En 1945, se descubrió en Egipto una copia del Evangelio de Tomás escrito en copta, entre trece códices encuadernados en cuero y preservados en una tinaja, según lo expresado por Evans.
-Lo que resulta particularmente interesante es que la mayor parte del material de Tomás encuentra un paralelo en Mateo, Marcos, Lucas, Juan, y en ocasiones a Pablo y otras fuentes. Más de la mitad de los escritos del Nuevo Testamento se citan, se establece un paralelo con ellos, o se hace alguna alusión a su contenido en el libro de Tomás.
-¿Qué le revela eso? -le pregunté.
- Me dice que es tardío -me respondió-. No conozco ningún escrito cristiano anterior al año 150 que haga tantas referencias al Nuevo Testamento. Consideremos las Epístolas de Ignacio, obispo de Antioquía, escritas alrededor del año 110 d.C. No contiene citas ni de la mitad del Nuevo Testamento. Entonces llega el Evangelio de Tomás y muestra estar familiarizado con catorce o quince de los veintisiete escritos del Nuevo Testamento.
Levanta las cejas y agrega
-¿Y la gente quiere fecharlo a mediados del primer siglo? ¡Vamos!
Lo interrumpí.
-Elaine Pagels me dijo que ella ha tomado lo que llama una «perspectiva conservadora» en cuanto a la fecha y la coloca entre los años 80 y 90. Stevan L. Davies dice que el escrito de Tomás «es completamente independiente de los Evangelios del Nuevo Testamento; que muy probablemente ya existiera antes de que aquellos fueran escritos. Y que se debería fechar entre los años 50 y 70». (Stevan L. Davies, The Cospel of Thomas andChristian Wisdom, Seabury, New York, 1983, p. 146)
-¡Oh, eso es absurdo!
Sin inmutarme, continué diciendo
-John Dominic Crossan dice que el texto que tenemos al presente emergió alrededor de los años 60 o 70, pero que una edición anterior se remonta bastante más atrás, hasta los años 50 (Ver el libro de John Dominic Crossan The Historical Jesus: The Life of a Mediterranean Jewish Peasant, Harper Collins, San Francisco, 1991, pp. 427-434). Si está en lo correcto, eso significa que el escrito de Tomás contiene material muy temprano. ¿Está equivocada esa gente?
-Están equivocados por varias razones me dijo-. En primer lugar, como ya lo expliqué, el escrito de Tomás incluye demasiado del Nuevo Testamento. No solo eso, sino que muestra ciertas formas que reflejan el desarrollo posterior de Lucas y Mateo.
-Explíqueme lo que quiere decirle respondí.
-Mateo y Lucas en algunos casos mejoran la gramática y la elección de términos hecha por Marcos. El Evangelio de Marcos no fue pulido en términos de gramática griega y estilo, en tanto que los de Mateo y Lucas son mucho más pulidos. Y en el Evangelio de Tomás descubrimos en los dichos de Jesús esas formas más pulidas de Mateo y Lucas. Así que el escrito de Tomás no hace referencia al Evangelio más temprano de Marcos sino a los posteriores de Mateo y Lucas. También encontramos referencias al material propio que solo se encuentra en Mateo o en Lucas, acerca de los cuales los eruditos piensan que son posteriores y no anteriores a Marcos.
-Y Tomás contiene material tomado del Evangelio de Juan. ¿Cómo puede haber sido escrito en los años 50 y 60 y sin embargo con tener el material juanino que no se escribió hasta los años 90? La cosa se pone aun peor cuando descubrimos que parte del material refleja ciertos desarrollos sirios.
Nuevamente le pedí que me explicara.
-Los Evangelios fueron publicados en idioma griego -me dijo-. Por ese entonces, el cristianismo ya se había extendido a grupos de personas con distintos idiomas. Por supuesto, se expandió hacia el este, donde la gente hablaba una forma del arameo llamado siríaco.
-¿De modo que los Evangelios fueron traducidos al siríaco?
No de inmediato. Hubo un hombre llamado Tatian que desarrolló una armonía escrita de Mateo, Marcos, Lucas y Juan en el año 175. Se la conoce como el Diatessaron, lo que significa «a través de los cuatro». Lo que hizo fue combinar los cuatro Evangelios en uno, y presentarlos en siríaco. De ese modo, los primeros cristianos de lengua siríaca que tuvieron acceso a los Evangelios no lo hicieron en forma separada a los escritos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, sino de un modo combinado y armonizado.
