El Libro de Daniel, además de las lecciones tan poderosas que contiene, también es un texto de valor, que ha sido y es una inspiración para los cristianos que han tenido que soportar dificultades increíbles a través de los siglos en manos de sus verdugos que los han atormentado.
En el año 2006, Evans estuvo entre los eruditos bíblicos que develaron la cuestión del largamente perdido Evangelio de Judas, des cubierto hacia fines de 1970, y que recorrió un largo camino hasta acabar convirtiéndose en el centro de un intenso interés mundial.
Popularizado por la novela de Dan Brown, El código Da Vinci, el Evangelio de María se ha puesto cada vez más de moda, en especial entre las mujeres que interpretan que valida el liderazgo femenino dentro de la iglesia.
-La historia conserva por lo menos media docena de referencias que señalan que hubo un evangelio supuestamente escrito por Tomás -dijo Evans respondiendo a mi pregunta con respecto al documento-.Y, de paso, no se creyó ni por un minuto que ese evangelio realmente se remontara hasta Tomás el discípulo, ni que fuera auténtico, ni de la primera hora. Nadie dijo: «Muchachos, espero que podamos encontrar el evangelio perdido de Tomás porque se trata de un tesoro». Lo que se dice es que «alguien cocinó esto bajo el nombre de Tomás, pero nadie cree que haya sido él».
Como ulterior prueba de la autenticidad de esta historia, está expedita para usted una narración de Thedoricus de Niem (secretario del Papa), “Juan llamado el Inglés, fue una mujer nacida en Mentz, y ella estudió en Atenas vestida como hombre, beneficiándose muy bien de las artes y que viniendo a Roma, leyó allí las ciencias liberales, guardando tan adecuada lectura, que muchos de la mejor clase llegaron a ser sus oyentes; posteriormente con un magnífico consentimiento fue elegida Papa y vivió en esa dignidad dos Años y más; pero soportando más que antes la ociosidad y el placer, no pudo vivir así continentemente como ella hizo en su mezquina y todavía erudita condición.
Reseña del libro “Yo declaro, 31 promesas para proclamar sobre su vida”, Joel Osteen, (New York, NY: Hachette Book Group, Inc., 2013). 174 páginas.
Este ilustre alemán, teólogo y reformador de la Iglesia, fue hijo de Juan Lutero y de Margarita Ziegler, y nació en Eisleben, una ciudad de Sajonia, en el condado de Mansfield, el 10 de noviembre de 1483.
Los pontífices romanos, que habían usurpado el poder sobre varias iglesias, fueron particularmente severos con los bohemios, hasta el punto de que les enviaron dos ministros y cuatro laicos a Roma, en el año 997, para obtener reparaciones del Papa.
No será inapropiado dedicar unas pocas páginas de esta obra a dar un breve detalle de las vidas de algunos de los hombres que primero dieron pasos, con indiferencia al poder fanático que se oponía a toda reforma, para detener la marea de la corrupción papal, y sellando las puras doctrinas del Evangelio con su sangre.
Cuando la religión reformada comenzó a difundir la luz del Evangelio por toda Europa, el Papa Inocente III temió en gran manera por la Iglesia de Roma.