Se cree que cuando un sacerdote consagra el pan de la comunión, la hostia deja de ser pan, transformándose en el cuerpo real, sangre, alma y divinidad de Jesucristo. Para una mejor comprensión de la Eucaristía y el plan de la nueva evangelización católica, lea el libro de Roger Oakland, Otro Jesús. También para una investigación extensa sobre el catolicismo, visite el sitio de internet del ex sacerdote católico Richard Bennet [Berean Beacon]: http://www.bereanbeacon.org).
Una dama que me escuchó me envió un correo electrónico con un artículo adjunto sobre la Iglesia Emergente, y me preguntó: «¿No cree que la Iglesia Emergente podría ser el puente hacia el programa de la nueva evangelización católica de que usted nos estaba hablando?» Y añade el hermano Oakland: «En ese momento, yo no tenía idea de la clase de puente que era en realidad».
Evangelización eucarística
Para esos que no están al tanto del nuevo programa de evangelización de la Iglesia Católica, he aquí un breve resumen. La Iglesia Católica planea establecer el reino de Dios en la tierra y ganar al mundo para el Jesús católico (es decir, el Cristo eucarístico). Esto se llevará a cabo cuando el mundo (incluyendo a los hermanos separados, el nombre que la Iglesia Católica le da a los protestantes, esos que están separados de la única iglesia verdadera), se someta al gobierno y reinado de Roma y del Jesús eucarístico.
El Jesús eucarístico es supuestamente la presencia de Cristo convocada por el sacerdote católico mediante el poder de la transubstanciación, el centro de la misa.
Muchos cristianos creen que la tradición cristiana de la comunión, es la misma tradición católica de la Eucaristía, pero no es así. La «Eucaristía» (es decir, la transubstanciación) es un término católico para «comunión», cuando se dice que el pan y el vino se transforman en el propio cuerpo y sangre de Jesucristo. El Catecismo Católico declara: «...En el santísimo sacramento de la Eucaristía están ‘contenidos verdadera, real y substancialmente’ el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero...»
Después de eso, la hostia es colocada en lo que llaman una custodia y luego puede ser adorada como si se adorara al propio Jesús. Las implicaciones están relacionadas directamente con la propia salvación. Con la Eucaristía, la salvación llega a ser sacramental (por medio de la participación en un ritual), lo cual es opuesto a la justificación por fe sólo en Cristo, descrita así en Gálatas 2:16: “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”.
Mientras esta experiencia mística es una forma de idolatría (al igual que el propio corazón del catolicismo), hay un interés creciente entre los cristianos evangélicos en esta práctica, particularmente de parte de la Iglesia Emergente. Los líderes de la Iglesia Católica, preocupados con la apatía por la Eucaristía entre las filas católicas, están esperando «volver a encender el asombro» (tal como dicen los Cánones y Decretos del Concilio de Trento) por medio de lo que el cardenal Joseph Ratzinger llama su «nuevo programa de evangelización». Con un propósito doble, el de conservar los católicos actuales y el de llevar a los evangélicos hacia la Iglesia Católica, los líderes de la iglesia tienen un plan para volver a enfatizar la Eucaristía como el centro de la fe católica. Al declarar: «Volver a encender el asombro», ellos quieren decir resaltar el elemento místico y sobrenatural de la Eucaristía.
Se espera que todos los católicos adoren la hostia (la adoración eucarística de la hostia transformada), y los líderes de la iglesia aseguran que rechazar esta enseñanza es anatema (quedar bajo maldición, excomulgado). En el Concilio de Trento la posición oficial católica fue:
«CANON I. Si alguno negare, que en el santísimo sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y substancialmente el cuerpo y la sangre juntamente con el alma y divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y por consecuencia todo Cristo; sino por el contrario dijere, que solamente está en él como en señal o en figura, o virtualmente; sea excomulgado.
CANON VIII. Si alguno dijere, que Cristo, dado en la Eucaristía, sólo se recibe espiritualmente, y no también sacramental y realmente; sea excomulgado». Mientras es cierto que durante la Reforma y Contra Reforma, muchos que rehusaron creer en la transubstanciación fueron torturados y ejecutados por su fe en el evangelio, el tiempo tuvo una forma para que se olvidaran los hechos de la historia.
En abril de 2003, el Papa escribió una encíclica promoviendo el programa de la «Nueva evangelización» con el propósito de “volver a encender el asombro” por la Eucaristía.
