A finales de la década de 1970, poco tiempo después de convertirme en cristiano, estaba visitando a un caballero anciano que había sido cristiano la mayor parte de su vida. Discutíamos sobre la oleada actual que estaba cambiando al cristianismo de manera radical en ese tiempo, la cual era la reintroducción del movimiento de la década de 1940, de la Lluvia Tardía. Nunca olvidaré las palabras que usó este hombre para describir lo que estaba ocurriendo en el cuerpo de Cristo. Me dijo: «El plan de Satanás para engañar al mundo impacta a la iglesia, exactamente como las olas se estrellan contra la playa. Conforme nos aproximemos más y más al retorno de Cristo, esas olas de engaño serán más frecuentes e influirán sobre un número incontable de personas».
Luego hizo esta declaración que quedó grabada en mi mente: «Hay una ola que vendrá antes del retorno de Jesús que barrerá el mundo. Pero antes que esta apostasía final nos impacte, habrá otras oleadas significativas que prepararán el camino para la final».
Ya han transcurrido muchos años y las palabras de este hombre han demostrado ser proféticas y verdaderas. Las olas actuales que nos azotan están condicionando a la iglesia para la apostasía de los últimos días, anticipada por el Señor Jesucristo y el apóstol Pablo: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”(1 Ti. 4:1).
Yo creo que la Iglesia Emergente es una de estas olas de engaño. Sin embargo, sus líderes no lo ven en esta forma. Sweet visualiza estas olas que barren a través de la tierra como un gran tiempo para la humanidad, dice en la página 34 de su libro Tsunami del alma: «Dios está dando a luz el mayor despertar espiritual de la historia de la iglesia, y está llamándole a usted para que sea el partero o partera de este nacimiento. ¿Va usted a comparecer?» Según el señor Sweet, este “despertar espiritual” está impactando a la generación posmoderna y se caracteriza por un anhelo de experiencias. Escribe en la página 420 de su libro: «Un tsunami espiritual ha impactado la cultura posmoderna: La ola se irá levantando sin romperse en las décadas por venir. Y la ola es esta: Que las personas desean ‘conocer’ a Dios. Quieren saber menos acerca de Dios o acerca de religión, pero anhelan conocer a Dios. Las personas desean experimentar ‘el más allá’ en el ‘interior’.
Los posmodernos desean algo más que nuevos productos; quieren nuevas experiencias, especialmente nuevas experiencias de lo divino». En el libro Espiritualidad cuántica escrito por Sweet en 1991, describe su punto de vista de una nueva clase de fe cristiana que cree que se vislumbra en el horizonte. Y dice en las páginas 27 y 29: «Fe no es simplemente la comprensión intelectual, o un acto de intención humana, o seguir algún manual de cómo ser salvo, o aceptar la formulación de ciertas creencias religiosas. Fe no es un asunto de hacer, o incluso de ser, sino la experiencia de llegar a ser. La experiencia es la actividad más fundamental de la fe».
Como verá, un cristianismo basado en las experiencias es la ola de la Iglesia Emergente, y sus líderes están haciendo señas para montarse en ella.
La experiencia sobre la doctrina
En 1992, Leith Anderson, el ex pastor de Doug Pagitt, quien es en la actualidad el presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos, una comunidad que representa a millones de evangélicos, habló de esta nueva Iglesia Emergente del siglo XXI. Su punto de vista finalmente quedó grabado en la roca conforme la Iglesia Emergente ha escogido la experiencia por encima de la doctrina. Anderson revela en la página 21 de su libro Una iglesia para el siglo XXI: «El antiguo paradigma de pensamiento enseñaba, que si usted tenía la enseñanza correcta experimentaría a Dios. El nuevo paradigma dice que si usted experimenta a Dios, tendrá la enseñanza correcta. Esto puede ser perturbador para muchos que suponen que la verdad propuesta siempre debe anteceder y dictar la experiencia religiosa. Esa actitud mental es el producto de la teología sistemática y tiene mucho para contribuir... Sin embargo, la teología bíblica mira la Biblia por un patrón de experiencias seguidas por proposición. La experiencia del Éxodo desde Egipto antecede el registro del Éxodo en la Biblia. Las experiencias de la crucifixión, resurrección y Pentecostés, todas anteceden la declaración propuesta de esos eventos en el Nuevo Testamento. No es tanto que una está correcta y otra equivocada, es más un asunto de la perspectiva que uno toma sobre el toque de Dios y la verdad de Dios».
Anderson está diciendo que la Palabra de Dios todavía se está escribiendo, y que las experiencias hoy pueden dictar lo que es esa Palabra. Esto suena igual a la declaración de Pagitt, cuando dijo que hay que «colocar palabras alrededor de la experiencia de las personas para permitirles encontrar conexiones más profundas en sus vidas».
Cristianismo impulsado por las experiencias
En su libro La Iglesia Emergente, Dan Kimball hace la siguiente observación respecto al mundo en que vivimos y sobre lo que debe hacer la iglesia para alcanzarlo. Explica: «Creo con todo mi corazón que es necesario que tenga lugar esta discusión sobre esta cultura tan cambiante y la Iglesia Emergente. Mientras muchos de nosotros hemos estado preparando sermones y manteniéndonos ocupados con los asuntos internos de nuestras iglesias, algo alarmante ha estado ocurriendo en el exterior. La que fuera en un tiempo una nación cristiana con un punto de vista mundial judeo cristiano, rápidamente se está convirtiendo en una nación poscristiana, que no pertenece a ninguna iglesia y es inalcanzable... Nuevas generaciones están levantándose a nuestro alrededor sin ninguna influencia cristiana. Por lo tanto, debemos replantearnos virtualmente todo lo que estamos haciendo en nuestros ministerios».
