Tratar de negar por parte de alguien, diferente a los católicos, que María es la reina del cielo, sería bastante ignorante. De hecho, así lo declara la teología romanista:
El Ex sacerdote católico Alberto Rivera aseguró hasta su muerte en 1997 haber pertenecido a la Orden de los Jesuitas y haber recibido de primera mano los planes de la inmensa conspiración jesuita para instaurar la nueva religión mundial.
El Ex sacerdote católico Alberto Rivera aseguró hasta su muerte en 1997 haber pertenecido a la Orden de los Jesuitas y haber recibido de primera mano los planes de la inmensa conspiración jesuita para instaurar la nueva religión mundial.
El Ex sacerdote católico Alberto Rivera aseguró hasta su muerte en 1997 haber pertenecido a la Orden de los Jesuitas y haber recibido de primera mano los planes de la inmensa conspiración jesuita para instaurar la nueva religión mundial.
"Nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar" Mr.2:22
Probando indiscutiblemente a partir de copias impresas de auténticos manuscritos de los escritores papistas y de otros, que una mujer llamada Juana, fue realmemente Papa de Roma, y fue allí, en una calle abierta, donde alumbró un hijo Bastardo, cuando iba en solemne procesión.
La Iglesia Católica abolió definitivamente el limbo, ese "no lugar" o zona gris ubicada entre el Paraíso y el Infierno, adonde según una tradición teológica difundida durante muchos siglos iban a parar las almas de los niños fallecidos sin bautizar y también de aquellas personas (incluso las de vida virtuosa, como los profetas bíblicos) que habían muerto antes de la resurrección de Cristo.
El Catolicismo Romano ha elevado a los altares a cientos, miles de personas. Pero sobre todas ellas, sobresale una mujer: María. Su rol como “Madre de Dios” ha engrandecido a lo largo de la historia a fieles que han levantado iglesias, catedrales y monumentos en su honra.