Había una misionera cristiana que servía en el Oriente-Medio y trabajaba con niños. Estaba conduciendo un jeep en el cual tenía dos o tres cosas que pertenecían a los infantes. Un día conduciendo por un camino el vehículo se quedó sin gasolina, entonces pensó "Tengo que ir a conseguir gasolina en alguna parte". El problema era que no tenía una lata para poner el combustible. Entonces miró en la parte de atrás del jeep y lo único que pudo encontrar fue un orinal. Lo cogió y caminó hasta la gasolinera más cercana, lo llenó con gasolina y volvió al coche. En aquel momento cuando estaba echando la gasolina en el coche pasó una limusina con dos jeques dentro. La limusina se detuvo y uno de los jeques bajó la ventanilla eléctrica, miró hacia afuera y vio a esta mujer vertiendo el contenido del orinal en el coche. Dijo, "perdone señora, m.i arnigo y yo no compartirnos su creencia pero la admiramos imensamente por su fe". Si hubiera estado haciendo lo que ellos creían que estaba haciendo, eso hubiera sido fe ciega (no hay razón para creer que un coche pueda funcionar con orina). Pero la fe que tenemos en Jesucristo no es fe ciega. Es una fe basada en la verdad. Es una fe basada en Jesucristo, que es la Verdad. (Historia sacada del libro Questions of Life de Nicky Gumbel).
Continuamos hoy estudiando el capítulo 46 de Génesis, que apenas logramos comenzar en nuestro programa anterior. Leímos el versículo 1 que dice: 1 Salió Israel con todo lo que tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. (Gén. 46:1)
Continuamos considerando hoy, el capítulo 44 del libro de Génesis. Y vamos a proseguir este estudio, considerando los versículos 8 y 9, que dicen:
8 He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro? 9 Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor. (Gén. 44:8-9)
Comenzamos nuestro estudio hoy del capítulo 43 del libro de Génesis. Y en este capítulo notamos que debido a la gravedad del hambre, los hijos de Jacob se ven obligados a regresar a Egipto acompañados en esta ocasión por su hermano menor Benjamín. Y una vez en Egipto, tienen una audiencia otra vez con José y le presentan a Benjamín. Ahora, José aún no se da a conocer a sus hermanos.
Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro recorrido por el libro de Génesis, e iniciamos nuestro estudio en el capítulo 42. Este capítulo continúa exponiendo los incidentes dramáticos que se desarrollan en la vida de José, y creemos que podríamos considerar este capítulo como uno de los más dramáticos en toda la Biblia. Veremos aquí cómo el hambre obliga a Jacob a enviar a sus hijos a Egipto para comprar trigo.
Continuamos considerando hoy el capítulo 41 del libro de Génesis, y nos detuvimos en nuestro programa anterior, en el versículo 14. Leamos una vez más este versículo:
14 Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón. (Gén. 41:14)
Continuamos hoy, amigo oyente, considerando el libro de Génesis. Comenzamos hoy nuestro estudio del capítulo 40, ya que sólo hicimos una introducción en nuestro programa anterior. Y decíamos que en este capítulo se nos revela que tanto el jefe de los panaderos, como el jefe de los coperos de Faraón, estaban en la misma cárcel donde estaba José. No se nos dice cuáles fueron sus delitos, sólo se nos dice que delinquieron contra el rey de Egipto. José, por su parte, gozaba de una posición buena aun en la prisión. Y vemos que aunque era esclavo y prisionero, Dios no lo tiene allí por accidente. Dios estaba obrando en su vida con un propósito muy definido. Leamos ahora, los versículos 1 al 3 de este capítulo 40:
Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro estudio en el capítulo 39 de Génesis. Y nos detuvimos en nuestro programa anterior, anotando que José había sido comprado por Potifar, quien era oficial de Faraón. Destacamos el hecho de que todo lo que José hacía en la casa de Potifar, el Señor lo bendecía.
Continuamos hoy, amigo oyente, estudiando el capítulo 38 del libro de Génesis que iniciamos en nuestro programa anterior. Y dijimos que este capítulo habla del pecado y la deshonra de Judá. La pregunta que consideramos fue: ¿Por qué se nos cuenta esta historia aquí? Y dijimos que había dos aspectos principales. En primer lugar, Judá es la tribu de la cual procederá el Mesías. Hay algunos nombres interesantes que aparecen allí. Está el nombre de Judá, luego el nombre de Tamar y más adelante, Fares y Zara. Dijimos además que sus nombres aparecen también en el primer capítulo del Nuevo Testamento. En el capítulo 1 del evangelio según San Mateo, se da la genealogía de Jesucristo y es allí donde se encuentran estos nombres también. Y esta es la línea que conduce al Señor Jesucristo, es decir, la línea de Judá. Luego, el segundo aspecto, la segunda razón por la cual se nos cuenta esta historia de Judá en este capítulo, es porque comenzando con el próximo capítulo, bajamos hasta la tierra de Egipto con José. Y notaremos más adelante que Dios arregló las circunstancias para que José fuera delante de sus hermanos y de su padre hasta Egipto. En realidad, Dios le envió allí a preparar el camino para la llegada de los israelitas. Parece ser un encuentro fortuito de circunstancias incluyendo el hambre que se nos narra más adelante. Pero todo fue arreglado por Dios para sacarlos de Canaán por un tiempo. Si Jacob y su familia se hubieran quedado en la tierra de Canaán, habrían descendido hasta el nivel de los cananeos. Y Dios quería que se apartaran de los cananeos abominables, y que estuvieran en la reclusión de la tierra de Gosén en Egipto. Hallaremos que esta gente aquí, es decir, los cananeos, eran una abominación, y aun después de que los israelitas llegaron a la tierra, los cananeos mantuvieron una influencia sobre ellos, que no era nada buena. El incidente de este capítulo, pues, revela con claridad que Dios tuvo que alejar a Israel de esta gente. Leamos los primeros dos versículos del capítulo 38 de Génesis:
Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por el libro de Génesis. En nuestro programa anterior, consideramos el primer sueño de José, y notamos la reacción de sus hermanos, cómo se burlaron de él y cómo llegaron a odiarle más por causa de este sueño. Y dijimos, que sin embargo, esto no puso fin a los sueños, porque después tuvo otro. Leamos ahora los versículos 9 al 11 de este capítulo 37 de Génesis que estamos estudiando: