Usted, amigo oyente, recordará que Noé llevó tanto animales y aves limpias, como aves y animales inmundos en el arca. La paloma fue como una mensajera que trajo con ella una información. Después del segundo viaje de la paloma, Noé supo que las aguas del juicio ya se habían retirado de la tierra porque la hoja de olivo revelaba que la tierra seca ya estaba a la vista. Ya hemos mencionado que las grandes verdades de la Biblia están relacionadas en el libro de Génesis. La Biblia enseña que el creyente tiene dos naturalezas, la vieja y la nueva. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios. 5:17) Si alguno está en Cristo, nueva criatura es, y luego lo limpio y lo inmundo están juntos. Usted, amigo oyente y yo tenemos dos naturalezas. Lo que es nacido de la carne, carne es. Pero cuando uno acepta a Jesucristo, uno nace de nuevo. Lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es. Fue nuestro Señor Jesucristo mismo quien dijo esto. Pablo nos dice que en su carne, no moraba el bien; el querer el bien estaba en él, pero no el hacerlo. Existe una lucha entre las dos naturalezas y la lucha entre la vieja y la nueva, es la experiencia de todo creyente. El cuervo salió a un mundo juzgado y encontró un banquete en los cuerpos hinchados
porque vivía de ellos. El cuerpo hinchado de un dinosaurio fue para él un banquete tremendo. Para él debió haber sido como una de esas orgías bacanales de los antiguos. Estuvo yendo y volviendo porque estaba muy inquieto. Amigo oyente, esto es una ilustración de la naturaleza vieja. Nuestra naturaleza vieja es como aquel cuervo; la naturaleza vieja ama las cosas del mundo y realmente se goza en ellas. Bueno, ese cuervo salió al mundo y lo amó. Ahora, la paloma salió al mundo juzgado y no halló donde descansar, no encontró ninguna satisfacción. Por esa razón regresó al arca. El arca representa a Cristo. Hay personas hoy día que tratan de decir que el mal y el bien son relativos. Pero es Dios quien dice, qué es bien, y qué es mal. Debemos siempre recordar que vivimos en un mundo que es juzgado. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Debemos tratarlo, y no maltratarlo. No debemos enamorarnos del mundo, pero sí estamos aquí para ganar a los perdidos en el mundo, y traerlos a Cristo. Estamos aquí, amigo oyente, para sembrar la Palabra de Dios. Esa es nuestra responsabilidad en el mundo en que vivimos hoy en día.
Hace algún tiempo alguien dijo que una denominación había nombrado a un hombre como obispo de la luna. Ahora, ¿para qué sirve eso? Estamos seguros de que Dios y sus ángeles están cuidando de las estrellas y los demás planetas. El Señor cuida del universo. Lo que nosotros tenemos que hacer es cuidar de nuestro trabajo asignado aquí ahora mismo. Debemos esparcir la Palabra de Dios aquí en esta tierra. Eso es lo importante. La paloma reconoció que se encontraba en este tipo de mundo, y por eso no encontró descanso. Sólo el arca, amigo oyente, que representa a Cristo, puede darle descanso.
Permítanos ahora hacerle una pregunta muy personal a la cual tendrá que contestar por sí mismo. ¿Qué tipo de ave es usted? ¿Es usted un cuervo, o es usted una paloma? Usted tiene ambas naturalezas, pero, ¿en cuál de ellas vive usted hoy en día? ¿Ama usted las cosas de Dios, o las desprecia? Como dijimos, usted tendrá que contestar por sí mismo. Continuando ahora la lectura de este capítulo 8 de Génesis, leamos el versículo 13, y luego los versículo 18 y 19:
13b. . .las aguas se secaron sobre la tierra; y quitó Noé la cubierta del arca, y miró, y he aquí que la faz de la tierra estaba seca. . . (Gén.8:13b)
Pasando ahora a los versículos 18 y 19, leemos:
18Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él. 19Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca. (Gén. 8:18-19)
Vamos a considerar algunas cosas nuevas al proseguir nuestro estudio aquí. Dios va a hacer un pacto muy importante con Noé. A Noé le va a ser posible ahora comer carne, y Dios pondrá en uso la pena de muerte. Cuando Dios hizo ese pacto con Noé, lo hizo con la familia humana que se encuentra en la tierra hoy en día. Notemos ahora que Noé edifica un altar y ofrece sacrificio; dice el versículo 20:
20Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. (Gén. 8:20)
Vemos ahora por qué Noé llevó siete de los animales limpios, y sólo dos de los inmundos. Está ofreciendo ahora un sacrificio de los animales limpios. Los versículos 21 y 22 de este capítulo 8 de Génesis, dicen:
21Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. 22Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche. (Gén. 8:21-22)
Bien puede usted anotar, amigo oyente, la evaluación de Dios, con respecto al género humano como una evaluación verdadera. ¿Qué le parece a usted la juventud suya? ¿Fue malo el intento de su corazón, o no lo fue? Observe usted nuestra sociedad contemporánea. Tenemos la rebelión de la juventud. Es interesante observar la dirección en que van. Todo intento del corazón del hombre es malo desde su juventud, y no hay un mejoramiento del corazón.