Mientras es cierto que el clima espiritual en el mundo occidental ha cambiado radicalmente durante un buen número de años pasados, tal como Kimball ha declarado, debemos preguntarnos: «¿De qué forma tendrá lugar este replanteamiento?» «¿Y si no es con la doctrina bíblica, por qué medios será alcanzada esta era poscristiana?» Kimball cree que la Iglesia Emergente y la experiencia que provee, será el mejor medio para alcanzar a los no regenerados. Uno de los argumentos para promover la Iglesia Emergente en la era posmoderna, es como sigue: Mientras que la era en la que se creó un ambiente o entorno en la que los no creyentes se sentían a gusto y aceptados, tuvo éxito al llevar a Jesús a la generación de los nacidos entre finales de la década de 1940 y mediados de 1960, ese es tiempo pasado. Ahora necesitamos descubrir nuevos métodos innovadores que alcancen a la generación presente para Jesús. Los posmodernos están en busca de experiencias que estimulen sus sentidos. Dicen que la Iglesia Emergente puede proveer esta clase de experiencias.
Jim Wilson, en su libro Iglesia futura, describe el alejamiento del estilo no ofensivo de esos cristianos que querían que los no regenerados se sintieran a gusto y aceptados, hacia una experiencia de tipo místico. Dice en las páginas 38 y 39 de su libro: «En la edad en que los cristianos no querían ofender a nadie, sino hacer que todos se sintieran aceptados, la iglesia trató de que sus servicios fuesen lo más fáciles posibles para quienes asistían por primera vez, prácticos y accesibles, dirigidos a los que no tenían iglesia. En la era posterior a esta, la iglesia del futuro no está preocupada por servicios para atraer a los no regenerados o para entretener a los creyentes, tal como hacen al darle la bienvenida a las personas, creyentes y no creyentes en la presencia de Dios. De manera intencional, ellos no suavizan sus enseñanzas o le ponen freno a la intensidad del servicio para hacerlo más atractivo a los no creyentes». A fin de atraer tanto a creyentes como a incrédulos y llevarlos “ante la presencia de Dios”, los líderes emergentes están promoviendo un número de ideas innovadoras. Kimball dedica una gran porción de su libro La Iglesia Emergente, a estas ideas, algunas de las cuales incluyen lo siguiente:
• Superar el temor de la adoración y enseñanza multisensorial (pág. 127). • Crear un espacio sagrado para adoración clásica (pág. 133). • Esperar lo espiritual (pág. 143). • Crear reuniones de adoración empíricas y multisensoriales (pág. 155).
Note los términos «multisensorial», «espacio sagrado» y «adoración clásica». Pero... ¿Qué significa exactamente todo esto y hacia dónde se dirige esta adoración basada en las experiencias?
Fe antigua y futura
Una de las frases comunes que circula entre los proponentes de la Iglesia Emergente, es un concepto llamado «cristianismo clásico». Al decir «clásico», ellos se refieren a que el cristianismo debe incorporar una espiritualidad tomada del pasado, para que llegue a ser más efectivo. Según este punto de vista, las experiencias místicas practicadas hace siglos atraerán a la generación posmoderna.
Dan Kimball cree que la adoración debe desempeñar un papel importante en este cristianismo clásico. Al discutir la adoración, explica en la página 116 de su libro: «Debemos regresar a los acercamientos sin restricciones para adorar y enseñar, así cuando nos reunamos no habrá duda que nos encontramos en la presencia de un Dios Santo. Creo que ambos, tanto creyentes como no regenerados en esta cultura emergente, están hambrientos por esto. No se trata de habilidad apologética, o cuidadosa predicación exegética y expositiva, o de grandes orquestas en la adoración... Las generaciones emergentes anhelan tener la experiencia de Dios en la adoración».
Rob Redman, autor del libro El gran despertar espiritual en la adoración,está de acuerdo con Kimball. Dice en la página 129, que ha notado que las iglesias que proveen una forma litúrgica clásica de adoración están atrayendo a la generación posmoderna. Redman declara que como resultado de este renovado interés en la adoración litúrgica, ya está en camino «un despertar espiritual en la adoración», y los servicios de adoración protestantes están comenzando a incorporar prácticas litúrgicas de adoración. Declara en la página 197: «Un enfoque común al despertar espiritual en la adoración entre las iglesias protestantes, es crear un servicio combinado, mezclando elementos litúrgicos y estilos musicales viejos y nuevos».
Un artículo escrito por Julie B. Sevig, en la publicación The Lutheran de septiembre de 2001, que se titula «Antiguo nuevo», respalda además la idea de que los posmodernos buscan una experiencia sensual de adoración. Dice en un aparte: «Los posmodernos prefieren encontrar a Cristo usando todos sus sentidos. Esto es parte de la atracción de la liturgia clásica, o adoración contemplativa: el incienso y las velas, el hacerse la señal de la cruz, gustar y oler el pan y el vino, tocar los iconos y ser ungido con aceite».
Sevig declara que Leonard Sweet, dice así en su libro Tsunami del alma: «Los posmodernos anhelan un Dios que puedan sentir, gustar, tocar, oír y oler; una completa inmersión sensorial de lo divino».
Sevig cita de una entrevista con Karen Ward, una líder emergente, quien describe así el estilo de adoración que ha abrazado la Iglesia Emergente: «Los evangélicos están usando tradiciones de todas las iglesias litúrgicas: ortodoxa, luterana, católica... Aunque tienen experiencias limitadas al usar estos nuevos símbolos recuperados, rituales y tradiciones, ellos están infundiéndolos con vitalidad, espíritu y vida, lo cual está tocando a las personas».
En realidad cuando se refieren a lo antiguo futuro, están diciendo que necesitamos volver a adoptar prácticas antiguas, pero no tan remotas como las que enseñan Jesús y los discípulos en la Biblia. Dicen que sólo tenemos que mirar retrospectivamente al catolicismo y a los monjes y místicos de los primeros siglos.
El impacto de las imágenes
La Biblia dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”(Ro. 10:17). Pero no es así en la Iglesia Emergente. La fe es por ver imágenes, tocar iconos, oler incienso, y escuchar salmodias y rezos litúrgicos; luego sigue la “palabra”. En la página 18 de su libro Los peregrinos posmodernos, Leonard Sweet le llama la cultura «EPIC, que quiere decir: Experiencia, Participación, Imágenes, Conectadas». Las imágenes de Jesús colgando sobre la cruz son muy comunes. Asimismo los iconos de María y el niño Jesús.