-Al combinar las expresiones de los cuatro Evangelios, Tatian creó algunas formas nuevas, debido a que estaban tomadas en parte de Mateo, en parte de Lucas o de alguno de los otros. Y aquí nos encontramos con el argumento decisivo: esas formas siríacas distintivas aparecen en el Evangelio de Tomás.
-Y lo que es más, un estudio realizado por Nicholas Perrin ha descubierto que en ciertos lugares el Evangelio de Tomás muestra estar familiarizado con el ordenamiento y arreglo del material del Diatessaron. Todo eso significa que debe haber sido escrito con posterioridad al Diatessaron del año 175. Ahora todo comienza a cerrar. Por supuesto, el escrito de Tomás muestra conocer más de la mitad del Nuevo Testamento. Hacia finales del segundo siglo se estaba en una situación de poder conocer hasta allí. Y Tomás también refleja ideas sirias».
-¿Cómo cuáles?
Evans a su vez me respondió con otra pregunta.
-¿De qué manera se refiere el Evangelio de Tomás a Tomás?
- Como Judas Tomás -propuse.
- Correcto -me dijo-. Encontramos ese nombre en la iglesia siria, y en ningún otro lado. La iglesia siria también había incursionado bastante en el ascetismo. No les gustaba la posesión de riquezas. No les gustaban los hombres de negocios y el comercio. Eso aparece en el escrito de Tomás. Estaban embarcados en el elitismo y el misticismo. Y, ¿a que no adivinan?
¡Eso también aparece en el libro de Tomás!
-Pero aquí viene la evidencia más interesante. Si uno lee el escrito de Tomás en griego o en copta, parecería que los 114 dichos (de Jesús) no aparecen en un orden determinado. Pero si se los traduce al siríaco, emerge algo muy interesante. De repente se descubren más de quinientas palabras sirias clave que unen virtualmente los 114 dichos, con la finalidad de ayudar a la gente a memorizar el evangelio (Ver: Nicholas Perrin, Thomas and Tatian:The Relationship Between the Cospel ofThomas and the Diatessaron, Academia Bíblica 5, Society of Biblical Literature, Atlanta, 2002; Nicholas Perrin, «NHC 11,2 y los Fragmentos Oxyrhynchus, P.Oxy 1, p. 654-655;«0verlooked Evidence far a Syriac Gospel of ThomaS», Vigiliae Christianae 58, 2004, pp. 138-151; y Nicholas Perrin, Thomas, the Other Cospel, John Knox Press, Louisville, Westminster, 2007). En otras palabras, el dicho número 2 es seguido por el 3 porque el 2 contiene una palabra que también aparece en el 3. Y el dicho 3 tiene cierta palabra que conduce al dicho 4. Se trata de una ayuda de memoria.
-Así que contamos con dichos claramente siríacos, notamos que a Tomás se lo llama Judas Tomás, contamos con palabras claves en siríaco, y descubrimos un conocimiento de más de la mitad del Nuevo Testamento. ¿A qué nos conduce todo eso? Todo indica que el Evangelio de Tomás fue escrito a finales del segundo siglo, no antes del año 175, y probablemente más cerca del año 200.
Le pregunté: -¿Y qué del argumento que señala que hubo una edición más temprana de Tomás, que incluía elementos más antiguos, que han quedado encubiertos en el texto?
-Obviamente, el escrito de Tomás se apoya en algunas tradiciones heredadas. Así que, sí, hay algún material anterior dentro de él», me dijo. «Pero al decir que hubo un Evangelio de Tomás más temprano (una unidad coherente, completa, diferenciada), se está afirmando algo para lo cual hay que tener evidencias. Francamente, no se cuenta con tal evidencia.
¿Piensa usted que existe algún argumento legítimo por el cual el escrito de Tomás deba ser incluido en la Biblia? -le pregunté.
-No. Lo siento, pero no puede ser incluido -insistió-. Si el escrito de Tomás fuera incluido, entonces, ¿por qué no el Diatessaron,dado que constituye su fuente? ¿Y por qué no cualquier otra mezcolanza escrita por alguien a finales del segundo siglo, que utilizara material de fuentes de segunda y tercera mano, los combinara y creara un escenario falto de autenticidad? Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueron anteriores a todos esos otros evangelios, y cuentan con conexiones creíbles con fuentes de la primera generación apostólica, y con testigos presenciales. La única manera de negarlo es decir: Bueno, no me importa lo que indiquen las evidencias.