La historia continúa en el capítulo 19, donde se relata realmente la destrucción de Sodoma y Gomorra. Lot hizo la decisión de vivir allí, y debe escapar de las ciudades predestinadas a la destrucción.
La vida cristiana bendecida es una vida en comunión con Dios. Dios luego revela Su persona y Sus planes a Abraham, y a Abraham le fue posible actuar como intercesor ante Él, por otros. Esa es la porción dulce de todo hijo de Dios que permanece dentro de la voluntad de Dios.
Lot, por su parte, es un buen ejemplo de la vida de disolución. Lamentablemente, tenemos ambas clases de cristianos hoy en día: Aquellos que viven una vida bendecida, y aquellos que viven una vida de disolución. Hay aquellos que han hecho de sus vidas un verdadero naufragio. Se han salido de la voluntad de Dios. No sugeriríamos ni por un momento, que ellos hayan perdido su salvación, pero sí han perdido todo lo demás. Como dice el Apóstol Pablo, en su primera carta a los Corintios, capítulo 3, versículo 15: será salvo, aunque así como por fuego. Ahora, los versículos 1 y 2 de este capítulo 18 de Génesis, dicen.
1Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. 2Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, (Gén. 18:1-2)
Sabemos que ya Abraham es un hombre viejo. Fíjese usted cuán hospitalario es Abraham. Tal vez usted recuerde la historia o la ilustración que compartimos la última vez, y creemos que en realidad tiene base. Por supuesto, que jamás sucedió literalmente. Pero creemos que tiene buena base y que presenta la hospitalidad que existía en aquellos días. Los versículos 3 y 4 del capítulo 18 de Génesis, que estamos estudiando, dicen:
3y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. 4Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol, (Gén. 18:3-4)
Nos parecería muy extraño decirle a un desconocido que nos venga a visitar, que se lave los pies y entre en la casa. Estamos seguros que no lo diríamos a nadie hoy en día. Sin embargo, sin duda alguna, esta era la costumbre de aquellos días y es la costumbre más vieja que se conoce. Quizá recuerda usted que en el aposento alto nuestro Señor Jesucristo lavó los pies de Sus discípulos; aquello encerró un tremendo mensaje espiritual. Aquí, pues, Abraham lava los pies de ellos como símbolo de la hospitalidad verdadera. En aquel día, no se quitaban el sombrero al entrar en la casa; se quitaban los zapatos. Hoy día hemos cambiado un poco aquello y nos quedamos con los zapatos puestos, pero nos quitamos el sombrero. No estamos seguros de cualquier manera cuál de estas costumbres sea la correcta. A mis dos hijos les gustaba mucho andar descalzos en casa; y a veces cuando ibamos a salir, tenía que exigirles que se pusieran los zapatos porque simplemente les gustaba mucho quitarse los zapatos y andar descalzos en casa. Bien, Abraham, pues, invita a estos tres varones que le visitan a quitarse los zapatos, a lavarse los pies y a recostarse debajo de un árbol. Ahora, los versículos 5 al 8 de Génesis 18, nos dicen:
5y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho.
6Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo: Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo. 7Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa a prepararlo. 8Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron. (Gén. 15:5-8)
Vemos aquí que Abraham festeja en gran manera y prepara mucha comida. Comieron chuletas de ternera, o carne asada. Abraham no sabía a quienes en realidad estaba hospedando. Todo lo que sabía era que tenía tres visitantes. Ahora, nosotros descubrimos que estas visitas son realeza. Más adelante, en el Nuevo Testamento, se nos pide ser hospitalarios. El escritor a los Hebreos, en el capítulo 13, versículo 2, dice: No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Y ese era Abraham. Veamos ahora, los versículos 9 y 10 de este capítulo 18 de Génesis:
9Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. 10Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. (Gén. 18:9-10)
En aquel entonces, no era lo más correcto o apropiado que una esposa saliera y sirviera a las visitas. Y, mayormente cuando las visitas eran varones. Y aún hoy día se preserva esa costumbre en el oriente. De modo que las visitas preguntaron por Sara. Sara, entonces, se quedó con el “oído pegado a la cerradura de la puerta” y escuchaba todo. Ahora, tanto Abraham como Sara se dan cuenta de que sin saberlo, – habían hospedado – ángeles. Ahora, los versículos 11 y 12 de este capítulo 18 de Génesis, dicen:
11Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. 12Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? (Gén. 18:11-12)
Sara se ríe al pensar que puede tener un hijo. Ahora, ¿qué clase de risa es esta? Bueno, creemos que es la risa que dice: “me parece simplemente increíble”. Amigo oyente, permítanos recordarle una vez más que a lo mejor, todos hemos tenido experiencias así como ésta. Dios ha sido tan bueno para con nosotros, y en ciertas ocasiones nos hemos reído así como se rió Sara. Quizá, algo le pasó a usted que le parecía increíble, ¿verdad? Y, así se rió Sara. Sin embargo, Sara tuvo miedo. Veamos lo que dicen los versículos 13 al 15:
13Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? 14¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. 15Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído. (Gén. 18:13-15)
Ella tiene miedo y trata de evadirse, pero no puede evitar la verdad. Ahora, el versículo 16, dice:
16Y los varones se levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma; y Abraham iba con ellos acompañándolos. (Gén. 18:16)
Abraham iba acompañándoles en el camino para despedirse de ellos. Abraham vivía en un lugar, desde el cual podía mirarse hacia Sodoma y Gomorra. Algunas personas que han estado en esa tierra, cuentan que se han quedado asombrados porque les ha sido posible ver hasta muy lejos en un día claro. Desde Jerusalén podían ver a Belén, y desde las ruinas de la vieja Samaria, les fue posible divisar hasta Jerusalén. Dicen ellos que se puede pasar la vista al mar Mediterráneo y al mar de Galilea y es posible ver al monte de Hermón desde cualquier lugar. Es una vista tremenda. Aquí, pues, Abraham camina un poco con estos visitantes y ellos fácilmente pueden divisar hasta Sodoma y Gomorra allá en la distancia. Fueron grandes lugares de veraneo en aquellos días y debe haber sido un lugar delicioso y bello para estar. Notemos ahora, que Dios anuncia a Abraham Sus planes de destruir a Sodoma y Gomorra. Y para ello, leamos los versículos 17 y 18 de este capítulo 18 de Génesis:
17Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? (Gén. 18:17-18)
Dios sabe que va a destruir a Sodoma y Gomorra, pero hasta el momento lo había mantenido encubierto a Abraham. Ahora, note usted la razón que Dios da para explicar por qué lo va a revelar a Abraham. Abraham va a ejercer una influencia grande. Ha de influir en multitudes de personas en las generaciones venideras. Esa es la verdad aquí mismo en la radio; estamos hablando de Abraham y nos está influenciando a todos nosotros. No podemos evadirlo. Dios, pues, dice que es mejor no encubrir este hecho a Abraham, o Abraham se formará una idea equivocada de Dios. Está diciendo Dios que es mejor anunciar este hecho o estos planes, a Abraham. Leamos ahora los versículos 19 al 22 de este capítulo 18; y dice Dios:
19Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. 20Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, 21descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré. 22Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová. (Gén. 18:19-22)
Dios le dice a Abraham que Él conoce la situación que existe allí en Sodoma y Gomorra, pero que bajará para investigarla. En otras palabras, Dios nunca hace las cosas apresuradamente, ni a la carrera. Y es bueno que Dios le contara esto a Abraham. Si Dios hubiera destruido las ciudades de Sodoma y Gomorra, Abraham no lo hubiera comprendido y quizá hubiera pensado que Dios era un Dios dictatorial y vengativo. Abraham bien hubiera pensado que Dios no tenía misericordia de ninguna manera, ni consideración para aquellos que son de Él. Entonces, Abraham hubiera tenido un criterio torcido, equivocado en cuanto a Dios.
Dios entonces, le informa a Abraham lo que planeaba hacer y esto dio a Abraham tiempo para meditar sobre el asunto. Y es bueno que Dios hubiera hecho esto porque veremos que Abraham tuvo un concepto malo en cuanto a Dios, y en cuanto a Sodoma, y Gomorra. Estaba equivocado en cuanto a muchas cosas. Por eso mismo, Dios nos revela tantas cosas a través de Su Palabra. Hay muchas cosas que no nos cuenta porque no hay necesidad que las sepamos. Pero Dios nos revela lo suficiente de Sus planes, para que tengamos confianza en Él. El profeta Isaías, nos dice en el capítulo 35, versículo 8 de su profecía: Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará. Los dos hombres salieron para ir a Sodoma. Abraham estaba aún delante de Jehová. Notemos ahora cómo Abraham se acerca a Dios para interceder por los habitantes de Sodoma y Gomorra. El versículo 23 del capítulo 18 de Génesis, dice:
23Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? (Gén. 18:23)
Note usted que esa es la primera cosa que recordó. ¿Será justo Dios? Claro que pensaba en Lot. Lo había libertado una vez y ahora se encuentra Lot en peligro una vez más en Sodoma. Y Abraham le pregunta, y es posible que hubiera muchas veces que se preguntara acerca de Lot y su relación con Dios. Abraham cree que Lot es un hombre salvo y por tanto, le pregunta a Dios lo que piensa hacer en cuanto a los justos. Creemos que Abraham hubiera dicho que había muchas personas en Sodoma que a su juicio, eran salvas. No podía entender por qué Dios quería destruir la ciudad, ni por qué se llevaba a cabo la destrucción de los justos con los impíos. ¡Qué cuadro tenemos aquí! Leamos ahora los versículos 24 y 25; Abraham continúa hablando y dice:
24Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? 25Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? (Gén. 18:24-25)
Notemos que Abraham empieza con cincuenta justos. Parece estar seguro de que el Señor no destruirá las ciudades si hay cincuenta justos dentro de ellas. Abraham hace la pregunta que muchas personas han hecho a través de todas las edades. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de
hacer lo que es justo? Y hay una respuesta a esa pregunta. Todo el resto de la Biblia testifica el hecho de que el Juez de toda la tierra siempre hace lo que es justo. Lo que hace Dios es justo. Si usted no cree que Dios es justo, la dificultad no está con Dios sino con usted y su modo de pensar. Usted no sabe todos los hechos. Su modo de pensar por tanto no es justo. No le es posible saber todos los detalles. Si los supiera, sabría que el Juez de toda la tierra hace siempre lo que es justo. Nuestro juicio es imperfecto y limitado, pero Él es justo. Volvamos a los versículos 26 hasta el 28 de este capítulo 18 de Génesis, que dice:
26Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos. 27Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza. 28Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco. (Gén. 18:26-28)
Abraham consideraba la primera respuesta del Señor, y luego tuvo el valor de pedirle que perdonara a las ciudades si hubiera en ellas 45 creyentes. Cuando Dios le dice que la perdonará, Abraham se hace más valiente y pide que Dios salve las ciudades si encuentra en ellas cuarenta justos. Dios le responde que salvará las ciudades si encuentra en ellas cuarenta hombres justos. De modo que Abraham continúa pidiendo y sigue bajando de número. ¿Perdonaría Dios las ciudades por treinta hombres? Claro que sí. ¿Por veinte? Sí, como no. Abraham está realmente abrumado ahora y se arroja una vez más. Note usted lo que Abraham dice en el versículo 32:
32Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez. (Gén. 18:32)
Y el versículo 33, dice:
33Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar. (Gén. 18:33
La pregunta que haríamos nosotros aquí es, ¿por qué no bajó Abraham de número a otro menor que diez? Bueno, vamos a ver por qué. En este momento Abraham tiene miedo de que Lot se pierda y esto le perturba muchísimo. Por tanto, no baja a un número menor. Pero, bien pudo haber bajado al número uno, amigo oyente. Pudo haber dicho: “Señor, si hay un sólo hombre en aquellas ciudades que sea justo, ¿destruirás la ciudad?” ¿Sabe usted lo que Dios hubiera respondido? Dios hubiera dicho: Si hay uno que es justo en esa ciudad, voy a sacarlo de allí, porque no destruiría la ciudad si hay un solo justo allí. Y, ¿cómo es que sabemos que Dios respondería así? Bueno, porque eso es exactamente lo que hizo. Había un solo justo allí. Abraham pensaba que Lot se perdería, pero Dios conocía a Lot. Dios le dijo a Lot que saliera de aquella ciudad porque Dios no podía destruirla mientras Lot estuviera allí.
Amigo oyente, ¿sabe usted, que la tribulación, el período de la Gran Tribulación, no puede aparecer mientras que la iglesia esté en este mundo? Simplemente no puede acontecer, amigo oyente. Cristo llevó nuestro juicio, y la Gran Tribulación es parte del juicio venidero. Por eso mismo, la iglesia no puede pasar a través de ella. Este es un cuadro glorioso de esa verdad. Vamos a ver que Sodoma y Gomorra son un cuadro del mundo - ¡y, que cuadro! Y, ¡qué condición en la que está el mundo hoy! Muy parecida a la de Sodoma y Gomorra. No sabemos cuándo vendrá el Señor para quitarnos de este mundo. Puede que sea hoy o mañana, o cualquier otro día. Pero ciertamente será de acuerdo a la situación que tenemos pintada aquí en Sodoma y Gomorra.
Y aquí concluye el capítulo 18 del libro de Génesis, capítulo en el cual hemos encontrado una comprensión de la comunión bendita con Dios. Ahora, el cuadro va a cambiarse totalmente. Dejaremos a Hebrón en el valle de Mamre donde vivía Abraham, y descenderemos a la ciudad de Sodoma donde vive Lot. Y esto nos lleva al capítulo 19. Iniciaremos este estudio, Dios mediante, en nuestro próximo programa y confiamos que usted volverá a sintonizarnos. Le sugerimos ahora, leer todo este capítulo 19 de Génesis para estar informado de lo que daremos consideración en nuestro próximo estudio. Para ayudarle en su estudio de la Palabra de Dios tenemos a su disposición las notas y bosquejos, material que enviamos sin costo alguno de su parte. Solicite las notas y bosquejos escribiendo con toda claridad su nombre y dirección completos y en orden, sin que falte detalle alguno de sus datos personales, pues todos son de
importancia para el envío de este material a su dirección, sin contratiempos. Quedamos, pues, en espera de su carta. Será, entonces, hasta nuestro próximo programa, es nuestra oración que Dios le bendiga en gran manera!