Un artículo escrito por Chuck Fromm, el editor de Worship Leader Magazine, en su edición de febrero de 2005, titulado «El impacto de las imágenes», provee interesante información de trasfondo con relación al significado de las imágenes para nuestra generación presente. Dice:«Nosotros ahora estamos viviendo en un mundo ‘posterior a la Pasión de Cristo’. El éxito extraordinario de la película de Mel Gibson que marcó un acontecimiento histórico, y la controversia que la rodeó, hace hincapié en términos claros, en la forma cómo moldean las imágenes nuestra conciencia cultural. La implicación para la iglesia y su servicio de adoración, ha sido tanto profunda como ambigua». Mientras las imágenes vívidas de Mel Gibson bien pudieron tener efectos en las emociones, yo me pregunto: «¿Hasta qué punto es efectivo ver descripciones gráficas e imágenes en el cambio del corazón humano?» Además, mientras la Iglesia Emergente y muchos autores cristianos promueven el punto de vista de que los encuentros místicos y el involucramiento de los sentidos son una herramienta más efectiva para el evangelismo, la Escritura no lo respalda, sin embargo estas ideas podemos encontrarlas en la tradición de la iglesia, tal como declara Fromm en su artículo: «En muchas formas, la iglesia está buscando un camino de regreso a sus tradiciones más antiguas y más sagradas: esas en las cuales están completamente involucrados todos los sentidos en el acto de adoración, desde el incienso y campanas, hasta los iconos y las vestiduras». Aparentemente, la justificación para el retorno a estas “prácticas tradicionales antiguas” se basa en la idea de que nuestra generación actual está en busca de tales experiencias. Fromm declara: «El poder de la palabra predicada se aumenta y ocasionalmente es sobrepasado por el impacto de lo visual. La primacía de la música es una expresión esencial de adoración que está siendo puesta en tela de juicio por congregaciones que anhelan formas más directas de involucramiento».
Cuán trágico es que la Biblia esté siendo reemplazada por una espiritualidad sensual, lo cual significa que millones de almas perdidas no tendrán la oportunidad de escuchar la Palabra de Dios aunque piensen que están recibiendo la verdad porque se sienten bien.
Sin escuchar la Palabra de Dios es imposible tener fe: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”(Ro. 10:13-17).
Adoración antigua y futura
Dice Dan Kimball en la página 136 de su libro La Iglesia Emergente: «En la cultura emergente la oscuridad representa espiritualidad. Vemos esto en los templos budistas, al igual que en las iglesias católicas y ortodoxas. La oscuridad transmite la idea de que algo serio está ocurriendo».
El 12 de octubre de 1998, en Glorieta, Nuevo México, se reunieron más de 500 líderes jóvenes en lo que se llamó El Foro Nacional de Revaluación. El objetivo fue entrenar y escuchar a «líderes de la Iglesia Emergente del nuevo milenio». Un artículo de la Red de Líderes Jóvenes sobre el evento, lo describió como un tiempo «para discutirlo todo, desde restaurar las artes en la iglesia», hasta dialogar respecto a«adoración, el uso de los relatos y lo místico, y los aspectos empíricos de la fe». Los conferencistas plenarios incluían a Stanley Grenz, Leonard Sweet, Brian McLaren y Sally Morgenthaler. Según el artículo, Sweet le dijo al grupo: «El reto principal en esta transición posmoderna son las herramientas de navegación».
A lo largo de los años, desde la reunión de 1998 en Nuevo México, la Iglesia Emergente ha definido muchas de esas “herramientas de navegación”, y las ha implementado dentro de la estructura de la adoración emergente. El finado Robert Webber es reconocido por muchos como una de las principales autoridades en la renovación de la adoración. Conducía regularmente seminarios para casi cada una de las principales denominaciones en Norteamérica, a través del Instituto de Estudios de Adoración, el cual fundó en 1995.
Antes de que fuera nombrado en esta posición en el Seminario Teológico Bautista del Norte, Webber enseñó en el Colegio Wheaton por 32 años como profesor de teología. Fue autor de más de cuarenta libros y también fue un contribuyente regular para numerosas revistas y periódicos, incluyendo Worship Leader.
Yo me enteré de la forma de pensar de Webber por primera vez, cuando leí un artículo escrito por él que se titulaba «Se necesita talento antiguo y futuro». En ese artículo declaraba: «Me siento personalmente muy complacido al ver el cambio hacia una recuperación de lo antiguo. Mientras en los cuarenta años pasados se produjeron muy buenos coros, el rechazo de la iglesia contemporánea a los himnos en la adoración, ha producido una fe que tiene dos centímetros y medio de profundidad».
Webber enumeró una serie de cosas que creía que eran necesarias para que los “obreros talentosos” se convirtieran en una parte exitosa de este nuevo movimiento. Algunas de las cosas que enumeró son:
• Redescubrir cómo actúa Dios a través de los símbolos sagrados del agua, pan y vino, aceite y la imposición de manos.
• Redescubrir la naturaleza central de la mesa en la Cena del Señor, el partimiento del pan, comunión y Eucaristía.
• Redescubrir la espiritualidad congregacional mediante la celebración cristiana en Adviento, Navidad, Epifanía, Cuaresma, Semana Santa, Pascua y Pentecostés.
Desafortunadamente, la esperanza de Webber de retornar “a lo antiguo”, no se limita a la reintroducción de grandes himnos del pasado. De hecho, muchas de las prácticas que incluyó en esta llamada adoración “antigua y futura”, no se encuentran en la Biblia
Místicos del pasado
Como sus colegas de la Iglesia Emergente, Robert Webber estaba convencido que el cristianismo necesita ser revisado para este nuevo siglo. Pero a fin de avanzar, debe retroceder a los místicos y aprender de ellos (de ahí los términos «antiguo» y «futuro»). Mientras reconoció que la Biblia es un libro importante para la fe cristiana, también creía que necesitaba ser suplementada con las enseñanzas de místicos espirituales del pasado. Dice en la página 135 de su libro Fe antigua y futura, publicado en 1999: «La fuente principal de lectura espiritual es la Biblia. Pero ahora reconocemos que en nuestro amor por la Escritura debemos atrevernos a no evitar los místicos y los activistas. Es esencial la exposición de la gran literatura devocional de la iglesia. Más y más personas se están volviendo a las grandes obras de los místicos. Richard Foster nos llama para que recuperemos Las Confesiones de Agustín, Bernardo de Clairvaux, Los pasos de la humildad», (etc.).