Luego en octubre de 2004, Juan Pablo II inició «El año de la Eucaristía» como parte de su plan evangelístico para llevar al mundo hacia el Cristo eucarístico. Siguiendo su muerte en abril de 2005, el papa Benedicto XVI se hizo cargo de la misión de Juan Pablo de inmediato. Llamó a «los fieles para intensificar» la devoción por el Jesús eucarístico y reafirmó que la Eucaristía es «el propio corazón de la vida cristiana».
Benedicto espera perpetuar su pontificado desde donde lo dejó el Papa anterior. El artículo declara: «El papa Benedicto le pidió a los fieles ‘intensificar en los meses venideros el amor y devoción hacia el Jesús eucarístico y expresar en una forma valiente y clara la presencia real del Señor».
Dice el Zenit News de junio de 2006, que el papa Benedicto XVI sugirió que rezarle a María ayudaría a «todos los cristianos» a ser atraídos hacia el Cristo Eucarístico, dijo: «María es la ‘mujer eucarística’... Recémosle a la virgen para que todos los cristianos puedan profundizar su fe en el misterio eucarístico, para que así puedan vivir en comunión constante con Jesús y ser sus testigos válidos».
Es importante notar aquí que la entera premisa de la misa católica es críticamente defectuosa. Durante cada misa, el Jesús eucarístico es ofrecido como un sacrificio incruento. Esta ofrenda repetida es una contradicción al nuevo pacto hecho una sola vez de Hebreos 9:28: “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”.
Note que el versículo indica una ofrenda, no numerosas. La razón para esto es aparente: en la esencia de cualquier sacrificio tiene que haber algún elemento de sufrimiento, dolor, o pérdida. Cristo sufrió por nuestros pecados, y Dios aceptó esto como una ofrenda de una vez y para siempre por el pecado. Isaías 53:10 explica: “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada”.También dice el versículo 11, que cuando Dios el Padre vea “el fruto de la aflicción de su alma(la de Cristo), quedará satisfecho...”
El Calvario fue la única ofrenda que podía jamás ser aceptada por Dios, porque era la única que contenía “el fruto de la aflicción de su alma”. Si la misa, la cual los apologistas católicos reconocen abiertamente, no contiene los sufrimientos de Cristo (y de hecho no los contiene), entonces no puede ser presentada como una ofrenda, porque no se ajusta al contexto de Isaías 53.
Además, Hebreos 12:2 dice que Cristo “...sufrió la cruz, menospreciando el oprobio...” De tal manera que la misa no puede ser lo mismo que la cruz, porque el Señor Jesucristo estaría constantemente en un estado de oprobio. Por consiguiente, la misa es vacía, no puede expiar por los pecados.
Volviendo a encender el asombro
El programa de «Nueva evangelización» planea revitalizar la fe católica al volver a inflamar el interés en el Jesús eucarístico. No sólo es el Papa quien está entusiasmado acerca de esto, cardenales, obispos y sacerdotes alrededor del mundo están uniéndose para ayudar con la misión. Algo muy significativo está ocurriendo, la adoración eucarística está convirtiéndose en el fundamento para la nueva evangelización de la Iglesia Católica.
Leemos en el Newsday de Long Island, New York en su edición del 19 de junio de 2006, que por ejemplo, en una catedral católica en Nueva York, en donde se celebraron eventos especiales en honor de la Eucaristía, el cardenal que los presidía declaró: «Nuestro Dios está presente sobre el altar, cuerpo, sangre, alma y divinidad... la carne y sangre de Jesucristo».
El cardenal dijo que Cristo «fue violentamente claro al ofrecerle a sus seguidores ‘su carne para comer y su sangre para beber’». Por lo tanto, mientras los líderes en Roma están llamando por una devoción renovada hacia el Jesús eucarístico, un cardenal en Estados Unidos hace eco al mismo mensaje a fin de reeducar “a los fieles” respecto al significado verdadero de uno «de los rituales centrales de la iglesia».
De manera interesante, me encontraba en Roma en el tiempo en que se publicó un artículo sobre un evento eucarístico en Nueva York. Mientras estaba allí, fui testigo de primera mano de la fiesta de Corpus Christi. Esta es una celebración católica que fue iniciada por una monja que se inspiró mirando fijamente la luna. Mientras mi colega y yo esperábamos parados pacientemente la llegada del papa Benedicto XVI, nos vimos finalmente acorralados detrás de una cerca de acero erigida para separar a las personas corrientes de las autoridades de la iglesia, lo cual incluía cientos de hombres y mujeres del servicio secreto.
