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Siguen los testimonios de la existencia de Juana

Escrito por  Alexander Cook
Publicado en Juana la Papisa

Como ulterior prueba de la autenticidad de esta historia, está expedita para usted una narración de Thedoricus de Niem (secretario del Papa), “Juan llamado el Inglés, fue una mujer nacida en Mentz, y ella estudió en Atenas vestida como hombre, beneficiándose muy bien de las artes y que viniendo a Roma, leyó allí las ciencias liberales, guardando tan adecuada lectura, que muchos de la mejor clase llegaron a ser sus oyentes; posteriormente con un magnífico consentimiento fue elegida Papa y vivió en esa dignidad dos Años y más; pero soportando más que antes la ociosidad y el placer, no pudo vivir así continentemente como ella hizo en su mezquina y todavía erudita condición.

Entonces yendo un día con la clerecía y el pueblo de Roma en solemne procesión (de acuerdo con la costumbre de aquel tiempo), estando ataviada en el usual ornamento papal, dio a luz su primer hijo engendrado (el padre fue su sirviente), cerca del Templo de la Paz, que se mantiene en pie en la ciudad; como es evidenciado por una vieja imagen de mármol que aún permanece allí hasta este día para denotar el asunto en una figura. Y por consiguiente, esto es el porqué, cuando los papas van desde el Vaticano a San Juan Laterano, retroceden; ellos no van directo hacia por la vía directa, sino por otras calles, más allá, por los alrededores y así hacen su jornada más larga

Nada relataré de lo que Petrarca, Bocaccio, Lucidus y nuestro compatriota Hidgen dicen al respecto, puesto que nadie hay tan obstinado, sino que confiese que todos ellos han escrito de lo mismo, pero solamente una pequeña muestra sobre el asunto, escribió John Paris, quien vivió por el año 1280 y quien fue leído públicamente en la Universidad de Paris con gran mérito y elogio, igualmente que en divinidad y humanismo, demostró como algunas veces un hombre puede legalmente disputar y sentirse molesto con el Papa, y respecto a su persona nota, que puede ser considerado como incapaz, Ut si esset fwmina, vel h&reticus, sicut fuerunt aliqui qui ob hoc non enumerantur in Catalogo Paparum. “Como por ejemplo, (dice él) si él demuestra que una mujer o un hereje, como algunos han hecho, a este respecto, no sean contados en el Catálogo de los Papas."

Desprestigiando al Arzobispo Martín Polonio.

Que un infinito número de testigos puedo yo inferir para verificar esta historia y cuyos testimonios son desde luego siempre tan claros, que aún los romanistas, los opositores de la verdad cavilarán en esto. Debido a que Martinus Polonus, escribió la verdad respecto a la Papa Juana (por ninguna otra razón que yo pueda hallar), ellos lo llaman simple, hombre ignorante, dado a la vanidad, solo famoso por las fábulas, por esto es que Bernartius lo censura. Vean las temeridades de nuestra ulterior generación de papistas; pues Polonus fue un Arzobispo, y Plenipotenciario del Papa; fue un erudito en las Santas Escrituras, y no un ignorante del conocimiento secular; fue en quien Platina confió mucho en materia de historia, y lo aplaudió como un hombre de buena vida y conversación. Fue un hombre a quien el autor del Fasciculus Temporum y Jacobus Bergomensis, dos buenos historiadores, confesaron que lo seguían especialmente; y aún él es abusado con inmerecidos títulos de ignorancia por hablar la verdad.

Citan personajes sin nombre como evidencia. Sus contradicciones. Manoseando las evidencias.