Usted, amigo oyente, posiblemente ha sido testigo de casos en que dos personas han estado lanzándose insultos uno al otro; y posiblemente usted no ha escuchado en su vida lenguaje más profano que el que ha escuchado en aquellos casos. Bueno, es que los intentos del corazón del hombre, son malos desde su juventud. Dios lo dijo hace muchísimo tiempo, y todavía hoy en día es verdad.
Se ha sugerido que en el tiempo del diluvio la tierra se ladeó de su eje. Bueno, no estamos girando sobre el eje. El centro magnético es algo diferente que el centro sobre el cual estamos girando. Algo ha pasado. Es la creencia de muchos que esta es la razón por la cual Dios dice que habrá la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno. Nos da las estaciones, y las tenemos porque la tierra gira así. Es algo así como un trompo que se tambalea, es decir, que no se para derechito cuando gira. Como resultado, tenemos entonces las estaciones del año.
Cuando Noé salió del arca, lo primero que hizo fue edificar un altar al Señor, y ofrecerle un sacrificio. Y fue un holocausto. El holocausto habla de la persona de Jesucristo. Fue ofrecido sobre la base de aceptación delante de Dios, y alabanza a Dios en reconocimiento a Él. Esto, sin duda, fue lo que hizo que Dios estuviera satisfecho con Noé en este tiempo en particular.
El hombre, amigo oyente, debe aprender tres cosas del diluvio, y son: Primero, la rebelión, la rebelión contra Dios se realizó. Fue manifestada abiertamente, y fue la causa del juicio del diluvio. En segundo lugar, la revelación. Dios dio Su revelación a los hombres. Noé predicó a los hombres por 120 años. El testimonio de Noé no les tocó el corazón. Rechazaron la revelación que Dios había dado. Y, en tercer lugar, el arrepentimiento; rehusaron por completo arrepentirse. No hubo ningún regreso a Dios por ningún lado. Rechazaron el refugio que Dios les había ofrecido, que Dios había provisto para ellos.
Ahora, este hombre Noé sale del arca. Se queda en una posición muy singular. Se constituye en cabeza de la nueva raza humana. Es la misma posición que tuvo Adán. Muchas personas dicen: “Todos somos emparentados. Todos procedemos de Adán”. Bueno, amigo oyente, somos parientes de alguien más próximo que él. Somos todos emparentados con Noé. En un sentido, Noé es el padre de todos nosotros hoy en día.
Bueno, amigo oyente, hemos pasado así por el diluvio. Y concluimos así el estudio del capítulo 8 del libro de Génesis. Llegamos ahora a un nuevo principio, y es en realidad un principio revolucionario. La dispensación de la conciencia humana ha pasado, y Dios está poniendo al hombre bajo la dispensación del gobierno. El hombre ya debe gobernarse, y veremos algo de esto en este nuevo pacto. Entramos, pues así, al estudio del capítulo 9 de Génesis. El primer versículo de este capítulo dice:
1Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra. (Gén. 9:1)
De nuevo encontramos esta palabra “llenad”, y tiene significación aquí, porque sabemos que hubo una civilización antes del diluvio. Pero, a Adán también le dijo Dios que “llenara” la tierra. Por tanto, debió haber existido algunas criaturas antes de Adán. No sabemos cómo llamarlas, pero fueron criaturas vivientes de la creación de Dios. Y hay mucha especulación en cuanto a ellas.