Finalmente, después de casi tres horas de permanecer de pie y esperando, el Papa y su séquito arribó. El Papa estaba cargando al Jesús eucarístico en la custodia. Muy temprano ese día durante una misa en San Pedro, este Jesús eucarístico había sido creado de una hostia que había sido consagrada. Más tarde, Jesús era transportado a San Juan para otra ceremonia. Finalmente en el mismo día, para la conclusión, el Papa transportó a Jesús a la Basílica de Santa María en Roma.
El Papa tomó la custodia, ascendió las escaleras de la iglesia, y puso a Jesús en alto para que lo viera la multitud. Entonces este Jesús fue colocado sobre un altar erigido temporalmente en la parte superior de los escalones. A continuación un cardenal abrió la ventana de vidrio de la custodia, removió la hostia consagrada (a Jesús) y se apresuró con él dentro de la iglesia en donde lo colocó en un tabernáculo. La experiencia me dio un solemne recordatorio de esta terrible apostasía.
El mayor secreto del mundo revelado
La Iglesia Católica ha hecho público para que todos lo vean, su programa para evangelizar el mundo con el Cristo eucarístico. Los autores católicos han escrito un buen número de libros, revelando lo que está ocurriendo y hacia dónde se encamina en el futuro el nuevo programa de evangelización. Por ejemplo, Thomas W. Petrisko ha escrito un libro titulado Madre del secreto: «Desde milagros eucarísticos hasta apariciones Marianas celestiales, el cielo ha tratado de iluminar y defender lo que en un tiempo fue el secreto más grande». Petrisko, quien cree que la presencia de Cristo en la Eucaristía siempre ha sido una creencia sagrada de la Iglesia Católica, está convencido que vendrá muy pronto el tiempo cuando el mundo entero será testigo del reinado del Cristo eucarístico.
Una declaración en la contraportada del libro de Petrisko es completamente reveladora, dice: «Petrisko registra para nosotros la emocionante historia de esta parte importante de nuestra fe. Y revela cómo lo que fuera en un tiempo el secreto más grande de la iglesia está próximo a convertirse en la piedra angular de una gloriosa nueva era, una era en la cual Jesucristo vendrá pronto a reinar a todo lo ancho del mundo en el sacramento de la Sagrada Eucaristía».
Para clarificar lo que Petrisko quiso decir con lo de «gloriosa nueva era», declara en la página 13 de su libro: «Los visionarios predicen que la humanidad avanzará desde un reino secular, agnóstico, prácticamente ateo, hacia un mundo que se complace en la realidad de Dios y cree en la presencia de lo sobrenatural. Los profetas dicen que la humanidad entonces prosperará con fe segura y confianza en esta realidad, en la que la paz verdadera gobernará y la iglesia reinará suprema. Más notablemente, muchos visionarios católicos insisten en que el mundo finalmente comprenderá profundamente el poder, la misericordia y la gracia que están a disposición en la milagrosa y Verdadera Presencia de Jesucristo en el Sacramento de la Sagrada Eucaristía».
Petrisko cree que María, la madre de Jesús, desempeñará un papel crucial en el proceso de conversión que debe ocurrir si el mundo abraza el reinado eucarístico de Cristo. Las apariciones de esta mujer han estado anunciando la venida de una nueva era en la cual el Cristo eucarístico traerá paz al mundo. Petrisko declara en la página 24 de su libro: «De acuerdo con la virgen María, es particularmente la fe en este alimento eucarístico lo que traerá como resultado los grandes cambios en la nueva era. María dice que mucho del mundo no sólo creerá este misterio, sino que también participará de él. Verdaderamente, se ha dicho que el Triunfo del Inmaculado Corazón de María durante nuestros tiempos conducirá gloriosamente al mundo hacia una nueva era de paz verdadera. En ese tiempo, la Sagrada Eucaristía será mejor conocida, apreciada y atesorada. Será un reinado, no sólo dentro de la iglesia y las vidas individuales, sino en todas las naciones. ¡Así, el poder infinito y gracia disponible en la Eucaristía ya no será el secreto más grande del mundo!»
La segunda venida al estilo católico
Ted y Maureen Flynn, autores del libro El trueno de la justicia, investigan el lado profético de los mensajes provenientes de la Reina del Cielo. Dicen en la página 12 de su libro: «Así como Juan el Bautista preparó el camino para la primera venida de Jesús, María prepara el camino para su segunda venida. María proclama que un nuevo mundo y una nueva era están sobre nosotros, y que el triunfo de su Inmaculado Corazón y el Segundo Pentecostés (el derramamiento del Espíritu Santo) anunciarán el reinado del Sagrado Corazón de Jesús».
