Así lo reveló un documento llamado: “El pecado de nuestros padres”, fruto de seis meses de investigación, en la que la cadena estatal británica BBC se puso en contacto con 50 antiguos alumnos y les preguntó por sus experiencias en ambos colegios dirigidos por monjes católicos.
En esta indagación se recogieron pruebas contra siete monjes de Fort Augustus, ya cerrado, además de formular acusaciones contra dos directores de los colegios por haber encubierto estos crímenes de lesa humanidad.
Entre las víctimas contactadas figuran cinco hombres que sufrieron abusos sexuales por el padre Aidan Duggan, un monje australiano que daba clases en ambos centros educativos, entre 1953 y 1974.
Gracias al silencio que guardaron los funcionarios de estos centros, Duggan regresó a Australia en 1974 y allí se convirtió en sacerdote de una parroquia de la ciudad australiana de Sydney, donde continuó abusando de los menores, hasta 2004 cuando murió.
El programa también aporta evidencias, según las cuales, Fort Augustus se empleó como lugar al que se enviaba a religiosos que habían confesado haber cometido abusos a menores.
La semana pasada, un sacerdote católico fue acusado por un supuesto abuso sexual infantil cometido durante las décadas de los 70 y 80 en un orfanato de Londres, capital del Reino Unido.
En 25 de febrero de este año en curso, el cardenal católico británico Keith O'Brien presentó su renuncia como arzobispo de St. Andrews y Edimburgo tras haber sido acusado por 4 de sus colegas escoceses ante el Vaticano por “actos impropios”.
Durante las últimas décadas, la Iglesia católica ha visto su imagen seriamente dañada por escándalos relacionados con casos de pederastia; delito que la mayoría de las veces ha quedado oculto bajo el silencio de los arzobispos locales y el mismo Vaticano, y ha causado que la gente pierda su confianza en la iglesia.