16Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. (Gén. 15:16)
Dios dice que no puede poner la descendencia de Abram en esta tierra ahora, porque ama a los amorreos también, y quiere darles la oportunidad de volver a Él. Dios les dio unos 400 años. Ese es un tiempo largo para ver si volvían a Él, ¿no le parece? La única que volvió a Él en esa tierra fue aquella mujer cananea, Rahab, la ramera. Ella fue la única que volvió a Dios. Ella creyó en Él. Y, amigo oyente, eso es todo lo que Dios nos pide que hagamos: creer en Él. Por eso dio a los amorreos todos aquellos años de oportunidad. Leamos ahora, el versículo 17:
17Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. (Gén. 15:17)
Tanto el horno aquí, como la antorcha, hablan de Cristo. El horno, habla de juicio; y la antorcha, habla de Cristo como la luz del mundo. Ahora, los versículos 18 al 21, los versículos finales de este capítulo 15, dicen:
18En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; 19la tierra de los
ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, 20los heteos, los ferezeos, los refaitas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos. (Gén. 15:18 - 21)
Aquí vemos que Dios está demarcando los límites de la tierra que promete a Abram. Ahora,
¿qué es lo que promete hacer Abram? Simplemente, nada. Lo único que hizo fue creer a Dios. Y, amigo oyente, Dios le salvará a usted también, le salvará por Su gracia si usted cree lo que Él ha hecho en su favor.
Y aquí concluye nuestro estudio del capítulo 15 del libro de Génesis. Y llegamos ahora, al capítulo 16. En este capítulo vemos otra de las pruebas de Abram en la cual fracasó. Vemos la incredulidad tanto de Sarai, la esposa, como de Abram mismo; y también el nacimiento de Ismael. Abram disfrutó en el capítulo anterior, de una experiencia en la cumbre. Y uno pensaría que continuaría caminando en lugares altos ahora. Pero vemos que Abram no es perfecto. Notamos aquí un debilitamiento de su fe. La demora de Dios causó que Abram dudara, y que tratara de resolver un asunto por sí mismo. Trató de ayudar a Dios, lo cual Dios no aprobó. Es un chasco grande, después de haber estudiado el capítulo previo. El versículo 1 del capítulo 16, nos dice:
1Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. (Gén. 16:1)
Recuerde usted que ya dijimos que Abram adquirió dos cosas en la tierra de Egipto, las cuales le causaron grandes dificultades. Una causa de sus dificultades fueron las riquezas. La otra causa fue esta sierva egipcia que adquirió por allá. El versículo 2 nos dice:
2Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. (Gén. 16:2)
Lo que le sugirió Sarai era la costumbre general de aquel entonces. Cuando le era imposible a una esposa concebir un niño, había la concubina que lo hacía. Eso era según la ley y la costumbre de aquel día. Las implicaciones morales en las cuales usted y yo pensamos, no se encuentran aquí en este relato histórico. Sin embargo, esto no quiere decir que Dios lo aprobó. Dios no aprobó eso de ninguna manera, y lo va a dejar muy en claro. Abram y Sarai se criaron en Ur de los caldeos, donde esto era una práctica común; y el aspecto moral no es lo que para ellos era tan terrible. Lo terrible es que ellos simplemente no le creyeron a Dios. Cometieron un pecado y claro que fue un pecado. Y Dios lo trató como tal. Fue un pecado el que Abram tomara a Agar, la sierva de Sarai. Pero en nuestros días invertimos el énfasis y decimos que el tomar una concubina es pecado, pero no prestamos mucha atención a la incredulidad. Con todo, la incredulidad es el pecado mayor aquí; es decir, fue mucho peor que el otro. Ahora, la sugerencia de que Abram tomara a Agar fue idea de Sarai, y Abram le atendió. Parece que Abram cedió su posición como cabeza del hogar aquí, y siguió la sugerencia de ella. Veamos ahora lo que ocurre; leamos los versículos 3 al 5 de este capítulo 16 de Génesis:
3Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. 4Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 5Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo. (Gén. 16:3-5)
La sierva egipcia se convierte en la concubina de Abram, y esto por supuesto, no es la voluntad de Dios. Dios no va a aceptar la descendencia de ninguna manera. Y no la aceptó.
¿Por qué? porque estuvo mal. ¡No diga que Dios aprobó esto! Todo lo que se puede decir es que esto se relata en las Escrituras porque es un hecho histórico que tuvo lugar, pero eso no quiere decir que Dios lo aprobó.
Y podemos ver aquí el problema que surge. Agar despreciaba a Sarai porque pudo concebir un niño de Abram, mientras que Sarai no pudo hacerlo. De modo que por esa razón, miraba con desprecio a Sarai. Luego, Sarai se da cuenta de que ha hecho mal y dice: Mi afrenta sea sobre ti. Claro que hizo mal, amigo oyente. Dios no va a aceptar esto, y servirá de angustia a Abram. Notamos aquí que no están confiando de veras en Dios como debieron haber confiado. Después de todo, Abram en ese entonces tenía 90 años, y Sarai tenía 80 años. Quizá habían llegado a la conclusión de que ya no iban a tener un hijo.
Quizá Sarai buscó una explicación racional, y creyó que esa era la manera en que Dios quería que actuara. Creía que debían seguir la costumbre de aquellos días. Sin embargo, fue todo contrario a la manera en que Dios hace las cosas. Ahora, es importante recordar, que simplemente porque este hecho se encuentra en la Biblia, no quiere decir que Dios lo aprueba. Este Libro es inspirado, y es un relato exacto. Pero, en él hay muchas cosas que se encuentran escritas, las cuales Dios no aprobó, y esta es una de ellas. Leamos ahora el versículo 6 de este capítulo 16 de Génesis:
6Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca. Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia. (Gén. 16:6)
Agar huyó. Y probablemente eso hubiera significado la muerte para ella, y ciertamente para el niño. Y el versículo 7 dice:
7Y la halló el ángel de Jehová ... (Gén. 16:7a)
Y creemos que este es el Cristo pre-encarnado; y es característico de Él. Siempre buscando a los perdidos. Y en los versículos 7 al 10 de este capítulo 16 de Génesis, leemos:
7Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. 8Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora. 9Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano. 10Le dijo
también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud. (Gén. 16:7-10)
Agar había corrido una gran distancia antes de que el ángel de Jehová se le apareciera. El Apóstol Pablo, en el capítulo 4 de su epístola a los Gálatas, se sirve de todo este incidente aquí como una alegoría, y nos explica su significado. Pablo, habla de Agar y su descendencia como si fuera Sinaí, donde fue dada la ley, y la legalidad de ella y la servidumbre de ella. Luego, habla de Sarai, la que es libre. La que realmente pertenecía a Abram era Sarai, la cual era su esposa.
Ahora, hemos sido unidos a Cristo. La iglesia ha sido desposada con Cristo. El Apóstol Pablo dice que la iglesia es como una virgen pura, y que un día será la novia de Cristo. Amigo oyente, usted no querrá estar bajo la ley. Esa es otra cosa que ni usted ni yo necesitamos. Eso sería como Agar, y ese es precisamente el punto que destaca Pablo en su epístola a los Gálatas. Si usted es la novia de Cristo, si es libre como Sarai, pues, no es necesario tratar de ser como Agar y ponerse bajo la ley. Todo este asunto será una causa de tristeza grande. Ya lo es para Sarai, pero no sólo hará efecto en ella. Será causa de tristeza aún más grande para Abram, más adelante. Ahora, el ángel de Jehová habla acerca del niño. El niño es hijo de Abram. Leamos los versículos 11 y 12 de este capítulo 16 de Génesis:
11Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción. 12Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará. (Gén. 16:11-12)
¿Ha mirado usted este versículo a la luz de unos 4.000 años de historia? ¿Ha observado el Medio Oriente y lo que está sucediendo por allá hoy? Es un hombre fiero. Esa ha sido la historia por los siglos de esas tribus beduinas del desierto. Son los descendientes de Ismael, y es un cumplimiento de la profecía que Dios dio. Les dirán ellos que son los hijos de Ismael. También son los hijos de Abram, pero proceden de Abram por medio de Ismael. Ahora, los versículos 13 y 14, nos dicen:
13Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve? 14Por lo cual llamó al pozo: Pozo del Viviente-que-me-ve. He aquí está entre Cades y Bered. (Gén. 16:13-14)
Dios es muy bondadoso para con ella. No es el pecado de ella, y por tanto Dios la trata con mucha bondad. Y creemos firmemente que el ángel de Jehová aquí es el Cristo pre-encarnado que salió a buscar al perdido. Él es tal tipo de pastor, y le trae esta buena palabra.