Ahora, lo primero que Dios manda a Noé es: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra. En otras palabras, deberá hacer la propagación de la raza humana. Vivimos hoy en un tiempo cuando hay peligro de un exceso de población. Nos hace falta recordar que Dios dio este mandamiento bajo circunstancias especiales. Volvamos a Noé para decir de nuevo que él quedó en una posición singular. Él y su familia eran los únicos en la tierra. Imagínese usted, amigo oyente, que está viajando por la mañana por la autopista con dirección a su trabajo, y tiene carros por delante, carros por detrás, carros por todos los lados, y que todos están pitando sus bocinas porque se encuentran atascados, no pueden moverse. Al fin se quita el obstáculo que había enfrente y todos continúan su tráfico. Bueno, suponga usted que después de este incidente transcurra un año y una buena mañana sale usted de nuevo a la autopista, pero nota que no hay nadie en la autopista, no hay ningún carro corriendo, usted es el único chofer. No hay necesidad de semáforo porque no hay nadie manejando en las calles. Bueno, eso sería una experiencia extraordinaria, ¿verdad? Pues, esta fue exactamente la experiencia de Noé. El versículo 2 de este capítulo 9, dice:
2El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. (Gén. 9:2)
La segunda parte del pacto tiene que ver con la protección del hombre, y su autoridad sobre los animales. Entendemos que antes de esto, hubo una relación diferente. Antes, todos los animales eran mansos, y los hombres no comían carne, porque no les gustaba comer los animales mansos. Vimos que los animales vinieron a Noé, y por lo visto no hubo problema de ninguna clase. Los hombres y los animales eran muy amigos, los unos a los otros.
Pero, ahora, los animales tienen miedo del hombre. Sin embargo, el hombre es responsable por el mundo animal. La manera en que el hombre ha tratado al mundo animal es una historia brutal. Los hombres han tratado de exterminar a muchos de los animales. Los hombres hubieran dado muerte a todas las ballenas por las islas Hawaianas para ganarse la plata. Antes, el búfalo podía encontrarse en grupos grandes en el oeste de los Estados Unidos, pero los hombres los mataron. Hoy en día es necesario tener permiso para poder cazar, de manera que se pueda proteger a los animales y a las aves. Y es apropiado que los tengamos. Los animales de África se están exterminando. El hombre es una criatura brutal. Debemos proteger a los animales para que los hombres no les hagan daño alguno. En el versículo 3 de Génesis 9, leemos:
3Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. (Gén. 9:3)
Se encuentra aquí la tercera cosa. Antes, Dios había dado al hombre la tierra verde, las plantas para comer. Ahora le dice a Noé que puede comer de la vida animal. Hay quienes son aficionados a las dietas, y a veces este tipo de cosa llega a convertirse en parte de la religión de la persona. Recordará usted que los que fueron destruidos por el diluvio eran todos vegetarianos. Ahora, si es que la dieta mejora a alguien, pues ellos no hubieran sido destruidos. Vemos aquí entonces, que Dios permite ahora al hombre que coma carne. Veamos ahora lo que dice el versículo 4:
4Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis. (Gén. 9:4)
Debían desangrar la carne. Eso habla de vida, e indicaría que el animal debía estar muerto. También indica que el animal debía ser muerto en una manera misericordiosa, en lugar de prolongar su sufrimiento. Hay quienes cuando están de cacería les gusta tirar a las aves como a la codorniz, por ejemplo, y a veces ellas se llevan una herida y simplemente se arrastran y no pueden encontrarse por ninguna parte. Eso es muy cruel. Dios Dice que cuando vayamos a comer los animales, debemos asegurarnos de no comerlos con vida. Debemos matar al animal de una manera misericordiosa, y debemos desangrarlo. Ahora, el versículo 5 dice:
5Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. (Gén. 9:5)
Este versículo no tiene tanta significación para nosotros hoy en las áreas densamente pobladas de nuestras ciudades. Pero, puede más bien aplicarse para las áreas rurales donde todavía los animales salvajes representan un verdadero peligro. Por tanto, el hombre tiene que tener cuidado con este tipo de animales. Leamos ahora el versículo 6:
6El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre. (Gén. 9:6)
Aquí Dios presenta el principio para el gobierno y la protección del hombre. Cede al gobierno el derecho de la pena de muerte. Hemos aprendido que la raza debe propagarse. El hombre debe tener el protectorado y la autoridad sobre los animales. Hay una nueva provisión hecha para el comer. Hay una prohibición al comer con sangre. Ahora, encontramos el principio de la pena de muerte para el gobierno humano. Es asombroso ver cómo esta generación se ha desviado de la Biblia. El caso es que no tenemos hoy una población que sepa algo de la Biblia. Ignoran completamente la Palabra de Dios y esta es precisamente la razón por la cual nos hemos visto motivados a enseñar la Biblia a través de este programa. Como resultado, encontramos que jueces, abogados y políticos todos quieren deshacerse de la pena de muerte. Se han adelantado mucho en su querer, y quizá por fin, será eliminada por completo. A la vez suceden los crímenes más horribles, y aumentan día tras día.