La lista de libros que recomienda Webber escritos por místicos incluye a Thomas De Kempis, Meister Eckhart, Teresa de Avila, Juan de la Cruz, Tomás de Aquino, Thomas Merton y otros. Tal vez usted no está familiarizado con todos esos nombres, pero todos tienen algo en común: eran místicos católicos. Webber hace la siguiente declaración respecto a ellos: «El sumergirnos en estas grandes obras es permitir que nuestra visión se expanda por un gran tesoro de espiritualidad».
Webber estaba enamorado de los escritos de los místicos católicos y amonesta a sus lectores para que también se aprovechen de ellos. Dice: «El valor de todos estos libros al igual que muchos otros no mencionados, son indispensables para la espiritualidad. Esos que descuidan estas obras, se hacen daño a sí mismos, y quienes las leen, lo hacen para su inspiración y crecimiento personal».
Esta declaración de Webber, de que sin la enseñanza de estos místicos nuestra vida espiritual sufrirá, es bien fuerte. Webber explica que quienes están dispuestos a adherirse a estas enseñanzas antiguas y futuras no tienen que dejar sus propias tradiciones religiosas. Declara en la página 85 de su libro: «Una meta para los evangélicos en el mundo posmoderno es aceptar la diversidad como una realidad histórica, pero buscar la unidad en medio de ella. Esta perspectiva nos permitirá ver a las iglesias católicas, ortodoxas y protestantes como varias formas de ‘la única iglesia verdadera’; todas basadas en la enseñanza y autoridad apostólica, con creencias comunes en la fe, expresadas por el cristianismo ‘clásico’».
Varios de los místicos que Webber enumera son esos que deberíamos estar investigando porque tienen algo más en común, todos ellos tuvieron visiones de una mujer que se les aparecía y que creían que era María, la madre de Jesús. En un libro titulado Santos que vieron a María, el autor Raphael Brown documenta estas visitaciones. Algunos de esos que dicen que vieron a María son: Francisco de Asís (pág. 25), Catalina de Siena (pág. 71), Teresa de Avila (pág. 119), Juan de la Cruz (pág. 126), Ignacio de Loyola (pág. 108) y Bernardo de Clairvaux (pág. 21). ¿Acaso no indica esto hacia dónde posiblemente llevará esta fascinación por los místicos?
Adoración multisensorial
Las imágenes estimulantes que proveen experiencias espirituales son un elemento esencial de la Iglesia Emergente. Mientras muchos están perplejos y se preguntan por qué sus iglesias están apagando las luces en sus santuarios y colocando estaciones especiales para oración con velas, inciensos e iconos, los promotores del movimiento de la Iglesia Emergente dicen que saben exactamente por qué lo están haciendo. Mark Driscoll de la Comunidad del Areópago, ofrece esta explicación en la publicación «Temas de la Iglesia Emergente», en el artículo titulado«El Foro Nacional de Revaluación: La historia de la reunión»: «Todo en el servicio necesita predicar: la arquitectura, las luces, la música, las oraciones, el compañerismo, el olor; todo predica. Todos los cinco sentidos deben participar de la experiencia de Dios». A menudo, las personas que han estado asistiendo a la iglesia toda su vida, encuentran desconcertantes todos estos cambios que sus pastores están implementando, conforme ven cómo las tendencias se apartan de las enseñanzas de la Biblia hacia la estimulación de los sentidos. Dan Kimball cita a un caballero mayor que expresó su preocupación respecto a la implementación de un estilo emergente de adoración mística. Cuenta en la página 127 de su libro La Iglesia Emergente, que el caballero le preguntó: «Dan, ¿por qué usas incienso? No estoy seguro si me gustará caminar a lo largo de esas estaciones de oración con todos esos accesorios, ¿acaso no podemos orar desde nuestros asientos? ¿Por qué ya no predicas únicamente de la Biblia? Yo no me sentí muy confortable cuando tuviste esos momentos de silencio, y está demasiado oscuro allí para mí».
El comentario de este caballero en sus setenta y tantos, es típico de los comentarios que he escuchado de muchos, cuando viajo y hablo en conferencias alrededor de Norteamérica. Pero críticas como esta, no sólo provienen de los ancianos; muchas personas jóvenes están diciendo las mismas cosas. Tanto jóvenes como ancianos están preocupándose conforme ven cómo la adoración mística multisensorial reemplaza la predicación y enseñanza de la Palabra. No obstante, Kimball y muchos otros están convencidos de encontrarse en el sendero correcto, basados en su punto de vista de que la generación emergente desea una experiencia de adoración multisensorial. Por ejemplo, en la página 136 de su libro, en el capítulo titulado«Creando un espacio sagrado para la adoración clásica», Kimball declara: «Una estética no es el fin en sí misma. Pero en nuestra cultura, la cual se está convirtiendo en más multisensorial y menos respetuosa de Dios, tenemos la responsabilidad de prestar atención al espacio en donde nos congregamos regularmente. En la cultura emergente, la oscuridad representa espiritualidad. Vemos esto en los templos budistas, al igual que en las iglesias católicas y ortodoxas. La oscuridad transmite la idea que algo serio está ocurriendo».
Kimball además declara en la página 169: «Cuán irónico es que el regreso a una forma poco refinada y antigua de adoración sea vista ahora como nueva, e incluso vanguardista. Estamos simplemente regresando a la forma clásica de adoración la cual ha estado a nuestro alrededor desde que la iglesia existe». Claro está, esa no es la verdad. No hay evidencia en la Biblia que los discípulos o la iglesia primitiva practicaran una forma “poco refinada”de adoración, especialmente una que necesitara oscuridad para sentirse más espiritual. Si los primeros creyentes se reunieron en la oscuridad, debió haber sido para evitar ser arrestados. Insinuar que ellos estaban pensando en prácticas multisensoriales es un insulto a su valor y devoción a Dios. En ningún lugar de la Biblia encontramos siquiera una referencia a esto.
