Al comenzar esta serie de transmisiones, naturalmente vamos a empezar con el estudio del libro de Génesis. Pero antes, quisiéramos darle una breve serie de guías para el estudio de la Biblia. Nos gustaría hablar sobre la Biblia misma porque este es el Libro que vamos a estudiar.
Sin duda la Biblia es el Libro que ha sufrido más difamación que cualquier otro libro que haya sido escrito. Ha sido atacado como ningún otro libro ha sido atacado jamás. Sin embargo, ha provisto y continúa proveyendo verdadero beneficio espiritual a millones de personas por todo el globo, y viene haciéndolo ya por más de dos mil años. Un Libro de esta naturaleza y con este impacto tan tremendo sobre la raza humana, ciertamente merece la consideración inteligente de los hombres y las mujeres.
Ahora, queremos decir solamente unas palabras acerca de lo que intentamos hacer en este programa A Través de la Biblia. El autor de estos estudios bíblicos el Dr. J. Vernon McGee, contaba que hace muchos años, en el distrito comercial de la ciudad de Dallas, en el estado de Texas, Estados Unidos, había una iglesia que tenía un letrero grande que podía ser visto por todos los que pasaban por allí. Llevaba este mensaje muy impresionante: “La Biblia tal como es, para los hombres tal como son”. ¡Esta es una declaración tremenda! Permítanos repetirla:
“La Biblia tal como es, para los hombres tal como son”. Esa es la meta del ministerio del programa A Través de la Biblia.
Durante los años en que este programa se ha trasmitido, hemos recorrido la Biblia entera, la Palabra de Dios en su totalidad, tal como es, y ha sido presentada a los hombres tal como son. Eso quiere decir, proveyéndola a hombres que están necesitados de Dios, hombres pecaminosos. Los hombres hoy día necesitan de la salvación. Hay multitudes que ni siquiera creen que necesitan la salvación, pero sí la necesitan. De modo que ahora estamos comenzando una vez más este programa de cinco años para ejecutar nuestro plan de presentar ‘la Biblia tal como es, para los hombres tal como son’.
El estudio completo de toda la Biblia que ya hemos hecho por un período de cinco años cada vez, no sólo nos ha estimulado a comenzar de nuevo, sino que nos ha hecho ver que la Palabra total de Dios alcanza a los seres humanos, en cada nivel de nuestra civilización contemporánea, y en cada estrato de nuestra sociedad. Desde el primer día de su transmisión hasta ahora, hemos recibido, literalmente, miles y miles de cartas que lo comprueban.
Hay multitudes que se sirven de la enseñanza de este ministerio radial y que piden las Notas y Bosquejos, oferta de este programa, y las usan. Y nos contentamos por eso. Ahora, nos gustaría continuar aumentando este ministerio y hacerlo llegar a muchas más personas. Procuramos enseñar la Palabra de Dios en su totalidad. Creemos que TODA la Biblia es la Palabra de Dios y que TODA la Biblia debe ser enseñada.
Antes de continuar adelante, amigo oyente, permítanos dejar en claro el hecho de que nuestro propósito en este programa, es enseñar la Palabra de Dios completa. Como ya dijimos, creeos que toda la Biblia es la Palabra de Dios y que toda la Biblia, debe ser enseñada. Usted sabe amigo oyente, que es muy fácil escoger los libros más conocidos de la Biblia para estudiarlos, pero es nuestro deseo, en esta serie de estudios, hacer un recorrido a través de toda la Biblia, desde el Génesis, el primer libro, hasta el Apocalipsis, último libro de la Palabra de Dios. Permítanos hacer ahora, algunos comentarios acerca de la importancia que la Biblia ha tenido para otras personas. Hay un poema que está basado en la declaración que se encuentra allá en el Segundo Libro de Reyes, capítulo 23, versículo 2, donde dice: Y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová. Ahora, note usted que no dice ‘algunas de las palabras’, sino que dice todas las palabras del libro. Pues, bien, el poema habla acerca de un señor que presumía de conocer su Biblia, leyendo pequeñas porciones de ella de vez en cuando, unos versículos de San Juan, otros de Mateo, una porción del Génesis, algunos capítulos de Isaías, el Salmo 23, Romanos 12, y así sucesivamente. Este hombre presumía conocer bien la Palabra de Dios, pero cuando procuraba leer toda la Biblia, la encontraba muy diferente y apenas hallaba el camino. La verdad, amigo oyente, es que hay muchos hoy en día que son como este señor, les gusta jugar, por así decirlo, con la Biblia, leyéndola sólo al arrodillarse ya cansados y bostezando al elevar una brevísima oración. Hay quienes tratan a las Escrituras, como no tratan a ningún otro libro. Y leen la Biblia, con una mirada hasta impaciente. Pero, amigo oyente, es necesario leer la Biblia de una manera metódica porque es la Palabra de Dios. Si usted lo hace de esa manera, entonces sí se arrodillará con éxtasis al leerla toda. Por esto mismo, deseamos invitarle a estudiar la Biblia con nosotros. Recorreremos, como ya dijimos, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, todos los 66 libros de la Biblia, ocupándonos de todos los capítulos y de la mayoría de los versículos. Sólo así seremos mejores hombres, mejores mujeres y tendremos la experiencia más conmovedora que jamás hayamos experimentado.
