Destacamos el hecho de que se había afeitado. Dijimos que los hombres del desierto no acostumbraban a afeitarse en aquellos días. Es probable que ninguno en la familia de José se afeitara. Dijimos también que los egipcios no se dejaban crecer la barba. Sólo los gobernantes llevaban una barba pequeña y la ostentaban, porque consideraban que aumentaba la dignidad del puesto de gobernante. Hay un mensaje grande en esto. José es sacado de la cárcel; se afeita y le queda por delante una vida nueva. Esto es como una resurrección, es levantado. Ahora va a los gentiles. ¡Qué cuadro tan tremendo es el que tenemos aquí! Leamos ahora los versículos 15 y 16 de Génesis, capítulo 41:
15 Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos. 16Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón. (Gén. 41:15,16)
Escuche usted cuán claramente José declara a Faraón que es Dios quien debe recibir la gloria. Una vez más, volvemos a mencionar lo que dijimos en un programa anterior. Un hijo de Dios debe tener mucho cuidado de que sea Dios quien reciba toda la gloria por cualquier logro en su vida o por cualquier cosa que haga. Si hacemos alguna cosa por nosotros mismos, amigo oyente, somos nosotros los que lo hacemos y eso es de la carne. Y créame que no es muy bello. Una cosa es segura, y esa es que Dios no aceptará el fruto de la carne. Si es que usted y yo hacemos alguna cosa que tenga éxito, es porque es Dios quien lo hace. Eso es lo que dice José a Faraón. Le dice que él no puede interpretar los sueños pero que Dios dará una respuesta a Faraón.
Faraón cuenta entonces el sueño a José, y nosotros no vamos a leerlo una vez más. Pero, note usted en el versículo 21, que cuando las vacas flacas habían devorado a las gordas, continuaron aun con el mismo aspecto feo que antes tenían. Ahora, el versículo 25 nos dice que en realidad los dos sueños, son uno mismo. Leamos este versículo 25:
25 Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer. (Gén. 41:25)
En esencia, estos dos sueños son uno solo y hablan de una sola cosa. La razón por la cual había dos sueños era para dar énfasis sobre su gran importancia y significado. Dios había dado los sueños a Faraón para hacerle saber lo que Él estaba planeando hacer. Faraón, pues, se entera de la interpretación. Leamos ahora los versículos 26 hasta el 31 de este capítulo 41:
26 Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo. 27 También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre. 28 Esto es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón. 29 He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto. 30 Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra. 31 Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima. (Gén. 41:26-31)
En primer lugar, José le dice a Faraón lo que sus sueños predicen. Habrá siete años de abundancia, y luego habrá siete años de hambre. Dios quería que Faraón supiera esto porque era algo muy importante. Entonces José da a Faraón algunos consejos sobre cómo enfrentar las condiciones venideras. Veamos ahora los versículos 32 y 33:
32 Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla. 33 Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto. (Gén. 41:32,33)
Notemos ahora que José llega a ser mayordomo en la tierra de Egipto para preparar las condiciones necesarias durante los siete años de hambre. Los versículos 34 al 37 esbozan el plan de José ante esta emergencia:
34 Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia. 35 Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo. 36 Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre. 37 El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos. (Gén. 41:34-37)
Faraón debe juntar ahora todo el exceso. Ese es el consejo que José le ha dado. Durante los siete años de abundancia, deben acumular el exceso y guardarlo para los años de hambre. En los versículos 38 al 41 podemos ver cumplido el propósito de Dios para José. Leamos:
38 y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? 39 Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. 40 Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. 41 Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. (Gén. 41:38-41)
Note usted el significado de todo esto. Antes, el joven estaba en la cárcel: olvidado, desamparado y abandonado. Ahora, en el momento preciso y justo es sacado porque nadie más puede interpretar el sueño de Faraón. Él puede interpretarlo. No sólo interpreta el sueño, sino que sugiere a Faraón lo que debe hacer porque es un hombre de habilidad y entusiasmo. Creemos que Dios le estaba guiando en todo.