El laberinto
El laberinto, es una estructura de senderos complejos que está creciendo en popularidad y se usa para la plegaria contemplativa. Los participantes caminan a través de esta estructura hasta que llegan al centro, y luego dan la vuelta hacia afuera. A diferencia de los muchos senderos, el laberinto sólo tiene uno. Usualmente pueden visitarse a lo largo del camino estaciones de oración con velas, iconos, pinturas, etc. El laberinto se originó en las sociedades paganas antiguas. El escenario usual está designado para que la persona que ora practique una especie de meditación, capacitándola para que al llegar al centro del laberinto, sea como si arribara ante la presencia de Dios.
En un artículo en la revista Christianity Today, escrito por Dan Kimball, titulado «Un laberinto de oración», Kimball describe así cuando él y su esposa caminaron a través del laberinto en la Convención Nacional de Pastores: «La plegaria meditativa como la que experimentamos en el laberinto resuena con corazones de generaciones emergentes. Si tuviéramos espacio instalaríamos un laberinto permanente para promover la oración más profunda. Sin embargo, hasta entonces, Graceland continuará incorporando la plegaria experimental y animando a nuestra gente para que se pongan de pie, se queden quietos y oren».
Después que Kimball y su esposa tuvieron la experiencia del laberinto en la convención, hicieron instalar uno temporal en su propia iglesia. Él explica cómo «colgaron obras de arte en las paredes, colocaron cortinas y encendieron velas alrededor de toda la habitación para crear el sentimiento visual de un espacio sagrado». Al describir cómo «más de cien personas» recorrieron el laberinto provisional, Kimball dijo: «Fue un gozo ver a tantos de rodillas, en comunión con Dios a través de los elementos experimentales de la oración».
El tener cierta comprensión de cómo comenzó el interés actual en el laberinto y la naturaleza de esta práctica, nos proporcionará discernimiento adicional de la Iglesia Emergente y su uso de prácticas multisensoriales de adoración. Lauren Artress, de la Catedral Grace en San Francisco, es considerada como la catalizadora del día moderno del laberinto. Un artículo escrito por Mark Tooley, titulado «Los laberintos son la última moda para quienes buscan experiencias espirituales», publicado el 21 de noviembre de 2001 por Noticias Ecuménicas del Instituto para Religión y Democracia, explica: «Para ella (Artress), el laberinto es para ‘la transformación de la personalidad humana en progreso’ que puede realizar un ‘cambio en la conciencia conforme buscamos madurez espiritual como una especie’. Artress dice que caminó su primer laberinto durante un seminario en 1991 con la psicóloga y canalizadora mística Jean Houston, quien hace varios años asistió a la famosa primera dama Hillary Clinton, para tratar de ponerse en contacto con el espíritu de la fallecida Eleanor Roosevelt... Ella le llama a su descubrimiento del laberinto... uno de los ‘eventos más asombrosos de su vida’. Para ella, el laberinto es ‘una herramienta espiritual destinada a despertarnos al ritmo profundo que nos une a nosotros mismos y a la luz que convoca desde el interior”.
Artress dice que «la geometría sagrada (del laberinto) se basa en el conocimiento antiguo sagrado’, y ve el laberinto como una forma de comunicarse con la ‘divinidad femenina’». Mientras Artress no es considerada parte de la Iglesia Emergente, tiene un fuerte vínculo con ella y su espiritualidad es similar. El reverendo Alan Jones, a quien nos referiremos más adelante, es el supervisor pastoral de Artress en la Catedral Grace. Se puede decir con seguridad que Jones es muy parecido a Brian McLaren, quien respaldó en su contraportada el libro de Jones, que se titula Recuperar el cristianismo. Este libro tiene todo el sabor de cualquier libro emergente.
Doug Pagitt, quien también ha encontrado un uso para el laberinto, explica en la página 103 de su libro La iglesia concebida de nuevo: «El primer día de la Cuaresma este año, trajo la primera reunión del Miércoles de Ceniza en la historia de nuestra iglesia y en la mía. La tarde comenzó con las personas caminando en un laberinto alumbrado con velas... La experiencia de caminar en el laberinto invita al cuerpo a entrar en el ritmo de moverse alrededor y moverse hacia el centro, luego dar la vuelta hacia afuera. Docenas de personas pueden caminar en el laberinto juntas, algunas hacia dentro y otras hacia afuera».
Pagitt procede a decir que después que las personas completaron el laberinto, participaron en un servicio de Cuaresma en el cual se aplicaron las cenizas a esos que se confesaron. Tal parece que las experiencias de Pagitt con el laberinto lo condujeron a otras prácticas antibíblicas apoyadas por Roma. Esta buena disposición de los líderes emergentes a experimentar con prácticas místicas como el laberinto, sólo pueden conducir a problemas.
Tocando tambores para “Jesús”
El círculo de tambores en la Iglesia del Santo Consolador en el extremo occidental de Richmond, Virginia, fue fundado por Regene Stitch. Dice en un artículo titulado «Sintiendo el ritmo: El lado espiritual del círculo de tambores», escrito por Zachary Reid, en el periódico Times Dispatch, del 10 de marzo de 2007, que en una entrevista ella declara: «Un círculo de tambores, realmente es lo que dice ser... Es una reunión de personas en un círculo con tambores... Es en realidad una forma muy antigua de expresión... Es como abandonar su cuerpo».
Stitch primero experimentó el poder de los tambores a finales de la década de 1990, durante un retiro de yoga en Massachusetts. Ella llegó a su casa y le dijo a su esposo: «Necesito conseguir un tambor».
El aviso publicitario «Evento mundial de tambores», en la Arena Heartfelt, publicado el 6 de mayo de 2006, para la reunión celebrada por una organización, decía: «¡Estamos uniendo a las personas alrededor del mundo, en una hora de toque de tambores al unísono! ¡Reuniéndonos en una verdadera villa global de tambores! Es la primera vez que el evento de los tambores es tan grande en nuestro país. ¡Imagine al mundo entero golpeando los tambores a la misma hora por una hora!»
Este tipo de tamboreo chamánico es promovido como una forma para entrar en un estado místico. Reid dice en su artículo, que mientras va llevando el cerebro a un estado hipnótico, el ritmo de un tambor puede «hablar directamente a la inteligencia del cuerpo».