Ahora ella tiene un nuevo concepto de Dios. Se dio cuenta que Él la vio, y esto fue algo nuevo para ella. A lo mejor no lo reconoció, pero sin duda, ella tenía una idea muy primitiva en cuanto a Dios. Se sintió abrumada por el hecho de que había sido vista por Dios.
Esto no nos parece muy impresionante hoy, porque tenemos un concepto más alto de Dios que aquel. Pero, espere un momento, sin duda somos tan deficientes en conocer acerca de Dios de veras como Agar. Es difícil que un hombre tan finito tenga un concepto del Dios infinito. Todos somos verdaderamente deficientes en comprenderlo, y en conocerlo. Creemos que es un tema que nos ocupará por todas las edades sin fin de la eternidad, simplemente tratando de conocer a Dios. Y es digno del estudio de cualquier hombre. El aprender a conocer a Dios es algo que dignificará la posición del hombre por toda la eternidad. Leamos ahora los versículos 15 y 16 de este capítulo 16 de Génesis:
15Y Agar dio a luz un hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael. 16Era Abram de edad de ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael. (Gén. 16:15-16)
Recuerde usted que Ismael es el hijo de Abram. Abram tiene ahora 86 años. Antes de seguir al próximo capítulo, quisiéramos recapitular lo que ya hemos dicho en cuanto a las pruebas que Dios da a Abram. Dios se le apareció siete veces. Hemos notado que hubo ciertos fracasos en la vida de Abram, pero que también hubo éxitos. Y quisiéramos bosquejar las siete pruebas que Dios le dio a Abram.
Dios le llamó a salir de su ciudad natal, Ur de los caldeos, y de sus parientes. Tenía que desistir de sus ambiciones y planes personales. Tenía que dejar atrás a sus parientes, a su familia. Abram respondió parcialmente a esto. Su fe fue débil e imperfecta, pero, por lo menos, salió. El resultado final es que llegó a la tierra de Canaán con seguridad, y fue bendecido.
En segundo lugar, hubo hambre en la tierra de Canaán. Y entonces Abram huyó de la tierra de Canaán y fue hasta Egipto. Allí adquirió las riquezas y adquirió también la sierva Agar. Ahora, estas dos cosas, tanto las riquezas como la sierva Agar, le sirvieron de tropiezo.
Ahora, en tercer lugar, a Abram le fueron dadas riquezas y ellas son una prueba de veras. Las riquezas han servido de tropiezo a muchos hombres. Algunas veces hemos deseado que el Señor nos permitiera este tipo de prueba, en vez de alguna de las otras pruebas que nos ha dado. Pero, lo que ocurre es que Dios no puede tener confianza a veces con nosotros en lo que respecta a las riquezas. Abram realmente no se olvidó de Dios, porque fue generoso y magnánimo con su sobrino Lot. Sin embargo, las riquezas le separaron de Lot. Luego, Dios se le aparece de nuevo.
En cuarto lugar, a Abram le fue dado el poder para derrotar a los reyes de oriente. Y aquella fue una verdadera prueba, y salió vencedor de ella. Luego, encuentra a Melquisedec quien salió al encuentro suyo, y creemos que fortaleció a Abram para la prueba, y por tanto, Abram rehusó recibir los bienes del botín de la guerra. De modo que, Dios se le aparece a Abram y le consuela.
En quinto lugar, notamos que Dios demoró en dar a Abram un hijo por medio de su esposa Sarai. Ambos fueron impacientes y por sugerencia de Sarai trataron de resolver el asunto por sí mismos, saliéndose de la voluntad de Dios. Y allí resultó entonces, el nacimiento de Ismael. Los árabes del desierto hoy, todavía están en una confrontación con la nación de Israel, y quizá continuarán haciéndolo hasta el milenio.
En sexto lugar, veremos más adelante que la sexta prueba fue la destrucción de Sodoma y Gomorra. Abram pensaba que había muchos justos en las ciudades, y por tanto intercede por ellas. De esta experiencia, Abram se da cuenta que el Juez de la tierra hace siempre lo que es bueno. Dios no destruye a los justos con los malos.
Y en séptimo lugar, el sacrificio de Isaac. En esta prueba, Abram obedece a Dios implícitamente, y sin reserva. Ahora ha llegado al lugar donde es el hombre de fe, y al lugar en que Dios quería que estuviera.