José aconseja guardar el grano en exceso durante los años de abundancia y guardarlo para los años de hambre. Esta sería una hambre mundial y muy grave. No olvidemos que Egipto es un país que depende del riego. La parte más alta del Nilo viene bajando de África Central, y francamente Egipto depende de este río. Allí cae muy poca lluvia durante el año. El riego inunda la tierra y todavía en estos días riega a Egipto no sólo trayendo el agua para la tierra sino también un sedimento que la fertiliza. El río Nilo hace así un trabajo doble, permitiendo generalmente varias cosechas al año.
El hambre, pues, sería tan grave que aun Egipto sería afectado. Siete años de hambre que también afectarían a la tierra de Egipto. El Faraón al escuchar hablar así a José le presta toda su atención pues todo esto le parece acertado y razonable.
Es una lástima que muchas veces en los tiempos pasados no hayamos tenido hombres en nuestros gobiernos que hayan tenido algún sentido del futuro. Alguien preguntó una vez a Gladstone lo que era la medida de un gran hombre de Estado. Dijo que es aquel hombre que sabe la dirección que Dios tomará durante los próximos cincuenta años. Bueno, aquí en Génesis, José le dice a Faraón lo que ocurrirá durante los próximos catorce años.
Ahora, ¿quién mejor podía hacerse cargo de esto que José? Faraón reconoció que José era un hombre de habilidad. Bien podemos preguntarnos por qué Dios, en primer lugar, dejó que José entrara en la casa de Potifar. Pero, ahora nos damos cuenta que había aprendido mucho en aquella casa donde se le encargó de todo. Ahora se hará cargo de todo en la tierra de Egipto. Esta es una transición grande en su vida. Seguía en posición sólo a Faraón. Desde lo más profundo de la oscura cárcel llega al trono directamente bajo el trono de Faraón. Ahora, José recibe el nombramiento oficial de manos de Faraón. Leamos los versículos 42 al 44 de Génesis, capítulo 41:
42 Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; 43 y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. 44 Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto. (Gén. 41:42-44)
A propósito, el anillo de Faraón tenía un sello. Y al imprimirlo en cera quedaba exactamente como si fuera la misma firma de Faraón. Y Faraón hace de José su agente. Tiene pues, el derecho de usar hasta la firma del rey. Y ahora la vida de José toma otro rumbo. Veamos los versículos 45 y 46:
45 Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto. 46 Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto. (Gén. 41:45,46)
Amigo oyente, me gusta muchísimo más el nombre José que el nombre Zafnat-panea, pero es el nombre que Faraón le puso a José. Es un nombre copto y significa “El que revela cosas secretas”. Se nos dice aquí que José tenía treinta años, y vemos que ha estado en la tierra de Egipto por 13 años. Ahora, sabemos que pasó dos de esos años en la cárcel, después del episodio con el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos. Pudo haber estado en la cárcel por unos años antes de eso. Sin duda había estado en la casa de Potifar por unos 10 años. Esto nos da una idea de cómo se dividió su vida en ciertos períodos de tiempo, mientras que estuvo en la tierra de Egipto.
Después de pasar estos 13 años, encontramos que José tiene la posición de primer ministro; segundo sólo al Faraón en toda la tierra de Egipto. Podemos preguntarnos ¿cómo sucedió esto?
¿Cómo llegó a esta posición tan singular?, y ¿Por qué estaba tan dispuesto el Faraón a aceptar a José? En primer lugar, claro que la respuesta es que Dios estaba con él en todo. A través de toda esta historia lo hemos observado. La mano de Dios, a través de Su providencia, siempre guiaba a este hombre. En Génesis, capítulo 50, versículo 20, vemos que aun lo que los hermanos hicieron, pensando maldad contra él, Dios lo encaminó a bien. Es maravilloso saber eso.