El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee, ha preparado un librito que se llama “¿Es Bíblica la Pena de Muerte?”, en el cual trata este asunto. La pena de muerte es muy bíblica y es la base del gobierno. El gobierno tiene el derecho de quitar una vida cuando ese individuo le ha quitado la vida a otro. ¿Por qué? Bueno, es muy evidente. Dios lo ha ordenado para proteger así la vida humana.
En las grandes ciudades de nuestros países ya no existe seguridad al caminar por las calles. Una razón por la cual la vida no es tan segura ahora, es por la actitud que hay hacia la pena de muerte. Cuando un criminal sepa que su propia vida va a ser sacrificada, si él le quita la vida a otra persona, entonces podemos decir que reflexionará mucho antes de dar muerte a otra persona. Luego, ha salido la idea de dictar una ley para el control de armas de fuego. Bueno, el problema no es tanto con el arma en la mano, el problema se encuentra en el mismo corazón del hombre. Es el corazón del hombre que hay que controlar para estar seguros de nuevo en las calles.
Él que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre. Esta es la base del gobierno humano. Esta regla nunca ha sido cambiada con respecto a los gobiernos del mundo. Esta es la manera en la cual Dios intentó que el hombre fuera gobernado. Luego, el Señor repite Su mandamiento; leamos el versículo 7 de este capítulo 9 de Génesis:
7Mas vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella. (Gén. 9:7)
Veamos ahora, el nuevo pacto de Dios con los hombres. Los versículos 8 al 10 de este capítulo 9 de Génesis, dicen:
8Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: 9He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; 10y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra. (Gén. 9:8-10)
Este pacto está hecho con la raza humana entera. Y se incluyen en él todas las criaturas de Dios. Es interesante notar lo que Isaías declara. Él dice que un día, morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará. (Is. 11:6). El Apóstol Pablo nos dice en su epístola a los Romanos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto. (Rom. 8:22). Amigo oyente, Dios ha hecho este pacto para la protección de todos estos hasta cuando llegue aquel día. Es para todas las criaturas de Dios como dice: Y con todo ser viviente que está con vosotros. Ahora, el versículo 11, de este capítulo 9 de Génesis, dice:
11Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra. (Gén. 9:11)
Encontramos aquí la promesa de Dios, y Su resolución, Su decisión de no destruir la tierra por medio de otro diluvio. El próximo juicio de la tierra es un juicio por fuego. Así lo encontramos declarado en el capítulo 3 de la segunda epístola del Apóstol Pedro: Amados, esta es la segunda carta que os escribo y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento, para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles; sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Hasta aquí la lectura. Amigo oyente, permítanos concluir esta lección de hoy exhortándole a que aproveche el tiempo, la oportunidad que usted tiene delante en esta ocasión. Dios habla a su puerta, Dios no está retardando Su promesa; la Palabra de Dios que acabamos de leer dice que Él es paciente para con nosotros. Eso quiere decir que Él es paciente para con usted y quiere que usted proceda al arrepentimiento. Hágalo hoy, venga a Jesucristo y acéptele en su corazón como su Salvador personal.
Continuaremos la consideración de este capítulo 9 de Génesis en nuestro próximo programa, Dios mediante. Gracias por hoy y ¡que Dios le bendiga ricamente!