Y esto, concluye nuestro estudio del capítulo 16 del libro de Génesis. Nos encontramos ahora en el capítulo 17. Este capítulo es la clave del libro del Génesis. Algunos creen que este es el capítulo clave de la Biblia. En él, Dios hace Su pacto con Abram y cambia el nombre de Abram por Abraham. También Dios confirma Su promesa a Abraham en cuanto al hijo que le ha prometido.
El pacto de Dios con Abraham aquí toca dos cosas importantes. Se relaciona con una descendencia y con una tierra. Dios se revela a Abraham por un nuevo nombre: el Shaddai, el Dios Todopoderoso. También, le da a Abram un nombre nuevo. Hemos estado utilizando los dos nombres, llamándole Abram y Abraham, pero realmente hasta este punto, su nombre fue Abram; y ahora se cambia por Abraham. Abram significa “padre enaltecido”, y Abraham, significa “padre de una multitud”. Ahora, Ismael no es el hijo que Dios había prometido a Abraham aunque Dios promete hacer de él una grande nación. Este capítulo explica con claridad que debe haber otro hijo.
Encontraremos ahora que Abraham tiene 99 años. Tenía 86 cuando le nació Ismael, y no fue sino hasta 14 años después que le nació Isaac. El versículo 1 del capítulo 17 de Génesis, dice:
1Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. (Gén. 17:1)
Dios revela a Abram un nombre nuevo, El Shaddai, el Dios Todopoderoso. Y el versículo 2, dice:
2Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. (Gén. 17:2)
Esta palabra “pacto” aparece en este capítulo unas 13 veces. Hay 27 versículos en todo el capítulo, y visto que la palabra “pacto” aparece 13 veces, podemos notar que es muy importante. Evidentemente, Dios está hablando acerca del pacto. Vamos a escucharle. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera.
Esta es la quinta aparición de Dios a Abraham. Y, no es solamente la quinta aparición de Dios a Abraham, sino que Dios llega para hacer el pacto y para reafirmar la promesa que ha hecho con respecto a un hijo. Esto excluye absolutamente al niño Ismael como el hijo prometido. Estamos seguros que esta es una de las razones importantes por la cual todo sucedió así como sucedió.
El Apóstol Pablo habla acerca de esto en el cuarto capítulo de su carta a los Romanos, versículo 19, donde dice: Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. (Rom. 4:19)
La matriz de Sara era realmente una tumba. Fue un lugar de muerte. De la muerte llegó la vida. Nació Isaac. Y así, el Apóstol Pablo concluye el capítulo haciendo una comparación entre Isaac como nacido de una matriz muerta, y la resurrección de Jesucristo nuestro Señor. Dice Pablo: el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación. (Rom. 4:25)
La vida que procede de la muerte. Esa es exactamente la promesa que Dios hace a este hombre Abraham. Tenía ya 99 años y eso quiere decir que Sara tiene 89 años. Al nacer Isaac, Abraham tenía 100 años, y Sara tenía 90 años. Ahora, los versículos 3 y 4, dicen:
3Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: 4He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. (Gén. 17:3-4)
Se nos dice que será el padre de muchas naciones. Piense en ello, amigo oyente. Por unos 4.000 años, ha habido las dos grandes líneas de Abraham. Hay la línea de Ismael, y la línea de Isaac, y ha habido millones en cada línea. ¡Qué familia! ¡Qué reunión de familia! Luego, añaden a éstas la descendencia espiritual de Abraham, nosotros que somos llamados los hijos de Dios por la fe en Cristo. Por eso, el Apóstol Pablo llama a Abraham el padre de todos nosotros, en su carta a los Romanos, capítulo 4, versículo 16. Él es el padre de los creyentes en Cristo, y de las naciones de Israel y de los árabes. Ciertamente Dios cumplió su promesa. Dijo hace más de 4.000 años que Abraham sería el padre de muchas naciones. Ahora, el versículo 5, dice:
5Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. (Gén. 17:5)
Abram, como dijimos ya, significa “padre enaltecido o padre de la altura”. Podríamos decir “padre exaltado”; y Abraham, significa “padre de una multitud”.
Y aquí vamos a detenernos por esta ocasión, y continuaremos considerando el capítulo 17 de Génesis en nuestro próximo programa. Hasta entonces y ¡que Dios le bendiga ricamente es nuestra oración!