Según los Flynn, la “Madre Bendita” profetizó: «El glorioso reinado de Cristo, el cual será establecido en medio de nosotros, y la segunda venida de Jesús en el mundo, están cerca a las puertas... Eso que se está preparando es tan grande que nada igual ha habido jamás desde la creación del mundo». Una persona que documenta esta nueva era es Dwight Longenecker, un ex evangelista protestante y autor del libro El camino a Roma: Jornadas modernas hacia la Iglesia Católica. En su biografía, registrada en su página de internet, Longenecker cuenta cómo fue criado en un hogar evangélico y más tarde atendió a una universidad cristiana conservadora. En 1995 él y su esposa “fueron recibidos en la Iglesia Católica”.
El libro de Longenecker es una colección de historias de personas que se convirtieron al catolicismo. Una declaración en la contraportada, en la que se le llama al libro «una ojeada de un posible futuro para la iglesia», dice: «Conforme entramos en el tercer milenio, el catolicismo, el evangelicalismo y la ortodoxia continuarán convergiendo... las controversias antiguas, culturales, nacionales y doctrinales llegarán a ser cada vez menos irrelevantes. Luego, conforme la edad de la Reforma se aproxime a su fin y el milenio de división dé paso a una ‘Segunda Primavera’, la iglesia una vez más hablará con una voz unida».
Refiriéndose al punto de vista del Papa de la Eucaristía, durante una entrevista el 12 de junio de 2005, Scott Hahn un protestante convertido a católico declara: «La venida de Jesucristo (la cual el Nuevo Testamento en griego llama su ‘parusía’) no es simplemente un evento distante. Es su presencia en la Eucaristía. Los fundamentalistas reducen el significado de ‘parusía’ a la venida de Cristo al final del tiempo, pero para los oradores griegos del primer siglo la palabra quería decir ‘presencia’. La teología católica mantiene este significado original».
La presencia de Cristo en la Eucaristía es la segunda venida al estilo católico. Desafortunadamente, muchos protestantes evangélicos ni siquiera tienen conocimiento de esto. Este es uno de los puentes más significativos que se ha establecido para llevar a los hermanos separados de regreso a la Madre de Todas las Iglesias. El significado profético de esto es de importancia capital. Pero primero, veremos cómo están las cosas en la iglesia evangélica en lo que respecta al Cristo eucarístico.
La Eucaristía y la iglesia evangélica
Mientras la adoración eucarística contradice el cristianismo bíblico, un número creciente de populares evangélicos (especialmente esos con inclinación hacia la espiritualidad emergente) tal parece que no se sienten ofendidos por tal doctrina. Con una aceptación creciente por el misticismo y una atracción por las imágenes dentro de los círculos evangélicos, apenas tiene sentido que muchos cristianos evangélicos no encuentren nada malo con la Eucaristía y la adoración eucarística. Sin embargo, tal aceptación está neutralizando la antigua resistencia de parte de los evangélicos a todas las cosas católicas. En 1992, el Compañerismo de Prisión de Chuck Colson ayudó a preparar el borrador de un documento titulado «Evangélicos y católicos unidos», que terminaría por desempeñar un papel significativo en desensibilizar a los cristianos a fin de que encontraran un territorio común y unidad con el catolicismo. El documento cita al papa Juan Pablo II, diciendo que nos encontramos en «un tiempo primaveral de misiones mundiales». El documento afirma que todos servimos al mismo Cristo y expresa la necesidad de erradicar la tensión y la separación entre católicos y evangélicos. Explica: «Las dos comunidades en el mundo cristiano que son más agresivas evangelísticamente y que están creciendo más rápidamente son los evangélicos y los católicos... En muchos lugares alrededor del mundo, el escándalo del conflicto entre cristianos (católicos y evangélicos) oscurece el escándalo de la cruz, estropeando así la única misión del único Cristo». No puede ser posible que sirvamos al mismo Cristo, el Cristo Eucarístico Católico es muy diferente al Jesucristo de la Biblia. Esta noción presenta un serio dilema. Pese a todo, líderes evangélicos respetados y de confianza (como Richard Land de la Convención Bautista del Sur) participaron en el borrador de este proyecto.
Asimismo otros líderes cristianos han demostrado en forma abierta su buena voluntad para disminuir la separación existente entre el catolicismo y el cristianismo bíblico. Rick Warren, autor de Una vida con propósito, hizo las siguientes declaraciones en el Foro de las Religiones:
• «La estructura de pequeño grupo, es la estructura de renovación en cada faceta del cristianismo, incluyendo el catolicismo».
