Otro hecho al que tenemos que hacerle frente es que hemos perdido la guerra cultural, y que el humanismo ha triunfado. Estados Unidos ahora es una nación que debe estar implorándole a Dios que los libere del juicio destructor. Si el señor Trump es sucedido por otra persona de ideología liberal como Obama, apoyado por un congreso liberal, el giro será rápido e impresionante.
Tomando como modelo esta historia de Judá, podemos sacar algunas conclusiones sobre la forma cómo Dios trata con una nación rebelde a la que ha bendecido en forma tan abundante.
Estudiosos serios de la profecía están convencidos que Estados Unidos es una semblanza profética del antiguo Judá. Recordemos que después de la muerte de Salomón, el reino de David se dividió en dos naciones: Israel y Judá.
Esto nos lleva a lo que hoy se ha convertido en el pasaje más popular para identificar a Estados Unidos en la profecía bíblica. Se encuentra en el capítulo 18 de Apocalipsis el cual habla del gran imperio mundial dominante en los últimos días llamado “Babilonia la Grande”, el que será destruido por Dios un día, en una hora.
Para comenzar pongamos este tópico en perspectiva, citando dos pasajes de la Escritura. El primero es Salmo 33:12 que dice: “Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él escogió como heredad para sí”. El segundo Proverbios 14:34, que declara: “La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones”.