"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí..." (Ga. 2:20). Existe en el mundo secular personas que están en contra del Cristianismo y quienes estarían felices si pudieran eliminar todas las exhibiciones públicas de la cruz. Sin embargo todavía se ve en la cima de decenas de miles de templos y en las procesiones religiosas, muy a menudo hechas de oro y hasta llenas de piedras preciosas. Más frecuentemente, sin embargo, la cruz se muestra como joyería popular colgando alrededor del cuello o colgando de las orejas. Uno se pregunta ¿por qué extraño fenómeno esta cruz manchada de sangre, la cual es un áspero símbolo de tormento en la cual Cristo sufrió y murió por nuestros pecados se haya convertido en un objeto tan casual, tan informal y tan incidental?