Hay otra razón muy práctica. En este tiempo particular de la historia, los reyes hixos reinaban en Egipto. No eran egipcios naturales, sino beduinos del desierto arábigo. Era un grupo nómada, y por un período entraron en Egipto y reinaron. En realidad, el Faraón y su linaje quedaba más cercano en su nacionalidad a José que a los propios Egipcios, y esto le dio confianza en José. En realidad, los reyes hixos notaron que era difícil encontrar a alguien en Egipto que les fuera leal y fiel. La fidelidad era una característica verdadera de José. Dios había obrado en su vida, y esto había producido en él una fidelidad a las personas a quienes servía, y una fidelidad a las tareas que él sabía que Dios quería que hiciera. Veremos también que le es fiel a Faraón. Eso explica por qué José tuvo tan buena acogida por Faraón en ese tiempo. Mas tarde, los reyes hixos fueron expulsados de Egipto, y leemos en Éxodo, capítulo 1, versículo 8, lo siguiente: Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José. ¡Cuán precisa es la Palabra de Dios!
Volviendo, pues, a nuestro relato, vemos que Faraón puso un collar de oro en su cuello. Esto le concedía la misma autoridad de la cual disfrutaba Faraón. Luego, le dio una esposa, la hija del sacerdote de On. Ella, al parecer, sale del paganismo, y por tanto se constituye en la esposa gentil de José. Aquí hay otra analogía al Señor Jesucristo, ¿verdad? El Señor Jesús hoy en día está buscando en este mundo una esposa gentil. Esa esposa es la iglesia. Y aquí José tiene una esposa de entre los gentiles.
Ahora, note usted un detalle particular en el verso 46. Se nos dice allí que cuando José se paró delante de Faraón tenía treinta años. Pero, tal vez usted ya ha pensado en la analogía que hay aquí entre la vida de José y la vida del Señor Jesucristo. Jesucristo empezó Su ministerio público cuando tenía precisamente treinta años; la misma edad de José cuando tomó su responsabilidad sobre la tierra de Egipto. Ahora, ¿qué es lo que hace? Leamos los versículos 47 y 48 de Génesis, capítulo 41:
47 En aquellos siete años de abundancia la tierra produjo a montones. 48 Y él reunió todo el alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores. (Gén. 41:47,48)
Durante esos años de gran abundancia, reunió el grano. Hubo una gran abundancia durante esos años. Después de la segunda guerra mundial, en los Estados Unidos empezaron a acumular granos en gran exceso. Esto creó un gran problema para los granjeros. Al viajar por tren en aquellos días, por los estados de Kansas y Missouri, y otros estados de los grandes llanos, se podía ver depósito tras depósito, y silo tras silo, miles de ellos llenos de grano que el gobierno había acumulado. Muchísimas personas opinaban que era una tontería acumular todo eso. Y si usted viaja ahora por este país no ve nada de aquel exceso de grano. Ahora, ¿qué ha pasado? Pues, que han estado enviando a otros países necesitados, todo ese exceso. Y ahora mismo no hay suficiente para dar de comer a millones que mueren de hambre en el mundo. Alguien ha dicho que cien millones morirán de hambre. Y, ¿por qué no se les envía algo? Pues, la razón es simplemente porque no hay suficiente. El exceso se ha gastado. Y así, millones tendrán que morir de hambre. Ahora, ¿cuáles millones son esos? No lo sabemos.
Habrá años de abundancia y habrá años de hambre. Y en este caso, José acumuló el grano mientras que se pudo hacer. Ahora, note usted que también planeó un buen repartimiento. José hace una cosa práctica. Acumula el exceso y lo guarda en las ciudades para el tiempo del repartimiento. Leamos el versículo 49:
49Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. (Gén. 41:49)
Egipto era la canasta de pan para el mundo. Y así lo han llamado. Pero bajo la administración de José, parecía que hubiera dos o tres canastas para el mundo. Veamos ahora otra fase en la vida de José en los versículos 50 al 52:
50Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. 51Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre. 52Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción. (Gén. 41:50-52)
Detengámonos aquí por unos momentos para destacar algo en cuanto a la familia de José. Estos muchachos nacieron antes de los años de hambre. Al primer hijo le dio por nombre Manasés; y diríamos que un buen nombre para él sería “amnesia”, que significa “el que hace olvidar”. José estaba tan involucrado en su responsabilidad que se olvidó de la casa de su padre. En los primeros años en Egipto había sentido una nostalgia tremenda por su hogar, pero aparentemente ahora no la siente más.