• «Yo le animo a que mire a esta alianza en desarrollo entre protestantes evangélicos y católicos, particularmente en el ala evangélica del catolicismo».
• «Ahora, cuando se tiene 25% de América básicamente católico, y 28 a 29% de América evangélico, juntos, es lo que se llama una mayoría. Y es un bloque muy poderoso, si permanecen unidos en asuntos particulares».
Warren también ha desarrollado un programa católico llamado Una vida con propósito en su página de internet, y allí en pastors.com, Larry Osborne, pastor de la Iglesia Evangélica Libre de América dice lo siguiente en un artículo publicado el 25 de julio de 2001 titulado«Compartiendo el púlpito»: «Las iglesias que depositan gran énfasis en el sermón y la personalidad del predicador, en lugar de la Eucaristía y el oficio del ministro, tendrán un tiempo más difícil ajustándose a un igual o casi igual intercambio de predicadores».
Keith Howard McIlwain de la Iglesia Metodista Unida cree que incorporar la Eucaristía es esencial, a lo que llama la renovación de la iglesia. Dice en su página de internet: «La administración fiel de la Eucaristía es una clave cierta para la renovación en la iglesia. Si la Iglesia Metodista Unida y sus compañeras más pequeñas van a experimentar renovación, debemos también darle el lugar apropiado al Espíritu Santo en la adoración, ministerio y cuidado pastoral. Hecho con integridad teológica, esto debe hacerse reexaminando la Eucaristía... Luego, y sólo entonces, seremos capaces una vez más de conducir efectivamente el camino hacia la transformación por amor a Jesucristo».
Otra figura protestante muy conocida quien aparentemente no tiene problema alguno en unir sus manos con Roma para el propósito de evangelización es Nicky Gumbel, fundador y dirigente de la Santísima Trinidad basada en el curso Alfa. Leemos en Alpha News, de marzo-junio de 2004, que durante una audiencia con el papa Juan Pablo II en Roma en febrero de 2004, Gumbel sostuvo las manos del Papa y más tarde declaró: «Fue un gran honor ser presentado al papa Juan Pablo II, quien ha hecho tanto por promover la evangelización alrededor del mundo... Podemos estar unidos y proclamar este Jesús a un mundo desesperadamente necesitado».
Mientras algunos pueden creer que los cursos Alfa evangelizarán a los católicos hacia el evangelio bíblico, puedo asegurarle que la idea del Vaticano sobre evangelismo es completamente opuesta, es ganar convertidos para Roma. El sacerdote católico Raniero Cantalamessa (también llamado pastor del Papa) estaría más que dispuesto en presentarle el Jesús Eucarístico Católico a los hermanos separados. En varias ocasiones, él ha sido el conferencista que ha pronunciado el discurso inaugural para el programa Alfa de Gumbel. Es en estas reuniones en que Cantalamessa le ha presentado a los líderes de Alfa y participantes el punto de vista católico de los sacramentos, los santos y María la Reina del Cielo.
¿Será posible que los protestantes evangélicos confiados sean pronto el blanco del nuevo programa de evangelización? A menudo me asombra que tan pocas personas entiendan la visión católica. Lo que es peor, muchos líderes cristianos muy conocidos y maestros que promueven la Iglesia Emergente están ahora abogando por el punto de vista católico de la presencia de Jesús en la Eucaristía.
Adoración eucarística y la Iglesia Emergente
Cuando los cristianos comienzan a perseguir experiencias místicas poderosas que supuestamente los acercan más a Cristo, esto se convierte como una cuesta resbaladiza que tendrá resultados desastrosos. La Iglesia Emergente se encuentra ya en esta cuesta.
No es popular en estos días apoyar las verdades bíblicas. El mensaje que escuchamos a menudo es unidad a cualquier costo. Yo experimenté esto de primera mano no hace mucho, cuando fui uno de los oradores en una conferencia regional de pastores. Iba a hablar sobre el catolicismo por la mañana. Luego por la tarde, iba a mostrar cómo el movimiento de la Iglesia Emergente avanzaba en esa dirección. Cuando concluí la charla de la mañana y abandonaba el podio, el organizador del evento se me acercó notablemente disgustado, y comenzó diciendo:«Estos pastores no vinieron aquí a escuchar esta clase de cosa. Usted no va hablar sobre la Iglesia Emergente esta tarde». Me dio a entender que el tópico no era necesario. Fue así como me prohibieron dar la advertencia a este grupo de pastores cristianos.