Aunque algunos en la Iglesia Emergente podrían considerar el toque de los tambores de la Iglesia del Santo Consolador en Richmond un poco extremista, su popularidad y uso está creciendo en el escenario religioso posmoderno. De acuerdo con los proponentes, el tamboreo es una puerta de entrada para la armonía ecuménica. Sigue diciendo el señor Reid: «El toque de los tambores también habla de la simplicidad de un buen ritmo, y de la forma cómo algo tan simple como una mano rozando la piel de un tambor de conga, puede trascender las fronteras denominacionales y culturales».
El profesor Johan Malan, de la Universidad de Limpopo en África del Sur y un creyente en Cristo, explica lo que está detrás de esta sensación de tocar los tambores. Dice en un artículo titulado «Los tambores africanos se convierten en un fenómeno mundial», publicado en el sitio de internet http://www.lighthousetrailsreserach.com/drummingjohan.htm: «El interés en los tambores africanos ha explotado convirtiéndose en una moda moderna en muchos países del mundo occidental». Malan explica que no podemos separar los tambores africanos de su “contexto cultural”, y añade: «Su amplio rango de funciones incluye la promoción de armonía con su yo interior, con otras personas y con la naturaleza, relajación y curación del estrés, la invocación de espíritus guías y la promoción del flujo de la energía cósmica, una ayuda para la meditación y para entrar en trances, y también en los estilos más agresivos de tamboreo, el estímulo de varias pasiones desenfrenadas. Lo último, tal vez incluso tome la forma de revuelta en contra de la sociedad y sus normas». Quizá el toque de los tambores sea todavía algo innovador, pero está ganando impulso. El Instituto Calvino de Adoración Cristiana, publicó el 5 de marzo de 2005 en su página de internet, un artículo escrito por Asher Mains que se titula «Toque de tambores en la adoración inter-generacional». Hablando favorablemente de la práctica, el autor declara: «Sería para nuestro provecho como adoradores utilizar este recurso que vemos en la cultura de nuestro mundo secular, adaptarlo y traerlo a la iglesia, no sólo para atraer una congregación diversa, sino para comunicarle a la congregación la universalidad de la iglesia y la diversidad de la humanidad».
Pero como profesor, Malan hace esta advertencia con cuidado: «Sólo las personas que no están verdaderamente comprometidas con el cristianismo bíblico, se atreverían a aventurarse en las formas perversas de las culturas paganas». Al hacerlo, serán víctimas del engaño, el cual los dejará ciegos a la luz del evangelio: “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”(2 Co. 4:3, 4).
Lo antiguo es “nuevo” otra vez
Dale Dirksen es profesor asociado de Adoración y Ministerio de la Iglesia en el Seminario Briercrest en Saskatchewan. En un artículo que escribió titulado «Lo antiguo es nuevo otra vez: la Iglesia Emergente», publicado en Pasport Magazine del otoño de 2005, volumen 64, número 2, Dirksen dice que el pueblo emergente está «cuestionando» cosas como «el poder de la razón humana» y «tener mucho interés en ideas antiguas». Declara que ellos «están ávidos por el misterio y buscando a Dios». Dirksen explica lo que ve como ventajas, para el cambio que espera traer la Iglesia Emergente. Y agrega: «El cambio cultural requiere una respuesta cuidadosa y bien pensada... A menudo es en el cambio que refinamos, o incluso volvemos a descubrir las cosas mayores y apartamos esas que no importan mucho. Tenemos la oportunidad de hacer eso ahora».
Similar a la mayoría de los partidarios de la Iglesia Emergente, Dirksen está en busca de una nueva clase de cristianismo, y dice: «Si vamos a tratar con seriedad el seguir la ordenanza de Cristo de hacer discípulos, esto significará adoptar una nueva clase de actitud, un nuevo sentido de misión. ¿Cómo podemos aprender acerca de esta nueva cultura en la cual nos encontramos? ¿Cuál es su lenguaje? ¿Cuáles son sus prácticas? ¿Cuáles son sus dioses?» Dirksen le provee a sus lectores ideas que pueden ser usadas para evangelizar la generación posmoderna, y ofrece una sugerencia para entender el lenguaje y la cultura emergente: «(El lenguaje emergente) es más que lenguaje verbal. Involucra cuadros, símbolos, acciones, incluso percibir olores. Para hablar ‘emergente’, la iglesia necesitará usar más que sólo palabras. Las buenas nuevas es que podemos encontrar este lenguaje emergente en nuestra propia fe. Pero tendremos que mirar retrospectivamente un largo camino». Pero... ¿Hasta dónde cree Dirksen que necesitamos mirar retrospectivamente? Él responde eso cuando declara: «Sin embargo, para conectarnos con el pueblo emergente, necesitamos retroceder mucho más que hasta el siglo XX o incluso la Reforma. Las prácticas antiguas que parecen tener significado espiritual para el pueblo emergente se encuentran a menudo en el siglo III, al comienzo del primer milenio, o hasta el drama de la adoración en la edad media». Según el señor Dirksen es necesario retroceder a las enseñanzas antiguas, pero sólo hasta los místicos del siglo III.
¿Católico romana o sólo católica?
Una de las metas del movimiento de la Iglesia Emergente, es retroceder al pasado para encontrar experiencias que atraigan a la generación posmoderna. Sin embargo, en este punto es necesario hacer algunas preguntas: ¿Por qué retroceder hasta la edad media, a principios del primer milenio o el siglo III? ¿Acaso no le abrirá esto la puerta a alguna doctrina retorcida que podría infiltrarse en la iglesia? ¿Por qué no quedarse sólo con la Escritura a fin de permanecer en la verdad?: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”(2 Ti. 3:16).
Esos convencidos de que podemos entresacar grandes revelaciones espirituales de los padres de la iglesia y los místicos, a menudo pasan por alto la instrucción tan definitiva inspirada por Dios. La Biblia es estable y eterna, de tal manera que las verdades en ella dadas hace siglos todavía son relevantes hoy. Considero que no se trata de las verdades bíblicas que los emergentes dicen que necesitamos tratar de encontrar en períodos previos de la historia, sino más bien en los métodos ajenos a la Escritura, los rituales y las experiencias místicas recolectadas y traídas al tiempo presente.
