Estamos viviendo en un tiempo de gran confusión y agitación. Lo único que percibimos a nuestro alrededor es angustia, inquietud y confrontaciones. Asimismo, sólo oímos hablar de guerras, el COVID-19, desastres naturales y plagas. Por muchos años ya, los temas principales eran los narcotraficantes, las guerrillas, los políticos corruptos, la perversión generalizada en nuestros países respectivos, el aborto y la inmoralidad sexual, pero lo que está sucediendo ahora mismo se trata de algo muy diferente. Hoy es imposible conocer la verdad, si prestamos atención a las noticias publicadas por los diferentes medios de comunicación. Por lo tanto, es importante que analicemos todos los aspectos de cualquier información, para decidir por nosotros mismos cuál es la verdad.
Dios es quien pone y depone reyes. La Biblia enseña claramente que es Él, no el hombre, quien designa a los gobernantes para que controlen los negocios de la humanidad. Como dice Romanos 13:1: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”.
“¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas” (Salmo 2:1–3).
Otro hecho al que tenemos que hacerle frente es que hemos perdido la guerra cultural, y que el humanismo ha triunfado. Estados Unidos ahora es una nación que debe estar implorándole a Dios que los libere del juicio destructor. Si el señor Trump es sucedido por otra persona de ideología liberal como Obama, apoyado por un congreso liberal, el giro será rápido e impresionante.