Su educación estuvo bajo el cargo del sacerdote Carlos López Valdez, con quien fue creando una estrecha relación padre-amigo-hijo-amante, a sus once años fue abusada una y otra vez a lo largo de trece años por el sacerdato pederasta Jesús Romero, hasta que el chico descubre que lo que hicieron con él fue un crimen. Ya siendo un adulto padre de familia, decide investigar la ubicación del sacerdote abuzador López para encararlo y saber porqué “le robaron y destruyeron su infancia”.
Las circunstancias del drama del sacerdote Jesús se van hilando con recursos propios del documental interactivo: entrevistas a personajes claves que se involucraron con este caso, como los padres de la víctima, periodistas como Carmen Aristegui, figuras del ámbito académico como Fernando Gonzales, 2 jerarcas de la Iglesia Católica como Jonás Guerrero, poderoso clérigo nombrado obispo de Culiacán, el obispo Marcelino Hernández y el abogado David Peña. Las declaraciones de todos ellos refuerzan el discurso de la realizadora, porque no cabe la menor duda que hay una profunda complicidad entre el Aparato Judicial y el Eclesiástico para seguir protegiendo las conductas delictivas de los sacerdotes.