Un artículo titulado «Regresando a los rituales: Algunos evangélicos están explorando liturgias de altura», explica el paradigma cambiante que está ocurriendo. Dice Leith Anderson, en la página 17 de su libro Una iglesia para el siglo XXI: «Nueva Esperanza, una iglesia no denominacional de unos 60 miembros, es un pequeño grupo del creciente número de congregaciones evangélicas, que están comenzando a experimentar con elementos de adoración más comúnmente asociados con tradiciones altamente litúrgicas tales como el catolicismo romano, cristianismo ortodoxo y anglicanismo». Matthew Hay Brown, el autor del artículo, nota que este movimiento está encaminado en una dirección particular. Escribe: «Los observadores dentro y fuera del movimiento han notado un mayor interés evangélico en la Eucaristía, las temporadas litúrgicas de Adviento y Cuaresma y la vida monástica. Muchas de las prácticas se remontan a la iglesia primitiva». En la página 103 del libro de Doug Pagitt publicado en el año 2003 La iglesia concebida de nuevo, él describe su atracción inicial por los rituales asociados con la Eucaristía. Dice: «El primer día de Cuaresma este año trajo la primera reunión de Miércoles de Ceniza en la historia de nuestra iglesia y en mí... Hasta este momento, el Miércoles de Ceniza no había sido parte de mi experiencia en la fe cristiana. No sólo nunca le había aplicado cenizas a alguien en la frente, sino que tampoco jamás se las habían aplicado a la mía. Después de esto yo me preguntaba cómo había podido celebrar 19 Pascuas como cristiano sin esta tremenda experiencia».
Scot McKnight, otro emergente influyente, es profesor de estudios religiosos en la Universidad North Park y parte del grupo coordinador para la Villa Emergente. Esto es lo que dice en un artículo publicado en Christianity Today de febrero de 2007 titulado «Cinco corrientes de la Iglesia Emergente»: «Como teólogo he estudiado el movimiento y he tenido contacto con sus líderes claves por años, incluso mucho más, felizmente me considero a mí mismo parte de este movimiento o ‘conversación’. Como evangélico, tengo mis inquietudes, pero en general pienso que lo que los cristianos emergentes han traído a la mesa de discusión es vital para la salud total de la iglesia». McKnight también es el autor de La real María y El Credo de Jesús. En referencia a un servicio anglicano, McKnight habla del enfoque eucarístico.
Declara en su página de internet: «El punto de una reunión anglicana en un domingo por la mañana, no es oír un sermón, sino adorar al Señor por medio de la celebración de la Eucaristía... Primero algo de lectura de la Escritura, después el sermón, más tarde algunos anuncios y luego la liturgia eucarística, con todos llegando al frente para arrodillarse y participar, públicamente, del cuerpo y la sangre».
McKnight dice en la página 7 del libro Volviéndose a Jesús, «que la Eucaristía posibilita profundamente para que la gracia de Dios sea recibida con todas sus glorias y bendiciones». A no dudar McKnight tendrá un impacto sobre esos en el movimiento de la Iglesia Emergente, y sus puntos de vista acerca de la Eucaristía no se desvanecerán. Es un orador popular en muchos eventos, incluyendo el Pequeño Grupo de Conferencias en Willow Creek y la Convención Nacional de Pastores. Ambos eventos son para la generación posmoderna. El finado Robert Webber fue muy influyente al cerrar la separación entre la adoración eucarística y la iglesia evangélica. En un documento que escribió titulado «Un llamado a un antiguo futuro evangélico» publicado en internet declara: «Llamamos por una consideración renovada de cómo Dios nos ministra... en la Eucaristía». Dos casas de publicación evangélicas muy conocidas, Baker Books e InterVarsity Press (las cuales ahora publican libros de autores de la Iglesia Emergente) patrocinaron el documento al igual que Christianity Today. El AEF, como se le llama al expediente, tiene el apoyo de varios líderes de la Iglesia Emergente tal como Brian McLaren quien le llama un «‘recurso de predicación’ que ‘enfatiza’ la importancia del Adviento o la Semana Santa». Los participantes del AEF incluyen numerosos seminarios cristianos como el Seminario Betel en Minnesota, el Seminario Teológico de Dallas y pastores de diferentes denominaciones incluyendo nazarenos, wesleyanos, menonitas, reformados y bautistas.
La nueva reforma supuestamente traerá iluminación por medio de las revelaciones espirituales recogidas por los místicos. Desafortunadamente los participantes no son conducidos hacia la luz de la Palabra de Dios, sino más bien hacia la autoridad y prácticas de las iglesias católica y ortodoxa. Webber dijo que los posmodernos están buscando «un encuentro con Dios, están buscando el misterio y más Eucaristía».