Quisiéramos ahora compartir con usted las declaraciones que algunos de los grandes hombres han expresado en cuanto a la Biblia. Este es un libro que ha influenciado a grandes hombres a través de la historia, quienes a su vez, han ejercido su influencia sobre el mundo. Compartimos la opinión de que la razón por la cual he examinado toda, es decir, todas las Escrituras, tanto como mi esfera limitada, mis medios y mi vida activa me lo permiten. Y el resultado es que la Biblia es el mejor libro del mundo. Contiene más de mi poca filosofía, que todas las bibliotecas que haya visto; y las partes de ella que no puedo reconciliar con esa poca filosofía, las aplazo para una futura investigación”. Otro presidente de los Estados Unidos, John Quincy Adams, dijo: “Hablo como un hombre del mundo, a los hombres del mundo, y les digo: escudriñad las Escrituras. La Biblia es un libro por encima de todos los demás, para ser leído en todas las edades y en todas las condiciones de la vida humana. No para leerlo una o dos veces y luego ponerla a un lado, sino para leerlo en porciones pequeñas de uno o dos capítulos cada día y nunca interrumpir su lectura, a menos que sea por una necesidad dominante”. Amigo oyente, ¿puede usted sobrepasar esa declaración? Estos hombres fueron presidentes en los días cuando la América del norte gozaba del privilegio de ser una gran nación. No se comprometieron en guerras extrañas y les fue posible resolver los problemas de la calle. Ahora, alguien dirá que los problemas de aquel entonces, no eran tan complicados como los de hoy en día; pero amigo oyente, sí fueron complicados para aquel entonces; y no solamente Inglaterra sino también los Estados Unidos se han apartado de la Palabra de Dios. Y entre más nos desviemos, amigo oyente, más complicados se vuelven todos nuestros problemas. Y es por esta razón que deseamos enseñar la Palabra de Dios en su totalidad. Creemos que es la única solución, y francamente amigo oyente, más vale que regresemos a la Palabra de Dios.
El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee, contaba que cuando él era estudiante en el Seminario, le enviaron a predicar en la primera iglesia Presbiteriana en la ciudad de Augusta, en el estado de Georgia en los Estados Unidos. Y los hermanos de aquella iglesia, decía él, estaban pasando por un tiempo de dificultad y quizá pensaron que un estudiante de Seminario, pues, no podría hacerles demasiado daño. De modo que le enviaron allá y nunca podrá olvidar decía, aquel día. Contaba él que era un día caluroso de primavera y muy húmedo, y a pesar de ello, él tenía que vestir una larga toga. Se dio cuenta sin embargo, que si se desvestía hasta la cintura, y se ponía la vestimenta o sea la toga para luego ir al púlpito, podía entonces producir una corriente de aire moviendo bastante las manos. Después del servicio, alguien dijo que nunca había visto a un predicador tan joven, moviendo tanto las manos. Pero el caso era que así se mantenía fresco. Pues bien, decía el Dr. McGee que mientras predicaba vio en el primer banco a la izquierda un letrero y al terminar el servicio fue para leerlo. El letrero decía que el Señor Woodrow Wilson se sentaba en ese banco acompañado de su madre cuando su padre era pastor de aquella iglesia y el señor Wilson era apenas un muchachito. Ahora, usted recordará que el señor Woodrow Wilson fue presidente de los Estados Unidos durante los críticos años de la primera guerra mundial. Su tradición conducía a algún idealismo glorioso, pero ese gran hombre olvidó la gran verdad de las Escrituras que enseña que el hombre es pecador y totalmente perverso. El presidente Wilson fue un gran hombre, un hombre sobresaliente; fue presidente de la Universidad de Princeton y luego llego a ser presidente de los Estados Unidos. Fue idealista y la liga de las naciones era su ideal, así como las Naciones Unidas es hoy en día. El problema, amigo oyente, es que el idealismo no se entiende con la naturaleza humana como realmente es. Sin embargo, permítanos citar aquí lo que este señor Woodrow Wilson dijo en cuanto a la Biblia. “Tendría miedo – dijo él – seguir adelante si no creyera que toda nuestra educación, todo nuestro pensamiento está basado sobre la irreprensible y sin igual Palabra de Dios”. Ahora, esta fue su declaración allá en la época de 1914 a 1916, pero la verdad es que no podría decirse eso hoy en día. Y bien puede ser esta una de las razones, amigo oyente, por la cual ese país se encuentra en una condición tan precaria y tan desesperada el día de hoy.