Los proponentes de la espiritualidad clásica tienen una apologética para esos que cuestionan el dejar la Escritura por la revelación extra bíblica posterior al Nuevo Testamento. Robert Webber escribe en las páginas 88 y 89 de su libro Fe antigua y futura: «En un tiempo creía que la iglesia se convirtió en apóstata a la conclusión del primer siglo y que no había emergido nuevamente hasta la Reforma. Yo en broma les decía a mis estudiantes: ‘Nosotros los protestantes actuamos como si el Pentecostés hubiera ocurrido el 31 de octubre de 1517, cuando Martín Lutero clavó sus 95 Tesis sobre la puerta de la Iglesia de Wittenburg’. Esta actitud resulta en un punto de vista negativo de los padres de la iglesia primitiva y del cristianismo antes de la Reforma. El hecho es, que la iglesia de Dios ha existido desde el Pentecostés descrito en Hechos. Nosotros pertenecemos a la iglesia entera y necesitamos, por nuestra propia salud espiritual, afirmar cada parte de ella».
Webber reconoció que algunos desconfían respecto a tomar instrucciones de los padres de la iglesia, especialmente cuando estos son los padres de la Iglesia Católica. A fin de responder a esta preocupación, él escribe en la página 89: «Como los evangélicos tienen el temor de que respetar a los antiguos padres de la iglesia los convertirá en católicos romanos, es necesario hacer una distinción entre ‘católicos’ y ‘católico romanos’. Los primeros padres son católicos en el sentido de que ellos definieron la tradición cristiana clásica para toda la iglesia. Esta es una tradición, tal como he estado presentando, común a ‘cada denominación de la iglesia’. El catolicismo romano, como tal, es una tradición que se sumó a la tradición común. Yo creo en la tradición común y la comparto con mis hermanos y hermanas católicos. Pero no creo en algunas de las tradiciones añadidas de la romanización en la edad media».
Webber, como muchos líderes emergentes, estaba tratando de diferenciar entre el catolicismo romano y el catolicismo como un cuerpo universal. Sin embargo, la Iglesia Católico Romana no hace esta distinción, porque ellos reclaman una sucesión apostólica de Papas comenzando con el apóstol Pedro. Por consiguiente, todo es catolicismo romano. Algunos en la Iglesia Emergente no muestran adhesión a la autoridad del Papa, pero adoptan las prácticas y la historia primitiva de la Iglesia Católica tal como describió anteriormente el señor Webber. Sin embargo, muchos protestantes que comenzaron por aceptar la historia, enseñanzas y prácticas de la Iglesia Católica primitiva, ahora han dado el siguiente paso natural de hacerse católicos romanos.
La declaración de Webber, de que no hay peligro en aceptar a los padres de la Iglesia Católica desde el primer al tercer siglo, quienes promovieron muchas ideas sin base bíblica, tal vez convenza a algunos. No obstante, antes de que se convenza, considere otra declaración que hace el señor Webber: «Los primeros padres pueden llevarnos de nuevo a lo que es común y nos ayudan a penetrar en nuestras varias tradiciones, no en un sentido que neguemos nuestra propia tradición, sino que le demos una prioridad a la enseñanza común de la iglesia. Aquí es donde yace nuestra unidad. Para resumir, las palabras ‘una santa Iglesia Católica y apostólica’, señalan a la unidad de la iglesia como un asunto de fe. Los cristianos no creen algo ‘acerca’ de la unidad de la iglesia, creen ‘en’ la unidad de la iglesia. Consecuentemente, los evangélicos necesitan ir más allá de las conversaciones sobre unidad de la iglesia, para experimentarla por medio de ‘una actitud de aceptación de toda la iglesia’, y una entrada en el diálogo con los ortodoxos, católicos y otros grupos protestantes».
Una perspectiva católica de los padres de la iglesia
De acuerdo con la perspectiva del señor Webber, escuchar a los padres de la Iglesia Católica es tan seguro como la leche materna. Él y otros maestros emergentes insisten en que hay tantas revelaciones espirituales que ganar al estudiar los padres de la iglesia, que sólo podemos beneficiarnos de ellos. Esto, claro está, sería cierto si los padres de la iglesia nos presentaran la Palabra de Dios. ¿Pero qué ocurre si ese no es el caso? El no desconfiado podría de hecho ser arrastrado lejos de la doctrina bíblica hacia doctrinas hechas por el hombre, e incluso inspiradas por demonios, cuando los líderes y profesores en quienes confía adoptan la doctrina de estos místicos como segura e igual a la Escritura. Si se puede probar que las enseñanzas heréticas han entrado ya, a través de muchos de estos padres de la iglesia primitiva, ¿no deberíamos ser cautelosos y por lo menos decirlo?
Con esto en mente, procedamos a examinar a esos padres de la Iglesia Católica. Lo siguiente es el resumen de una conferencia de Douglas Mosey de la Universidad Internacional Católica, titulado «La importancia de estudiar a los padres de la iglesia». El autor declara: «Pero, ¿por qué los estudiamos? Los santos padres nos han dado las razones básicas. Ellos son los forjadores de la estructura de la iglesia construida sobre Cristo Jesús como la piedra viva y los apóstoles como el fundamento. Específicamente, son los testigos privilegiados de las tradiciones. Los fundadores, así sean de instituciones o de sociedades religiosas, siempre tienen una posición privilegiada... Ellos estuvieron más cerca que nadie a las fuentes de origen; los primeros padres, referidos como padres apostólicos, conocieron personalmente a los apóstoles y a los discípulos. Tuvieron acceso a la pureza de las fuentes de origen de la tradición viva, las propias enseñanzas de esos más cercanos a Cristo, y fueron quienes elaboraron las primeras estructuras de la iglesia».