De las premisas consideradas, uno pensaría que no son necesarias otras citas para probar más allá una materia tan notoria, sin embargo, puesto que tenemos tal abundancia de testimonios, no será requisito insertar algunos más que puedan cerrar por siempre las bocas de los objetantes y opositores de la verdad. Primeramente, Marianus Scotus, nacido en el año 1028, un hombre de estimación cuando vivía, y muerto fue incluido como Santo, que fue calificado por Baronius como Novilis Chronographus, un digno cronologista; en su crónica nosotros leemos, Leo Papa obiit Kalend. Augusti, buic successit Joanna mulier, An. 2. Mems. 5. Dieb.4., esto es, “Leo el Papa: murió en el calendario de Agosto, después le sucedió Juana la Mujer, quien se sentó dos años, cinco meses y cuatro días." Bellarmine sin aportar testigos contradice esto diciendo, que él publicó su Krantis Metropolis en Colonia en el año 1574, diciendo, In antiquissimis exemplaribus Mariani Scoti non haberi Johannem Papam feminam; “que en las antiguas copias de Marianus Scotus, no hay mención hecha de la Papa Juana la Mujef" Pero que Bellarmine deba decir esto como testimonio, me hace pensar como es que él fue hombre de algún crédito; por otra parte, no hay razón para que un caballero sin nombre, todo un Señor Anónimo deba ser creído en oposición a las copias impresas, especialmente si estas son verdaderas, a pesar que Bellarmin sentencia por otro lado: Author fine nomine est fine authoritate: “autor sin un nombre es sin crédito.” Y también, Canonus a consilio cujus ne nomem quidem extet facile contemni potest: “Un Canon fuera de un concilio, cuyo nombre no es conocido, puede muy bien ser despreciado.” Pero sabe usted la razón por la cual Bellarmin no lo nombra? Usted puede suponer que no es debido a que ignoraba su nombre, sino porque se trataba de un mediocre asociado, un impresor, un paupérrimo licenciado de la ley, y un hombre de poca reputación, pues él es nombrado en la primera página del libro Jerwinus Calenius Lippiensis: en el que se nota que fue su socio para poner a funcionar una historia que de este resultado, pero que sobre sus desenmascaradas palabras dice esto: Quw hic Author de Johanne fwmina refert in odium Romanorum Pontificum conficta fuisse ab illos quos ipse deceptus sequitur ut alios omittamus quos Onuphius in Platinam scribens recenset, testantur Marianus Scotus et Sigibertus, quorum quw supersunt M. S. exemplaria frau dem illorum detegunt, qui eorum impressis voluminibus id inseruerunt. “Que esto, que el autor reporta tocante a la Papa Juana no es sino una falsificación atiborrada, ideada para hacer odioso al Papa, para nada decir de pruebas semejantes a las que da Onuphrius en sus Anotaciones sobre Platina, Mertianus, Scotus y Sigibert; dando testimonio que aquellos manuscritos que permanecen registrados, descubren su falsedad que tiene el corte de su mentira, en sus volúmenes impresos;" que Bellarmin y no cualquier otro, se atreva o arriesgue a refrendar, lo contrario, siendo que es directamente confesado por Baronio cuando dice: Las palabras de Sigibert son estas, “El reporte es, que este Juan fue una mujer, y que solamente alguien quien se acostó con ella lo conocía a ese punto, y que cumplidamente, incluso en el tiempo de su papado, dio a luz un niño. Como resultado de esto, algunos no la cuentan entre los papas, y que no hay un Papa Juan con el número que le correspondía a ella.'’" A pesar de esto, los romanistas niegan que hubiera tal cosa en la antigüedad, solo encuentran que algunos miserables socios (como Bernartius nota), que han estado manoseando sus escritos, y que Sigibert nunca lo escribió y que esto es completamente testimoniado por Genebrand. Suplico aquí, que observen a los canonistas (cuando papas alegan a los papas por pruebas) notando que esto es familiaris probatio; lo que significa que puede ser tanto como dice el proverbio, “pregunta mi socio si yo soy un ladrón.” Pero ellos dicen que en el Monasterio de Gembles en Flandes, existe el original de Sigibert; para quienes apetecen esta historia, y para prueba de ello, dicen tener el juramento de Protafius un franciscano, dando el fe que Sigibert vivió allí, donde escribió este libro con sus propias manos, y después vivió como un monumento de su amor. Según ellos está mostrada allí por los monjes esta pieza de excelencia y antigüedad.

Las evidencias las toman como fábula, pero se creen de las más increíbles fábulas religiosas.

Ahora juzgue usted si debe creerse a este despreciable fraile antes que a Trithemius , cuando dice, que Sigibert no vivió allí cuando escribió el libro, pues él escribió este y muchos otros libros en el monasterio de San Vicente, en la ciudad de Metensis.

Que los monjes muestren este libro a los visitantes como obra de Sigibert, es un muy pobre argumento sobre su autoría: Porque he leído de un monje quien anunció que había traído del oriente algunos sonidos de las campanas que colgaban del Templo de Salomón, y que él t podía mostrar, entre otras reliquias algunos cabellos que cayeron del Ángel Seráfico, cuando vino a imprimir las cinco heridas de Cristo en el cuerpo de San Francisco, y habiendo leído de otros í que muestran a los peregrinos que van a Jerusalén las tres piedras angulares que aseguran ellos son las mismas piedras de las cuales habla David en el Salmo 118: 22, diciendo: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo.
Ahora, monjes y papistas fabrican otros casos, tanto que a menudo se engañan ellos mismos porque muchos creen tener lo que no tienen. Numerosos de ellos se persuaden de tener el lienzo en el que fue envuelto Cristo cuando fue sepultado, en el cual según ellos dicen se ve la figura impresa del Cuerpo de Cristo. Otros piensan que tienen los clavos con los cuales Cristo fue crucificado, y de igual manera son engañados por miles con variadas suertes de reliquias.
La Regla: eliminar, cortar y reescribir, lo que les afecta.
Pero concedemos que la historia de la Papa Juana no es encontrada en algunas copias de Sigibert, pero esto no es argumento para decir,que la historia nunca fue escrita por él; probablemente fue omitida por alguno de los que transcribieron su manuscrito, lo que podemos ser inducidos a creer y sobre tan buen fundamento como son las palabras de &lficus, quien se opuso a la Transubstanciación, las mismas que fueron cortadas del fragmento de una Epístola de su autoría, en la Librería de Worcester, como el señor Fox da prueba al parecer.