Si el actual camino a Roma a través del misticismo continúa, podemos esperar que la predicción de Webber se haga realidad. Sus revelaciones bien podrían basarse en su propia experiencia personal. Hay razón para creer que este es el caso. Por ejemplo, en una entrevista que le hiciera Jordan Cooper a Webber, le hizo esta pregunta: «¿Cómo cree que lucirá la iglesia evangélica norteamericana dentro de veinticinco años a partir de ahora?» Y dice en la página 3 del libro Señales de prodigios de Cooper, que él respondió: «Símbolos bíblicos tales como la identidad bautismal y la acción de gracias eucarística tomarán un nuevo significado. La iglesia estará menos preocupada acerca de tener una escatología y más comprometida con ser una comunidad escatológica».
Durante los años pasados, el punto de vista de Webber del futuro de la iglesia ha sido bastante exacto. Muchos de los que anticipaban el pronto e inminente retorno de Jesús están ahora adormecidos. Algunos están diciendo: «El Señor ha retrasado su venida». Otros declaran: «Hemos sido engañados por pastores y maestros que enseñaron que la segunda venida es el retorno literal de Jesús para establecer su reino».
Experimentando la Eucaristía
Uno podría hacerse la siguiente legítima pregunta: ¿Cómo es posible que evangélicos protestantes como Robert Webber se conviertan en partidarios de los puntos de vista católicos? A fin de saber más sobre los antecedentes de Webber y su experiencia de conversión, leí su testimonio en el libro Señales de prodigios. Webber explica que su «encuentro más memorable con un estilo de adoración» diferente al suyo propio tuvo lugar en un retiro ecuménico de fin de semana. Y sigue diciendo Cooper en su libro sobre Webber: «El grupo consistía de católicos luteranos, presbiterianos y evangélicos que se reunían todos los meses para leer y discutir la Escritura, para orar juntos, para hablar y pasarlo bien. Cuando llegó el tiempo para que muchos de nosotros nos graduáramos y nos trasladáramos a nuevos lugares, decidimos ponerle fin a nuestro compañerismo de dos años, con un retiro de fin de semana en un centro para conferencias de un local católico. Fue allí cuando tuvimos que enfrentar un asunto que nunca habíamos discutido: ¿Podíamos tomar juntos la comunión? ¿Podía un sacerdote católico darle el pan y el vino a un evangélico? ¿Podía un evangélico recibir el pan y el vino de un sacerdote católico?».
Webber dice que el sacerdote que estaba presente compartió su dilema respecto a si una persona no católica podía participar del servicio de comunión católico. Y le dijo al grupo: «Como una regla los católicos sólo permitimos que otros católicos reciban el cuerpo y la sangre del Señor. Pero yo he agonizado sobre esta separación de nuestras iglesias, como sé que ustedes también». El sacerdote entonces decidió “romper con la tradición católica” y ofrecer a cada persona en el grupo el pan y el vino. Y continúa en las páginas 3 y 4 de Señales de prodigios, que él explicó: «¿Por qué? Porque es mi experiencia que todos ustedes son cristianos, verdaderos devotos a nuestro Señor. Pero no puedo decirle a ninguno qué debe hacer. Tal vez usted no se sienta cómodo recibiendo el pan y el vino. Así que debe decidir por sí mismo. Si no viene a recibirlo, su decisión será respetada, pero si viene, será bienvenido». A este punto en la historia de Webber, él comenzó a cuestionar sus propias creencias y lo que llamó sus «prejuicios». Y dice en la página 4, que declaró: «Consideré el tiempo espiritualmente rico que había compartido con estas personas... Esas memorias, y me dije: ‘Vamos adelante. Después de todo, sólo hay un Dios, una iglesia, una fe, un bautismo y una santa comunión’. En ese momento, Dios derribó los muros que había permitido que me separaran de mis hermanos y hermanas de diferentes denominaciones. Estoy convencido que los prejuicios que tenemos y los muros que levantamos entre nosotros y otras comunidades de cristianos de hecho bloquean nuestra experiencia de la presencia de Dios en nuestras vidas... el rechazar una parte de la iglesia de Dios impide que experimentemos lo que el credo llama ‘la comunión de los santos’».