Ahora, recordará usted que al principio del programa, notamos que en el versículo 14 se menciona específicamente que José se afeitó y se mudó de vestidos. Muchos dirán que esto de afeitarse no puede tener mucha importancia; puede que la compañía Gillette tenga interés en eso. Pero, realmente es muy importante. Puso a un lado la vieja vida, la ropa vieja y la barba que llevaban los hebreos. Eso habla de resurrección porque los dejó a un lado para comenzar una nueva vida. Recuerde eso. Se parece a un egipcio de aquí en adelante. Se viste como egipcio, habla como egipcio. José dice, “Dios me hizo olvidar.” Por tanto, llama al niño, Manasés. Ahora, si usted desea, puede llamarlo Amnesia.
Al seguiente, al segundo hijo, lo llama Efraín porque significa “fructífero”. De modo que bien puede llamar a este niño Ambrosía, si es su deseo. Bien puede llamar a los dos, Amnesia y Ambrosía. Alguien puede poner objeción y decir que esta es una traducción rara. Es posible que la sea pero aquellos niños eran exactamente como sus nombres indican. El uno era Amnesia y el otro, Ambrosía. Veamos ahora el versículo 53:
53 Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. (Gén. 41:53)
De modo que, ¿cuántos años tiene José ahora? Tiene 37 años. Y ahora, viene la parte difícil, los siete años de hambre. Los versículos 54 y 55, dicen:
54 Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan. 55 Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere. (Gén. 41:54, 55)
Hay otra analogía aquí, entre José y Jesucristo. Y quisiera dirigir su atención al hecho de que aquí José es quien tiene pan. Y Jesucristo, por Su parte dijo: “Yo soy el pan de vida”. Ahora, la última parte del versículo 55 dice: haced lo que él os dijere. Esto nos recuerda aquel pasaje en el capítulo 2, del evangelio según San Juan, cuando Jesús y Su madre María asistían a las bodas en Caná de Galilea y faltó el vino. Entonces Su madre dice a quienes servían, refiriéndose a Jesús: Haced todo lo que os dijere. Ahora, leamos los versículos finales de este capítulo 41 de Génesis, los versículos 56 y 57:
56 Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto. 57 Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre. (Gén. 41:56,57)
Comienza aquí, como dijimos antes, el período difícil, los siete años de hambre que José había dicho. Y notamos también que los consejos que José había dado a Faraón, comienzan ahora a dar resultado. Habiendo acumulado todo este elemento, ahora pueden distribuirlo o venderlo como dice el versículo 56, a los egipcios, ya que había una gran hambre por toda la tierra. Esta parte constituye también la introducción a una interesantísima historia que encontramos en los capítulos siguientes. Y notaremos especialmente el propósito que Dios tiene en la vida de la familia de José, al sacar a Jacob y sus hijos de en medio de los cananeos para traerlo a Egipto, lo que únicamente pudo cumplirse a través de estos siete años de hambre.
Y así concluye pues, el estudio del capítulo 41 del libro de Génesis. En nuestro próximo programa, comenzaremos el estudio del capítulo 42 y esperamos que usted, amigo oyente, esté haciendo lo que sugerimos cuando comenzamos esta serie de estudios bíblicos, es decir, leyendo el capítulo o la porción que hemos de estudiar, antes de transmitir el programa y también después que hayamos hecho el estudio por radio, de manera que así podamos asimilar mejor lo que estamos estudiando. Recuerde también escribir solicitando las notas y bosquejos que gratuitamente ofrecemos, que será de gran ayuda para la continuación de estos estudios. Será pues, hasta nuestro próximo programa, es nuestra oración ¡que Dios le bendiga en gran manera!