:18: “Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres preparan la masa para hacer tortas y ofrecerlas a la diosa que llaman Reina del Cielo. Me ofenden, además, ofreciendo vino a dioses extraños”.
    • Lo irónico del versículo anterior, es que reina del cielo, se encuentra en mayúscula. La intención del romanismo en cuanto a resaltar este título para María contrasta con la afirmación de Dios:
      • “Me ofenden, además, ofreciendo vino a dioses extraños”. Si Ud. le ofrece cualquier cosa a la reina del cielo, pensando que es María, pues permítame decirle que antes de que la teología de Roma hubiera inventado este “culto” a esta reina, ya los paganos y el mismo Israel en su paganismo, le había rendido culto a “una reina del cielo”; que no era, obviamente María.
  • Jeremías 44:17: “Al contrario, seguiremos haciendo lo que habíamos decidido hacer. Seguiremos ofreciendo incienso y ofrendas de vino a la diosa Reina del Cielo, como lo hemos hecho hasta ahora y como antes lo hicieron nuestros antepasados y nuestros reyes y jefes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Pues antes teníamos comida en abundancia, nos iba bien y no nos vino ninguna desgracia”.
    • En el contexto de Jeremías 44, “El Señor todopoderoso, el Dios de Israel”, menciona “todas las calamidades que” hizo “caer sobre Jerusalén y las demás ciudades de Judá” (v. 2). Y la razón de estas calamidades las presenta inmediatamente: “por causa de las maldades que cometieron, pues me ofendieron adorando a otros dioses y ofreciéndoles incienso; dioses con los que ni ellos ni ustedes ni sus antepasados tenían nada que ver”. En el contexto de la Escritura, todo aquello que se iguala en adoración, veneración o culto a Dios mismo, Dios lo llama “dios”. Esto incluye, como en el caso del pasaje, un “dios”, o una “diosa” creada por la imaginación de los hombres en las culturas paganas, o cualquier mujer u hombre que el hombre establece como “dios” o “diosa”. Dios, considera esas imágenes hechas por el hombre para inclinarse ante ellas, como “cosa abominable que yo (Dios) aborrezco” (v. 4 – RV60) y como “cosas repugnantes que yo (Dios) detesto” (v. 4). Así, continúa el mensaje de Dios. Pero lo irónico de esto, es lo que sigue sucediendo dentro del catolicismo romano. Hoy como hace más de 2.500 años, afirman: “No haremos caso de ese mensaje que nos has traído de parte del Señor” (v. 16). Y la razón es bien sencilla. Aunque explicada por la misma Palabra, la traigo al contexto actual. El católico romano dice, entre otras cosas:
      • “Pero si la virgencita reina del cielo, me hizo este milagro, ¿por qué no rendirle honor?”.
      • “Estoy plenamente convencido de que la virgen reina del cielo sacó a mi papá del infierno”.
      • “No dejaré de llevarle flores a la virgencita del cielo, porque ha sido muy buena conmigo”.

Ahora sí, comparemos estas afirmaciones con la palabra de Dios:

  • “17 Al contrario, seguiremos haciendo lo que habíamos decidido hacer. Seguiremos ofreciendo incienso y ofrendas de vino a la diosa Reina del Cielo, como lo hemos hecho hasta ahora y como antes lo hicieron nuestros antepasados y nuestros reyes y jefes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Pues antes teníamos comida en abundancia, nos iba bien y no nos vino ninguna desgracia; 18 pero desde que dejamos de ofrecer incienso y ofrendas de vino a la Reina del Cielo, nos falta de todo, y nuestra gente muere de hambre o en la guerra… 19 Y lo seguiremos haciendo”.

En su ignorancia, Ud. podrá decir que esto sucedió hace muchos años y que esto, no tiene nada que ver con las enseñanzas de Roma. Pero si ese es su pensamiento, permita que la Palabra de Dios le amoneste:

  • 1ª Corintios 10:7, 9, 11: “7 Ni seáis idólatras, como algunos de ellos… 9 Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron… 11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”.

¿Cuál es el ejército del cielo?
Indudablemente que esta “reina del cielo” forma parte de lo que en la Escritura se conoce como el “ejército del cielo”; es decir, el sol y la luna y las estrellas; y obviamente María como reina del cielo y del mismo universo. Porque según la teología de Roma, ¿no habita María en el cielo y de paso en el universo el cual contiene el cielo?

  • Deuteronomio 4:19: “Y cuando miren al cielo y vean el sol, la luna, las estrellas y todos los astros, no caigan en la tentación de adorarlos, porque el Señor su Dios creó los astros para todos los pueblos del mundo”.
  • Deuteronomio 17:3: “que hubiere ido y servido a dioses ajenos, y se hubiere inclinado a ellos, ya sea al sol, o a la luna, o a todo el ejército del cielo, lo cual yo he prohibido” (RV-60).
  • Jeremías 8:2: “y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra”(RV-60).
  • Jeremías 19:13: “Las casas de Jerusalén, y las casas de los reyes de Judá, serán como el lugar de Tofet, inmundas, por todas las casas sobre cuyos tejados ofrecieron incienso a todo el ejército del cielo, y vertieron libaciones a dioses ajenos” (RV-60).

CONCLUSIÓN
Aunque traten de decir lo contrario, los católicos romanos no sólo están adorando a una reina del cielo que no es María, sino que al hacerlo, adoran también al ejército del cielo, el cual incluye, desafortunadamente para ellos, a la reina del cielo.
Ud. puede seguir asumiendo la misma posición que le han enseñado los curas; pero en definitiva, no tendrá excusas ante Dios cuando le toque presentarse ante el gran juicio del trono del blanco. ¡¡Es su decisión!!

Leer 12817 veces
Valora este artículo
(3 votos)