Conforme la investigación de la Fiscalía, el crimen ocurrió en febrero de 2007 en la casa sacerdotal del municipio de Mistrató, a unos 215 kilómetros al noroeste de la capital colombiana. Los cuerpos de las víctimas fueron incinerados y abandonados en un paraje de Belén de Umbría. Para ello, el religioso contó con la ayuda del sepulturero del pueblo, quien como cómplice también fue condenado a 17 años de cárcel.
El canal local de televisión Caracol, que estuvo en la audiencia pública en la cual se produjo la condena, relató que una vez conocido el fallo en su contra Díaz dijo: "Que me perdonen, que me perdonen, que saben que en mi corazón hay bondad". La Conferencia Episcopal de Colombia se rehúso hacer declaraciones.
Muchos de los crímenes cometidos por los sacerdotes católicos
Qué bueno sería que crímenes como estos hagan reaccionar a las personas que aún continúan dando crédito al catolicismo, dejándose engañar pensando que esta doctrina puede producir algo bueno. Sólo miremos el testimonio de sus líderes, los hechos saltan a la vista.