Si adoptamos las enseñanzas de estos primeros padres de la iglesia, ¿hacia dónde nos encaminaremos? Bueno, de acuerdo con el autor de esta conferencia, directo hacia los brazos de la Iglesia Católica. Dice: «Los padres de la iglesia son los garantes de la auténtica tradición católica... Muchos grandes hombres y mujeres cristianos han encontrado su camino de regreso, o hacia la Iglesia Católica, tras meditar y reflexionar en los escritos de los padres de la iglesia. John Henry Newman, un cardenal inglés del siglo XIX que en sus años de juventud fue un miembro de la iglesia de Inglaterra, se enamoró de los escritos, pensamiento y espíritu de los padres de la iglesia. En su ‘Apología pro vita sua’, señala que vio en ellos la verdadera iglesia, la iglesia universal, la católico romana. Que ellos se convirtieron en parte muy instrumental en su aceptación y adopción de la Iglesia Católico Romana».
El regreso a casa
Para el cardenal John Henry Newman, su conversión a la Iglesia Católica tuvo lugar después que comenzó a “meditar y reflexionar” en los escritos de los padres de la Iglesia Católica. Esta misma historia puede repetirse miles y miles de veces ahora que estamos en el siglo XXI.
El regreso a casa, editado por Marcus C. Grodi, es un libro que documenta muchas de estas conversiones. En la introducción del libro, leemos lo siguiente: «Muchos de estos hombres y mujeres provenían de la fe protestante... Desde su infancia les habían enseñado toda clase de cosas acerca de los católicos y sus creencias, algunas veces cosas horrorosas, repulsivas, que los hacían preguntarse si los católicos podían ser salvos. Sin embargo, en cada caso, y en formas únicas y diferentes, el Espíritu Santo abrió sus corazones para que se dieran cuenta que mucho de lo que les habían enseñado acerca de la Iglesia Católica nunca fue cierto».
Sharon M. Mann, en una sección de El regreso a casa, provee testimonio personal, como una de los muchos que hizo el regreso a casa hasta Roma. Testificó que los padres de la iglesia desempeñaron un papel importante al iniciarla en su jornada hacia el catolicismo. Estas son sus propias palabras, tal como aparecen en la página 88: «Comencé a leer los padres de la iglesia primitiva y me di cuenta que cualquier cosa que creyeran, por seguro no eran temas protestantes. Los temas católicos colmaban el panorama de la historia de la iglesia. No podía negarlo, tampoco podía aceptarlo. Yo pensaba: ¡Sin duda se habían equivocado! La iglesia estaba esforzándose y luchando en los primeros siglos y toneladas de ideas absurdas estaban flotando alrededor. Sin embargo, cuando comencé a leer San Agustín, me quedé estupefacta al comprobar cuán católico era».
Como muchos otros que han leído los escritos de Agustín y otros padres de la Iglesia Católica, Sharon quería saber más sobre la tradición católica. Fue a una capilla donde se estaba celebrando la adoración de la eucaristía, y como muchos otros, tuvo una experiencia que cambió su vida. Así es como Sharon describió su encuentro: «Finalmente, el sábado por la noche, en la adoración de la eucaristía vi más de mil personas arrodilladas en el duro concreto del piso adorando el sacramento. Advertí que las lágrimas rodaban por mis mejillas. Me arrodillé también, ¡sin saber si eso era real o si las personas simplemente estaban locas! Pero cada vez que el sacramento llegaba cerca de mí, mi garganta se me cerraba y no podía tragar. Me sentía destrozada por mis culpas. Si el Señor verdaderamente estaba pasando, entonces deseaba adorarlo y venerarlo, pero si no era, tenía miedo de ser idólatra. El fin de semana dejó una poderosa impresión en mi corazón, y me encontré a mí misma con que se me habían agotado todos los buenos argumentos para seguir siendo protestante. Mi corazón estaba anhelando ser católica y ser restaurada a la unidad con todo el cristianismo».
La experiencia de la eucaristía arrastró a Sharon al catolicismo. Su jornada comenzó con el interés en los padres de la Iglesia Católica y la llevó directamente hacia la conversión al catolicismo. La Iglesia Emergente, por medio de su énfasis en la enseñanza de los padres de la iglesia (los místicos), basados en el fundamento de que la fe antigua y futura es la respuesta para alcanzar a la generación posmoderna, tiene el potencial para abrir la misma puerta a través de la cual caminó Sharon. Este sendero antiguo y futuro de adoración está conduciendo posiblemente a millones hacia los brazos de Roma. ¿Recuerda lo que Pablo profetizó que le ocurriría a la iglesia cristiana primitiva? Él declaró: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos”(Hch. 20:28-30). Pablo de hecho advirtió a la iglesia, que después de su partida entrarían a la iglesia “lobos rapaces”, quienes harían daño a los creyentes. Una mirada a la historia de la iglesia valida las advertencias proféticas de Pablo. Dijo que ocurriría, y de hecho ocurrió. Numerosos líderes de la iglesia emergieron durante el primero al tercer siglo. Los principios de la Escritura fueron ignorados, y muchos siguieron las enseñanzas experimentales de hombres que aseguraban que habían descubierto nuevos métodos innovadores para ponerse en contacto con Dios.
La razón de por qué ocurrió esto, es simple. Nosotros sabemos que la Palabra de Dios es luz. Cuando la reemplazamos con las palabras de los hombres, las cuales se considera que traen iluminación, tenemos una fórmula perfecta para regresar a la oscuridad. Los místicos primitivos le añadieron ideas al cristianismo que no pueden ser encontradas en la Biblia, lo cual es una receta para detrimento espiritual. Judas también advirtió acerca de la apostasía venidera en la iglesia primitiva: “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo”(Jud. 4).
Muchos dirigentes de la Iglesia Emergente están sugiriendo que es necesario estudiar las ideas y creencias de los líderes de la era posterior a los discípulos. Dicen que si los pastores y los líderes de la iglesia reintroducen estas enseñanzas del pasado, tendremos una transformación espiritual e iglesias exitosas en el siglo XXI.
¡Pero espere un minuto! Si la iglesia que emergió del Nuevo Testamento estaba basada en ideas y creencias foráneas a la Escritura, ¿por qué desear emular un error previo? Cuando doctrinas de los hombres reemplazan la doctrina de la Escritura, muchos se extravían. Ha ocurrido en el pasado y ocurrirá ahora. El seguir una doctrina que no se base en la Palabra de Dios siempre resulta en la destrucción de la fe.