Estas son las palabras de Spencer Burke, en un capítulo en línea a través de internet titulado «Desde el tercer piso hasta el garage», de«Historias de los emergentes», publicadas por Zondervan/Especialidades Juveniles: «Dejé de leer la lista de lectura aprobada por los evangélicos... Y descubrí nuevos autores y nuevas voces en la librería, a Thomas Merton, Henri Nouwen y Santa Teresa de Ávila. Entre más leía, más intrigado me sentía. La espiritualidad contemplativa parecía abrir un entero nuevo camino para mi comprensión y experiencia de Dios».
Dice Thomas Keating en las páginas 18, 21 y 23 de su libro Mente abierta, corazón abierto: «Las disciplinas espirituales, tanto oriental como occidental, se basan en la hipótesis de que hay algo que podemos hacer para iniciar la jornada hacia la unión divina, una vez hemos sido tocados al reconocer que tal estado existe. La oración centrada es una disciplina designada a reducir los obstáculos... escoger una palabra sagrada (para repetir)... Veinte a treinta minutos es el mínimo de tiempo necesario para que la mayoría de personas puedan establecer silencio en su interior».
Dice Leonard Sweet en la página 218 de su libro Espiritualidad cuántica: «Las Nuevas Luces (los emergentes) deben tomar el tiempo, y permitir que el espacio se temporalice, es decir, que lo eterno se convierta en temporal. También deben atreverse y tener la suficiente movilidad para navegar con Jesús... Las Nuevas Luces deben alcanzar las olas espirituales de una Corriente del Golfo».
Cuando Bob Buford reunió el grupo inicial de líderes jóvenes emergentes, uno de los que escogió fue a Doug Pagitt, un joven pastor de la mega Iglesia Wooddale en Minneapolis.