Después que Webber participó en el servicio de comunión, estaba dramáticamente afectado. Y pasa a describir en la página 5 cómo cambiaron sus creencias. Explica: «¡Usted podría decir que estaba sorprendido por el gozo!... Nunca había tenido una experiencia como esa en mi vida. En esa capilla católica, una nueva experiencia de adoración había chocado contra mis viejos prejuicios, y una nueva actitud había nacido. Había tomado para mí mismo la experiencia de otra tradición, había estado en diálogo con otra tradición de adoración, y seguramente era más rico por eso».
La experiencia obviamente revolucionó el pensamiento de Webber. Sus libros y artículos después de eso retratan esto en forma repetida y han desempeñado un papel significativo en el cambio que muchos están tomando hacia el sendero a Roma y una nueva reforma.
El Jesús eucarístico es místico
Para esos que tradicionalmente no han tenido mucho ritual en sus vidas (es decir, los protestantes), el ambiente de la misa tendría gran atractivo debido a la novedad religiosa, de ahí el interés en la Eucaristía por esos que promueven la espiritualidad contemplativa. Aunque para muchos católicos, la misa (en donde se presenta la Eucaristía), no es una experiencia mística. Sin embargo, si se le añade la dimensión contemplativa, uno de hecho puede entrar en el reino místico. En la superficie, este fenómeno parece complejo, pero una vez comenzamos a entender el misticismo, tiene sentido. Dentro del reino de la plegaria contemplativa, el mediador de hecho se pone en contacto con un poder espiritual o fuerza. Combinando la tradición de la Eucaristía, la cual le encanta a muchos criados en la Iglesia Católica, con la explosión relativamente reciente de la práctica contemplativa, la Iglesia Católica ve esto como una forma para recuperar su robusto estado de décadas previas.
El sacerdote Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, discute así en un sitio católico en internet el misterio eucarístico: «Creo que la cosa más necesaria para hacer en la fiesta de Corpus Christi no es explicar algunos aspectos de la Eucaristía, sino revivir el asombro y maravilla ‘ante el misterio’».
Esta buena voluntad para poner el misterio y la experiencia mística como la fundación de la fe cristiana, tiene el potencial para ganar el mundo para Jesús, que no es el Jesús de la Biblia, especialmente si este Jesús recibe crédito por sanidades sobrenaturales.
Piense en esto: ¿Qué pasaría si el Jesús eucarístico que los católicos veneran y adoran comenzara milagrosamente a sanar a esos que adoran su presencia? ¿No sería esto un fuerte atractivo para esos fuera de la Iglesia Católica? Y tal como predijo Peter Kreeft, profesor del Boston College y proponente de la meditación en su libro Jihad ecuménico, la adoración eucarística tendrá un poderoso efecto ecuménico e inter-espiritual. Él dice en la página 164: «El poder que reunirá la iglesia y ganará el mundo es la adoración eucarística». Ahora mismo, algunos podrían estarse preguntando: «¿Está la presencia de Jesús contenida dentro de los elementos eucarísticos?» O como algunos evangélicos y emergentes han sugerido: «¿Hay una presencia y poder especial en la Eucaristía?» ¡La respuesta a ambos es un no resonante! El Señor Jesucristo mora en el corazón de cada persona que ha experimentado el nuevo nacimiento y le pertenece por fe por medio de la gracia. Él promete no dejarnos nunca o abandonarnos, queriendo decir que su presencia está en nuestras vidas todo el tiempo. No se requiere que participemos en un ritual para experimentar su presencia, tampoco Él está confinado en hostias benignas e inanimadas y vino (o jugo). Como dijo Jesús: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”(Jn. 6:63). Jesús declaró esto en respuesta a la confusión de sus discípulos sobre esta declaración: “Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida”(Jn. 6:55). Pablo le añade claridad adicional al escribir a los romanos que todo lo que necesitaban hacer era llamar al Jesús verdadero porque Él está allí: “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”(Ro. 10:8-13).
A este punto, vemos el gran abismo que separa al catolicismo de la luz del evangelio, una luz que los reformadores vieron y por la cual muchos de ellos dieron sus vidas. Ellos reconocieron que la participación en los sacramentos no es lo que salva a las personas.
Vemos entonces que nuestra preocupación por la “nueva evangelización católica” no es asunto pequeño. Las tinieblas se han deslizado sigilosamente sobre la iglesia cristiana en la misma forma como una avalancha se desliza sobre una montaña arrasándolo todo. Cada día nuevas víctimas confiadas están siendo arrastradas y sepultadas. Y el papel que desempeña la Iglesia Emergente en llevar a cabo esto, es algo que debería alarmar a cualquier cristiano capaz de discernir.