Dios es quien pone y depone reyes. La Biblia enseña claramente que es Él, no el hombre, quien designa a los gobernantes para que controlen los negocios de la humanidad. Como dice Romanos 13:1: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”.