Gregorio el grande, hizo estas declaraciones en cuanto a la Biblia: “Siempre en sus páginas hay playas donde el cordero puede deleitarse y profundidades donde aun el elefante puede nadar”. Vamos a estudiar el libro del cual él habló, la Biblia sagrada. Y cuando leemos su declaración, creemos que lo que deseamos hacer en nuestro estudio, es lo que hace el niñito en la orilla del mar. Tendremos nuestro baldecito y nuestra palita, pero el océano es inmenso. Pasaremos cinco años estudiando este gran libro pero siempre habrá más y más que nos quede por comprender. ¡Qué aventura más gloriosa tenemos por delante, amigo oyente!
Hace años el juez Hale escribió esta declaración a su hijo: “No hay un libro como la Biblia para obtener una instrucción excelente, sabiduría y aplicación. Es una falta de entendimiento en aquellos que creen y hablan de otro modo”. Ojalá amigo oyente, que tuviéramos hoy más jueces como este. Ahora, otro presidente de los Estados Unidos, Thomas Jefferson fue deísta y no sabemos si lo llamaríamos cristiano o no. Y la verdad es que no vamos a discutir este punto, ni vamos a constituirnos en jueces en cuanto a este gran hombre. Pero esto fue lo que Thomas Jefferson dijo en cuanto a la Biblia: “Siempre he dicho y seguiré diciendo que la lectura cuidadosa del sagrado volumen, nos hará ciudadanos, esposos y padres, de los mejores”. Hasta aquí, la declaración de Thomas Jefferson.
Eso es algo en lo cual podemos pensar hoy en día, cuando hay ciudadanos que están quemando las ciudades en que vivimos, y el aumento proporcional del divorcio corre a rienda suelta. Las estadísticas indican que en algunos países por ejemplo, el aumento proporcional del divorcio iguala o excede al del matrimonio.
Ahora, el doctor Samuel Johnson quien fue un gran crítico literario y escritor de Inglaterra, durante su última enfermedad tuvo a un joven que se sentaba a su lado durante la noche. Y esto es lo que el Dr. Johnson dijo a este joven: “Joven, atiende el consejo de alguien que ha ganado un cierto grado de fama en el mundo y que pronto aparecerá delante de su Creador; lee la Biblia todos los días”. Permítanos decirle, amigo oyente, que esta es una declaración tremenda. Y eso es precisamente, lo que cada uno de nosotros debe hacer.
Por su parte, Daniel Webster, un destacado jurisconsulto, político y orador estadounidense, dijo con respecto a la Biblia: “La he leído toda muchas veces. Ahora tengo la costumbre de leerla completamente una vez al año. Es el Libro por encima de todos los demás, tanto para abogados como para ministros. Compadezco al hombre que no puede hallar en él una rica provisión de pensamientos y reglas para su conducta”. Es interesante el hecho de que Daniel Webster hubiese leído la Biblia completa muchas veces. Demasiadas son las veces que tenemos la tendencia a quedarnos en las porciones conocidas y no leer ni estudiar lo que para nosotros es desconocido.
Ahora, Tomás Carlyle, el filósofo escocés, hizo esta declaración, escuche usted: “Un libro noble. Un Libro para todos los hombres. Es nuestra primera y más vieja declaración del problema eterno del destino del hombre y de los tratos de Dios con él acá en la tierra. Y toda en un plan general que tiene una fluidez tan libre; grande en su sinceridad, en su simplicidad, en su melodía épica y calma de reconciliación”. Y hasta aquí esta declaración del filósofo escocés Tomás Carlyle.
Y esto nos trae al final del primer programa de esta serie A Través de la Biblia. Deseamos aprovechar esta oportunidad para recordarle amigo oyente, que estaremos con usted todos los días de lunes a viernes a esta misma hora y por esta misma emisora, trayéndole un estudio del libro de los libros, la Biblia sagrada. Y deseamos que usted nos acompañe mientras hacemos este recorrido por el libro más importante que jamás haya existido. Hemos preparado también algunas notas que estamos seguros han de ser de mucha utilidad en el estudio que estamos comenzando ahora, así es que, le invitamos a que nos escriba solicitando estas notas y bosquejos que ofrecemos. Son enteramente gratis, así es que puede solicitarlas cuanto antes. La dirección la dará el locutor al final del programa. Así es que, tenga papel y lápiz a la mano para que la escriba correctamente. Esperamos pues, recibir su carta muy pronto.
En el reencuentro de hoy hemos estado hablando acerca de la Biblia y hemos mencionado las declaraciones de algunos de los grandes hombres de la historia con respecto a la importancia que ella tuvo en sus vidas. Habrá una diferencia cuando comencemos nuestro estudio en el libro de Génesis, mientras lo continuamos durante los próximos cinco años. Entonces, no estaremos ya hablando acerca de la Biblia, sino que intentaremos enseñar toda la Palabra de Dios. Yo, amigo oyente, la creo de todo corazón.
Y aquí nos detenemos por hoy. Será entonces, hasta nuestro próximo programa, ¡que Dios enriquezca su vida con el estudio de Su Palabra, es nuestra ferviente oración!