Recuerdo la primera vez que escuché el término «Iglesia Emergente».Acababa de regresar de Sudáfrica en donde había estado hablando sobre el tópico de la Nueva evangelización, el programa católico para ganar al mundo para el Cristo eucarístico católico. (Según la enseñanza católica, la Eucaristía es el componente central de la misa.
Estas son las palabras de Spencer Burke, en un capítulo en línea a través de internet titulado «Desde el tercer piso hasta el garage», de«Historias de los emergentes», publicadas por Zondervan/Especialidades Juveniles: «Dejé de leer la lista de lectura aprobada por los evangélicos... Y descubrí nuevos autores y nuevas voces en la librería, a Thomas Merton, Henri Nouwen y Santa Teresa de Ávila. Entre más leía, más intrigado me sentía. La espiritualidad contemplativa parecía abrir un entero nuevo camino para mi comprensión y experiencia de Dios».
Dice Leonard Sweet en la página 218 de su libro Espiritualidad cuántica: «Las Nuevas Luces (los emergentes) deben tomar el tiempo, y permitir que el espacio se temporalice, es decir, que lo eterno se convierta en temporal. También deben atreverse y tener la suficiente movilidad para navegar con Jesús... Las Nuevas Luces deben alcanzar las olas espirituales de una Corriente del Golfo».
Cuando Bob Buford reunió el grupo inicial de líderes jóvenes emergentes, uno de los que escogió fue a Doug Pagitt, un joven pastor de la mega Iglesia Wooddale en Minneapolis.
Estas son las palabras del pastor Brian McLaren, autor y conferencista, tal como las cita en las páginas 13, 35 y 36 de su libro Una nueva clase de cristiano: «Verá usted, si tenemos un nuevo mundo, necesitaremos una nueva iglesia. No necesitamos una nueva religión por sí misma, sino un nuevo sistema para nuestra teología. No un nuevo Espíritu, sino una nueva espiritualidad. No un Cristo nuevo, sino un nuevo cristiano. No una nueva denominación, sino una nueva clase de iglesia en cada denominación».