Así, en esta historia de la Papa Juana cortada de un muy imparcial manuscrito de Ranulfus Cestrencis, el cual es visto en la Biblioteca del New-College, en Oxford: Nosotros no necesitamos maravillarnos de tal injusto procedimiento de los papistas, pues ellos ordenan que, Qua Famw proximorum, et prwsertim Ecclesiasticorum, et Principum detrabunt, corrigentur, atque expurgentur,Que tales cosas deben ser alteradas o removidas, las que tiendan al descrédito de la clerecía;’ acaso no hace el Estado Eclesiástico este toque demasiado rápido? Acaso no aconseja Possevin, que la Nota en John Nevison, la cual hace mención a la Papa Juana debe ser eliminada? Dele (dice él) quia Johannes hac famine Chima ra est, et imposture Calumniatorum; “Bórrenla (testimonia Possevin), porque Juana esta mujer, fue una mera quimera, una falsificación de calumniadores” Niegan las crónicas de Juana. Pero sus falsificaciones las sustentan con un: “asíalgún día", “asíes dicho", etc.

El cardenal Baronio, para promover la prueba que Juana fue una mera ficción, nos haría creer que quienes tenían mejor crédito en historia, la mayoría de quienes han escrito sobre ella, no afirman positivamente que había tal Papa mujer, sino que hace su reporte sobre ella con un sic aiunt (así es dicho), o un ut asseritur (como dicen), pero él no trae otra prueba del asunto, entonces teste me ipso (yo mismo me testifico); historia que pudo ir como evidencia entre los Príncipes, pero que sin embargo no era aprobado entre los estudiosos; y por mi parte sin pruebas no creeré nada, ni seré quien permita que el asertor sea especialmente un papista. Porque como Sigismundo el emperador le dijo a Julián, el cardenal legado en el Concilio de Basilea, cuando alguien elogióle enaltecidamente, tamen Romanus est (no obstante romano es); sí, pero él es un romano, así puedo decir de cualquier romanista reportando asuntos desconocidos, sí, pero él es un romanista o papista.

Y ahora suplico, suponga que fuere como Baronio testimonia, entonces porque esto no puede ser verdad, si es entregado con un ut asseritur? Pueden objetarse las mentiras y falsos reportes que son traídos al mundo con modos como estos, así algún día, y así es dicho; admito, que muchas mentiras, unas aún más groseras pasan por semejante generalidad de términos. Como por ejemplo Mensay testimonia de la Leyenda papista de oro, que San Patricio, condujo con su báculo todas las bestias venenosas fuera de Irlanda; y que él alcanzó de Dios que ningún hombre irlandés deba soportar la venida del Anticristo; aún cuando el creador del relato, Harpfield Cope, confesó que esto era una mentira, y pienso que todos los papistas receptivos conocen esto último; entonces, porque nadie de los cultos clérigos de la Iglesia de Roma no alegan esto para aclarar que el Papa es el Anticristo; los hombres dicen (testimonia Nangiacus, y lo reporta Genebrad), que la gente de Kent (condado inglés NT ), tiene colas como de las bestias, porque sus ancestros se burlaban de Austin el monje que vino a predicar entre ellos; Más aún, esto es creído como verdadero por algunos hasta este día, pero solamente en estos últimos años un hombre de Kent viajando con un Flamenco, fueron obligados a mentir, de forma que el Alemán no iría a la cama hasta que haya satisfecho sus ojos con la verdad o con la falsedad de largo rabo del natural de Kent; que esto es una mentira, no hay nada más evidente, y aún esto es reportado con un “así es dicho ”. Cuando Bonifacio el Mártir fue demandado a decir si era legal usar un Cáliz de Madera en la administración de la Cena del Señor; se dice que él respondió así (testifica Duaren) Olim aurei Sacerdotes lignei vasis, nunc lignei aureis atuntur: “En los tiempos pasados sacerdotes de oro usaron cálices de madera, ahora sacerdotes de madera los usan de Oro.” De la misma manera fue escrito, que Pio II, acostumbraba decir, El Matrimonio con justa razón fue prohibido a los sacerdotes, pero ahora con mayor razón les debe ser otra vez restaurado: pero de tal declaración dicen que nada se pregunte, como acontece que al respecto que un jesuita solo replicó, Que esto fue repudiado por él, y negó que esto fue dicho por él. Que Alexander III pisoteó al Emperador Federico bajo su pie, y ordenó a alguien decir, Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón. Sal. 91:13, esto es reportado con un utfertur(como se reporta), y sin embargo tienen poco que decir, porque ellos mismos convocan la verdad dentro del asunto. Que el alegre cardenal, quien viendo luego de la muerte de Clemente IV, que sus hermanos a pesar de convocar la asistencia del Espíritu Santo no pudieron ponerse de acuerdo sobre la elección de un nuevo Papa, lloró, Domini disco operiamus tectum camerwe hujus,quía Spiritus santus nequit ad nos per tot tecta ingredi. Señores, déjenme sacar la cubierta del techo de esta habitación, porque temo que el Santo Espíritu no puede alcanzarnos a través de tantas tejas. ’ Esto es justamente reportado, sobre la elección de Gregorio, quien hizo los siguientes versos.

Leer 2757 veces Modificado por última vez en Lunes, 10 Diciembre 2018 13:46
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